360gradospress se mete en el Pit Line del Ricardo Tormo en los entrenamientos de la pretemporada de Moto GP. No es un trámite más, es un epílogo lleno de expectación. La parrilla ha sufrido importantes cambios, entre ellos uno que deslumbra al resto: el fichaje de Rossi por Ducati.
Son poco más de la diez de lamañana. El panorama que ofrecen los aledaños del circuito Ricardo Tormo distamucho del avispero del fin de semana cuando miles de personas acudían a laúltima cita del Mundial de Motociclismo. El gran foro del motor se encuentraenclavado en medio del campo como un oasis de asfalto. Llegamos al parking,donde observamos que los ha habido más madrugadores. De lejos se oye el rugidode una Moto GP rasgando la tranquilidad de la que disfrutaban hasta entoncesnuestros tímpanos: son los entrenamientos de la pretemporada para 2011.
Todo un epílogo perfecto para elcampeonato y los aficionados, después de los movimientos en los equipos que hanacabado con Valentino Rossi como amo y señor de Ducati. Un nuevo reto personal parael piloto de Tavullia y un sueño para la afición motociclista, sobre todo laitaliana, que por fin ve hecho realidad este combo de ensueño. Su más grandefigura en el box de una marca que levanta pasiones. Ser ducatista es toda unafilosofía de vida. Frente a Il Dottore, el nuevo y flamante campeón del mundo,Jorge Lorenzo, que este año será el hombre a batir con Yamaha volcada al 100%con él Si a todo ello le unimos los afilados cruces de declaraciones de ambos ysu lucha de poder durante su coincidencia en la marca de los diapasones nosencontramos con un culebrón que ayer tenía uno de sus primeros capítulos enantena.
La afición aguarda
Nos plantamos en la grada deboxes y nos encontramos con una pista casi vacía. Tan sólo uno de los pilotosestá ya sobre el asfalto. De repente asistimos a una imagen peculiar. Al fondodel graderío un grupo de personas se apelotona. Están observando desde lo altolos movimientos en el motorhome, más concretamente la puerta trasera del equipoDucati. Esperan ver al 46 todavía “vestido de paisano” antes de subirse a suDesmo GP11. La mayoría están cámara en mano, vigilantes. Valentino no puedeescaparse. “Yo podría aunque sea barrer ahí abajo, me das una bolsa y ya está”bromea un aficionado a un amigo. De repente se oyen los vítores del grupo.Rossi ha salido de su camión, mira arriba, se detiene y saluda. Ahora tocatrabajar sobre una moto que deberá conocer. El gran objetivo del día es decidirentre uno de los dos motores con los que trabaja la marca italiana, el screamer o el big bang, cuya gran diferencia reside en la forma en la queentregan la potencia.
En las primeras filas de la gradase oye hablar en italiano. Danilo Fochesato, es un veneciano que lleva 32 añosafincado en la Comunidad Valenciana.Es un aficionado a todo aquello que se mueva gracias a los pistones sobre unapista. “Esperamos ver cómo gana Valentino con la Ducati, de momento es unsueño”. Justo al lado se encuentraRaffaele De Franco que nos comenta: “estoy muy contento y orgulloso de veresto”. Al lado, su mujer Mª Ángeles añade sin dudarlo: “quiere ver a Valentinoganar a Lorenzo con una Ducati ”
Comienza el baile
Los equipos empiezan adesperezarse y las puertas de los boxes se abren de par en par. Poco a poco vandesfilando por el Pit Line las diferentes motos con sus característicos sonidos.Mientras que las Honda nos muestran un rugido agudo e intenso, las Ducatiparecen que padezcan de ronquera grave. “Es algo bestial, un ruido espectacularque nada tiene que ver con las motos de calle”, nos indica Javier Herrero.Sobre este miércoles atípico con olor a gasolina nos comenta que para él “es perfecto el poder ver a Rossi probando la Ducati y a Jorge Lorenzo”. Esun día, como señala Carlos Montilla, libre “del jaleo de las carreras. Lo vivesde manera diferente. Hoy puedes ver tranquilamente el paddock, y hacer una fotopara ti”.
En el asfalto vemos algunas motostodavía sin las pinturas de guerra, como la del australiano Casey Stoner, queeste año será piloto HRC. Su Honda está pintada de un blanco puro sobre el queestán trazados un canguro y algunos detalles de la bandera de su país.Asimismo, a Valentino Rossi todavía no es posible verlo de los coloresoficiales del equipo. Sigue contractualmente ligado a Yamaha y de ahí el negrode su moto y su mono. Se le reconoce por su color “corporativo”, un amarillo fluorescenteque colorea parte de casco, mono y su dorsal. Jorge Lorenzo y Dani Pedrosasacan a relucir las nuevas motos de la temporada para ir afinándolas de cara alpróximo campeonato. Jorge sale tranquilamente del box y saluda con la manoizquierda al público. Ya es el momento de que bajemos a pie de pista.
Precisión, minuciosidad, valentía
Nos encontramos en el Pit Line,donde el sonido de los motores nos recorre el cuerpo. Quizá las palabras quemejor definan qué es un box son precisión, minuciosidad y valentía. Precisión,porque es curioso ver como el equipo trabaja como un reloj atómico, cada unoconoce su cometido y trabaja rápidamente, todo ha de ser perfecto. A ello sesuma la minuciosidad con la que está organizado el espacio: cualquier rincónoculta una cajonera con decenas de herramientas, las piezas se cuidan como oroen paño en bolsitas, la moto se limpia cada vez que entra con su jinete.¿Valentía? Poco queda que explicar
sólo hay que verlos bajar con esatranquilidad tras pasar como misiles junto al muro. Y es que si desde la gradanos sorprende la velocidad de estas máquinas de cuatro tiempos, desde la zonade pizarras nos deja ya abrumados.
Visitamos el box de JorgeLorenzo. El mallorquín baja de su M-1 y en un abrir y cerrar de ojos acabarodeado de sus técnicos que le preguntan por sus sensaciones y le hablan de losdatos que ofrece la telemetría. Ahora es el “niño mimado” de Yamaha. El campeónse quita el casco y se acerca junto a nosotros, donde un miembro de su equipole lleva un casco como el suyo pidiéndole que lo firme. En las distanciascortas uno puede palpar la fuerte personalidad de Jorge que transmite en sumirada directa y profunda. Se cierran las puertas del Fiat-Yamaha, tocadescansar hasta después de comer. Cada equipo elige un momento para dar unpequeño bocado. Los entrenamientos todavía se alargarán hasta las cinco.
Al otro extremo del Pit Linequeda el box de Valentino Rossi. En la puerta espera el inseparable amigo delitaliano, Uccio. En el fondo está sentado el padre del genio. Se entremezclanen el lugar el personal de Ducati, vestido de rojo y el equipo de Rossi que aligual que él todavía no portan los colores del equipo. Junto a nosotros llegael 46 que no se quita el casco hasta que cierran la puerta del box. Allí dentrose cuece una incógnita, la de saber si Vale tendrá un estreno tan positivo comoel que tuvo en su estreno con la Yamaha, cuando dejó a todo el mundo sorprendido con un nuevotítulo.
De momento el nueve veces campeóndel mundo sigue conociendo a su nueva compañera, es pronto para entrar envaloraciones como demuestran la tabla de tiempos. Valentino queda en estasegunda jornada de entrenamientos antepenúltimo, aunque ha mejorado el tiempodel martes. Por contra, Stoner empieza a enseñar los dientes con su nueva moto.El martes se situó en el segundo puesto por detrás de Lorenzo, pero en lasegunda tanda se ha colocado en lo más alto de la clasificación, eso sí, sin conseguirarrebatarle el tiempo a “Giorgio”. Por detrás de ambos se sitúan elnorteamericano Ben Spies, Marco Simoncelli y Dani Pedrosa. Por abajo todavíaToni Elías parece estar encontrando el feeling sobre la moto. Todavía tienetiempo para prepararse de cara al mundial que empezará en marzo en Qatar. Ahoralos motores deben dormir y los pilotos descansar tras meses de viajes y cientosde curvas. Para los aficionados este aperitivo deja un gran sabor de boca, quenos advierte de que el mundial que se avecina será posiblemente uno de losmejores de los últimos años. La función cuenta con todas las tramas ypersonajes necesarios para ello. Hagan sus apuestas.
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