Lucha sin respiración por la victoria

El Kabaddi es un deporte de lucha con 4.000 años de antigüedad prácticamente desconocido en España al que algunos deportistas y aficionados muy viajados tratan de dar voz a nivel nacional. Esta semana 360 Grados Press se hace eco de uno de ellos y entra al campo de juego para amplificar esa difusión.

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Hombres y mujeres corpulentos cuya bravura y fuerza deben prevalecer en el campo de juego inician ataques defensivos y capturas con el tacto como fin común al tiempo que transforman un acto a priori violento en una danza en la que los cuerpos se fusionan y donde un canto sin pausa resuena con la respiración como límite: “kabaddi, kabaddi, kabaddi”. Puede resultar poético, pero ¿qué actividad física de contacto no llega a serlo en algún momento?

 

Deportes milenarios como el Kabaddi, que nacieron entre la superstición, la adoración divina y el entretenimiento en sociedad no están lejos de ser un ejercicio que implique un componente artístico. Aunque a muchos les resulte extraño este nombre, se trata de un deporte cuya tradición se remonta 4.000 años atrás en la India, aunque su práctica se fue expandiendo rápidamente por otros países asiáticos como Bangladesh y Pakistán.

 

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Este deporte enfrenta a dos equipos de siete jugadores en un campo de 13×10 metros que se reparten en sus dos mitades separadas por una línea. El juego comienza con el envío de uno de los miembros del equipo, el ‘raider’ (corredor), al terreno contrario para tocar a un rival y, con ello, eliminarle y volver rápidamente a su lugar de origen sin ser capturado por el excluido en cuestión. Si este no logra cumplir con su cometido, será expulsado del campo definitivamente y, si sucede al contrario, será el ‘raider’ el que deje de participar. Ambos equipos se juegan en ese enfrentamiento la suma de un punto.

 

Por su parte, los defensores, para evitar ser tocados por el ‘atacante’, deben formar cadenas con el entrelazado de sus manos y cercarle. Una de las normas más curiosas del partido es que, mientras todo esto sucede, el ‘raider’ debe entonar el canto “kabaddi” (una redundancia realmente, ya que esta palabra significa ‘canto’ en India) una y otra vez sin parar ni respirar hasta que realice el ‘toque’ de gracia. De hecho, si coge aire o se equivoca, queda eliminado. Finalmente, gana el equipo que consigue más puntos o que caza a todos sus adversarios.

 

El Kabaddi en los campeonatos oficiales

A pesar de su antigüedad, este deporte no ha llegado a las competiciones mundiales hasta hace relativamente poco tiempo. Su entrada estelar en los Juegos de Asia, en la ciudad japonesa de Hiroshima, como exhibición en 1994, le dio la posibilidad de mantenerse como deporte fijo hasta la actualidad, con la India como país ganador en cada edición cuatrienal.

 

Esta visibilidad, junto a su federación a nivel mundial a través de la World Kabaddi Federation, que incluye a 31 países, y al trabajo de difusión que han hecho jugadores de origen hindú y bengalí por todos los continentes, ha hecho que su práctica llegue a países tan dispares como Canadá, Reino Unido (cuentan con ligas profesionales), Estados Unidos, Argentina e Italia y que en 2014 se pusiera en marcha la World Kabaddi League, liga mundial profesional que se juega por equipos en distintas ciudades del mundo.

 

La velocidad y agilidad de un ‘raider’ canario

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Uno de los últimos países en interesarse por el Kabaddi ha sido España que en 2013 formó a contrarreloj un equipo compuesto por luchadores de la Federación Española de Lucha y jugadores de rugby para poder participar como invitado en la Copa del Mundo de este deporte que se celebró en la ciudad india de Punjab.

 

Los ojeadores de Kabaddi no estuvieron despistados y dirigieron la mirada durante esta competición hacia el joven Juan Espino, un ‘raider’ canario que destacó por su velocidad y agilidad en el campo y que practica cerca de 20 modalidades diferentes de lucha. “Fue una experiencia increíble, ya que en este país se vive el kabaddi con la misma intensidad que aquí el fútbol”, expresa Espino.

 

Su significativo trabajo en esta competición le ha reportado multitud de ofertas para formar parte de equipos en sus ligas nacionales e internacionales como los de Canadá, la India, Dubai, Estados Unidos y Reino Unido, donde jugó con el Erith & Woolwich Kabaddi Club de Londres en los encuentros correspondientes a la Liga de Inglaterra de 2014.

 

Con el equipo español volvió a participar en el Mundial de Punjab en su última edición, pero su jugador estrella sufrió un esguince de rodilla en su partido contra Irán que le ha llevado el pasado junio a su retirada temporal hasta que quede totalmente recuperado. “Es muy probable que vuelva a unas modalidades y no a otras en función de mi situación”, declara.

 

La disciplina vence a la violencia en el Kabaddi

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El Kabaddi es un deporte que requiere de “fuerza, rapidez y nociones de lucha, rugby y grappling” (juego para el que se utilizan técnicas de derribo), según valora el ‘raider’, que destaca su “dificultad” y la necesidad de mejorar en cuanto a la defensa en el equipo español para poder estar “al mismo nivel” que los jugadores asiáticos.

 

Una actividad que a menudo se tilda de violenta por la acción cuerpo a cuerpo que le caracteriza, pero que Espino se esfuerza en desmentir cada día. “Personas violentas hay en todos los deportes, pero la lucha en general implica desfogue y expulsión de adrenalina sin intentar hacer daño al contrario; nuestra disciplina y educación deportivas evitan, en la mayoría de casos, que seamos agresivos tanto dentro como fuera del campo”, asegura el jugador.

Laura Bellver

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