Preciosa, cautivadora, delicada, fina, cruel, real, adorable. Estos son sólo algunos de los calificativos que se me ocurren para esta maravillosa película que narra la vida de una chica francesa de 11 años.
Vive en París, más concretamente en unbar-hostal del extrarradio de París. Lo regentan sus padres, una parejadestrozada por los excesos. Stella es hija única, tiene 11 años y acaba decambiar de colegio. Su cultura es la de bar. Sabe jugar a las cartas, albillar, se conoce los nombres de todos los futbolistas, escucha conversacionesde adulto y ve escenas propias de un local donde a las dos de la madrugada todolo que pasa es malo. Vive rodeada de miserias disfrazadas de diversión ysobrevive con su criterio y la ayuda de la única amiga que ha hecho en elcolegio.
Los estudios no son lo suyo pero pocoa poco irá descubriendo que en los libros puede encontrar algo mejor que lo quele rodea. En la línea del mejor cine francés, de esta película de Sylvie Verheyde (estrenada en 2008) sepuede decir que enamora. Enamora la historia, enamora la protagonista -lajovencísima actriz Léora Barbara-enamora la música, enamora la fotografía. ¡Lo tiene todo!
Inocencia, soledad, miradas, mundo…Un retrato del paso de la niñez a la adolescencia, con problemas comunes yparticulares, con ternura y crueldad. Una niña que no encuentra su sitio enningún lugar. Hay quien dice que la cinta bebe de ‘Los 400 golpes’ de Truffaut -incluso alguna escena es unguiño a esa película- pero el encanto de Stella es especial. No dejéis deverla.