Frente a la costa de California existe un particular enclave, el llamado Archipiélago del Norte. Rocosa y paradisíaca, la isla de Santa Catalina es la única del conjunto que cuenta con población permanente. El próximo 12 de julio la magia del lugar se acrecentará por el atractivo de un reto: Selina Moreno se dispone a partir desde allí y cruzar nadando el océano Pacífico hasta rozar Los Ángeles. Conseguirlo no solo significará ser la primera española en consumar un determinado desafío, sino también ganar una batalla personal.
LaTriple Corona es una de las mayores hazañas de la natación en mar abierto.Cruzar el canal de la Mancha y el de Santa Catalina, así como bordear la islade Manhattan son los requisitos. Tan solo 48 nadadores de todo el mundo puedenpresumir de haberlos cumplido. Hace tres años que Selina Moreno decidió formarparte de este reducido grupo. “Laconsecución de la Triple Corona es la finalización de muchos años de proyecto yentrenamiento“, afirma.
Efectivamente,el primer objetivo fue el estrecho que separa el noroeste de Francia de GranBretaña en 2009. Selina tardó 16 horas en recorrer este tramo del océanoAtlántico. Dos años más tarde, el pasado 2011, fueron 8 horas y 40 minutos lasque le ocuparon bordear el distrito neoyorquino. Ahora, esta nadadora sedispone a completar el desafío. “El 12 dejulio me darán la salida desde la isla de Santa Catalina hasta Los Ángeles. Hay40 kilómetros y el 75 por ciento de la travesía será nocturna. Contaré con unbarco de apoyo y dos kayaks, que se irán turnando. El agua ronda los 17º, perola normativa es muy estricta, así que no se me permite ningún tipo de materialauxiliar, ni neopreno“, explica.
Apenas72 horas antes de partir hacia Estados Unidos, todo está prácticamentepreparado. No es la primera vez que Selina se enfrenta a una coyuntura similar;sin embargo, sus nervios parecen los propios de una principiante. Ni siquierasu experiencia parece suficiente para templarlos: la afición de esta madrileñapor la natación se forjó cuando se trasladó con su familia a la localidadvalenciana de Gandía en 1992. Desde entonces que las travesías a nado enabierto forman parte de su día a día. “Elmar me ofrece muchas más sensaciones que una piscina. Cuando haces una travesíasola de larga distancia luchas contra los elementos. Puedes ir muy bienentrenado, pero eres solo el 50 por ciento. El otro 50 por ciento es lanaturaleza. Así, al final, quien decide si nadas o no es ésta, no tú“,reconoce Selina.
Peroaunque esta afición era una constante, hubo un alto en el camino. En verano de2005 a Selina le fue diagnosticado un cáncer de mama, de manera que atención yesfuerzo pasaron a centrarse en el tratamiento oncológico. No obstante, traseste proceso, lo que había sido un hobby se convirtió en la mejor terapia. Ensus propias palabras: “Yo era nadadoraamateur y el deporte representó un nexo con la que había sido mi vida antes delcáncer. Así que acabé el tratamiento, me restablecí, volví a nadar y llevé a caboaquellas ilusiones que tenía pendientes“. El estrecho de Gibraltar, latravesía entre Lanzarote y Fuerteventura o el canal de Menorca se sucedieroncuando tan solo habían transcurrido 16 meses de su recuperación. Ya en elpresente, siete años más tarde, la cuestión no es tanto aprender la leccióncomo transmitirla a otras personas. “Eldeporte lo podemos adaptar a nuestras circunstancias. Es un hábito muysaludable de vida del que no solo nos tenemos que acordar cuando estemos mal“,concluye.
Porello, en agradecimiento a todos aquellos que trabajan para que las personaspuedan seguir cumpliendo sus sueños a pesar de la enfermedad, Selina dedica supróximo reto de Santa Catalina a la Junta Asociada Provincial de Valencia de laAsociación Española Contra el Cáncer y al Grupo Español de Investigación Contrael Cáncer de Mama (GEICAM). Para brindar este reconocimiento, más allá de ladistancia y los condicionantes del agua, esta nadadora tendrá que salvar unobstáculo mayor: aliarse consigo misma para seguir adelante; el mismo que leplantea su mayor travesía, la vida misma.
Javier Montes