Una casa con vistas al sol

360gradospres pregunta a un experto en arquitectura por qué en España seguimos construyendo sin tener en cuenta nuestro medio ambiente.

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En más de una ocasión todos hemos escuchado en el piso de unos amigos o cuando un vendedor nos está enseñando un inmueble que “está muy bien orientado”. Entonces asalta la pregunta: ¿y por qué no están todos los hogares orientados en la dirección que ofrezca durante el día mejor temperatura y horas de luz?¿no se debería tomar por norma para crear hogares energética y ecológicamente eficientes?

360gradospress  busca  respuestas durante una charla con el catedrático de Arquitectura de la Universidad de Sevilla, José María Cabeza Lainez, experto en arquitectura medioambiental. Cabeza, que es además cónsul general de Japón en Andalucía, nos da algunas claves sobre las diferencias entre el país nipón y occidente, minutos antes de impartir una conferencia en la ETS de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Valencia.

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Eso sí, primero queremos saber qué es Diana X, una herramienta de simulación informática que ha desarrollado con su grupo de investigación en la universidad sevillana. Según explica Jose María Cabeza, este útil “sirve para disminuir y controlar el cambio climático que se produce debido a la edificación y el urbanismo”. Es decir, que después de introducir una serie de datos muy básicos nos dice “qué cantidad de energía va a necesitar cualquier edificio desde la fase de boceto en cualquier parte del mundo. Con antelación se sabe el sol que se va a tener y la temperatura. Por horas, días, estaciones. También se aplica a lo urbano, podemos saber a qué temperatura se va a poner una plaza o una calle”, señala.

Le indicamos a Cabeza que en pleno siglo XXI todavía encontramos errores de bulto en mucho edificios, dándole la espalda al sol o problemas de humedad ¿no tenemos consciencia de esa relación entre el edificio y el medio ambiente? La respuesta es que no. “Hay un problema filosófico previo que mencioné en mi ensayo El espíritu de la tragedia y es que la cultura mediterránea no es muy dada a la predicción de fenómenos ambientales, particularmente de catástrofes, señala el experto. “Porque es preferible lamentarlos a prevenirlos, filosóficamente resulta más placentero. Después hay otras cuestiones como la idea de la arquitectura como  algo exclusivamente  artístico, humanístico, cuando evidentemente la ciencia también es cultura. Lo que queremos es proponer una alianza entre arquitectura y ciencia”, sentencia. Así, apunta que “herramientas como Carma que la  puede hacer funcionar cualquiera aunque no sea arquitecto – pues dice haberla probado hasta su sobrino de 12 años-  pueden ayudar a cambiar la mentalidad del diseño”.

Insistimos, ¿y no parece ser que antiguamente se construía más que ahora pensando en todo ello? “Sí, pero ello tenían el primer método científico que era la observación y experimentación de los fenómenos porque vivían siempre en la misma zona y no se trasladaban. Ese conocimiento pasaba de generación en generación, y eso no ocurre ahora”, indica. “Ahora una persona nacida en Valencia vive en Manhattan y luego se cambia a Ciudad del Cabo, y a los arquitectos igual nos encargan para dentro de un mes proyectos en sitios donde nunca hemos estado…El templo de Amón en Karnak se construyó durante 1.000 años, ¿se imagina mil años de obra? La catedral de Jaén tardó 300 años…en ese tiempo ya puedes ver que algo no ha quedado bien y lo haces de otra manera. Ahora no. Yo he construido en tres meses 50.000 metros cuadrados en Sevilla. Si no lo has visto antes en el ordenador no se puede experimentar nada, la obra tiene que ser totalmente definida y no se puede cambiar nada. Por eso debemos usar este tipo de herramientas muy rápidas y de amplia difusión”, señala en referencia a DianaX.

España, por detrás de Europa
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El profesor nos explica que en Europa está más avanzada en el asunto pues “no se concibe un edificio que no tenga estudio ambiental incorporado y obligatorio, y aquí todavía es muy común  hacer edificios sin un consultor ambiental”. José María añade que “en un edificio si se cae la estructura, pueden haber daños y víctimas, pero si en un edificio hay poca luz o mala temperatura pues en principio en el Mediterráneo no muere nadie, muy raramente, y por eso no está muy considerado”.

Según José María Cabeza para prever como será la casa del  futuro hay que tener en cuenta que lo más preciado en los próximos años será el sol, la luz, la ventilación, la acústica agradable. “Ahora ya no necesitamos un espacio donde vivir, trabajar. Hoy todo lo trabajamos en un soporte como un pen drive, ¿qué apreciaremos ahora que no necesitamos la silla, la mesa?”, se pregunta, y a continuación responde: “poder tener la luz, el sol, la brisa, todo lo relacionado con la naturaleza que es precisamente lo que ha enseñado la cultura japonesa. La reverencia por la naturaleza es la clave de la civilización en Japón, y aquí lo hemos perdido un poco. Hemos domesticado la naturaleza, mientras que en Japón es indomesticable porque es terrible; pero aquí como es más suave y agradable hemos prescindido de la naturaleza. Ahora estamos volviendo a ella y esa será la línea futura sin duda”, explica Jose María, también licenciado en Estudios de Asia Oriental y primer cónsul de Japón en Sevilla desde hace 400 años.

Después de esta respuesta no cabe sino preguntar cómo hoy se observa esa mentalidad en el país nipón. Señala que “allí lo más perfecto en lo estético es lo natural”  y añade que “no hay ningún edificio en Japón que no esté orientado al sur, por ejemplo. Es la única norma urbanística que de hecho existe: que nadie le pueda dar sombra a otro. En Tokio tu puedes hacer un edificio con forma de la esfinge siempre que no le tapes el sol al otro”.

Continúa José María señalando que “hubo en Inglaterra ordenanzas urbanísticas en este sentido pero ahora debe estar muy abandonado porque cuando yo daba clase allí mis alumnos japoneses me preguntaban  por qué  no se orientaban al sur. También en New York hubo alguna normativa a principios del siglo XX o en Alemania. Pero ahora está un poco  no sé si superado, obviado, o hay otras presiones especulativas. La arquitectura solar es lo que más va en contra de la especulación, porque lo que la favorece es decir que cualquier metro cuadrado es igual de caro que el de al lado para sacar más beneficio. Mientas que la ambiental te dice que este metro cuadrado sí puede ser y aquel no puede ser, por lo que no puedes especular tanto”.

Y, ¿cómo lograremos que en España avances en este ámbito?¿Debe partir de los arquitectos o del Gobierno? Para el profesor “debe ser un esfuerzo conjunto, los arquitectos deben darse cuenta de su enorme responsabilidad en la cuestiones ambientales y en el cambio climático. Ahora mismo ha dicho Al Gore, que el 50% del cambio climático se debe al sector de la edificación. El arquitecto  dirá ‘será por la industria o los transportes, pero yo no tenga nada que ver’. Pero el 50% es responsabilidad nuestra,  y hay que asumir y abordar ese papel desde un punto de vista científico y objetivo.  En paralelo creo que la administración va a ir siendo sensible a esas cuestiones. Y así es como esperanzadoramente tendremos un futuro que podamos elegir nosotros”, sentencia.

Marga Ferrer

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