Hay Festival: un homenaje para el intelecto

Esta semana en 360 Grados Press os invitamos a un acontecimiento que hace al mundo rodar mejor y pensar más, empleando la cultura como un aglutinador que lima las diferencias geográficas, lingüísticas y étnicas.

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The Woodstock of the mind“, definió Bill Clinton cuando lo visitó en 2001, haciendo un símil con el encuentro musical celebrado en 1969 en una granja del estado de Nueva York que marcó a toda una generación y se proclamó como símbolo del pacifismo. “Es un lugar de encuentro entre los intelectuales y la sociedad, es decir, hablamos de una especie de ‘fiesta’ del pensamiento“, puntualiza ahora Sheila Cremaschi, quien dirige la edición española de esta cita. Y lo cierto es que las explicaciones sobre el llamado Hay Festival no podrían ser más certeras, tratándose de un acontecimiento cultural sin precedentes concebido – una vez más – en Hay-on-Wey. En concreto, según cuentan desde la propia organización, corría el año 1987 cuando un grupo de amigos sentados alrededor de una mesa de cocina no solo dieron con la idea, sino que la llevaron a la práctica unos meses más tarde en dicha localidad galesa. La acogida fue tan positiva que la convocatoria ha sido ininterrumpida desde 1988, llegando a dar el salto al ámbito internacional en 1996. “Actualmente, la ciudad originaria es totalmente ocupada por los asistentes durante los días de celebración y la población, que rondará los 2.000 habitantes habitualmente, se multiplica hasta alcanzar los cientos de miles. Hay quienes se alojan, incluso, a una hora de distancia“, ilustra Sheila. Y un fenómeno similar ocurre de un tiempo a esta parte en Dhaka (Bangladesh), Cartagena de Indias (Colombia) o Arequipa (Perú), donde se han asentado correspondientes réplicas.

 

Un triunfo de heterogeneidad y compromiso

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Entendido en un primer momento como un evento de carácter literario, el Hay Festival ha evolucionado hasta convertirse en una sucesión de debates y actividades paralelas que reúne a celebridades de todas las materias y las artes. El único requisito es que, sea sobre la temática que sea, reflexionen para cambiar el mundo. Así, presidentes de los Estados Unidos como el que abría el presente artículo o, por ejemplo, directores de cine han llenado las páginas del extenso programa que se cierra anualmente en cada uno de los países embajadores; pasando también por científicos, diseñadores, actores o, por supuesto, escritores. De hecho, no hay que desplazarse muy lejos para conocer de primera mano aquello que un Hay Festival representa, pues la ciudad de Segovia lo acoge desde 2005. “Me encargué personalmente de investigar la ubicación del festival en España hace doce años. Digamos que Segovia cumplía con todos los requisitos, como proximidad a Madrid, buena oferta de hostelería, buen servicio de transporte… Además, las personas con las que contactamos en un primer momento tuvieron una excelente respuesta y, actualmente, la sociedad está muy implicada: contamos con 200 voluntarios segovianos, lo cual es excepcional. Todos trabajan con mucho amor y mucha dedicación, por lo que el resultado es muy potente“, explica su directora.

 

¡Y que sume muchas más!

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Justamente, el Hay Festival está celebrando su décima edición en España mientras se escriben estas líneas. “Hemos subido el listón para la ocasión planificando un centenar de eventos y convocando a más de 300 participantes en una semana“, matiza Sheila. Los novelistas María Dueñas, Antonio Muñoz Molina o Eduardo Mendoza; Nick Clegg, ex Viceprimer Ministro británico; John Irving, consejero delegado del Financial Times; los periodistas Iñaki Gabilondo o Pedro J. Ramírez; la abogada internacional Miriam González Durántez; o el filósofo inglés Anthony Clifford Grayling son solo una muestra de las voces que desde el pasado 24 de septiembre y hasta el próximo domingo están llenando con sus palabras algunos lugares históricos de Segovia, como La Alhóndiga o el Palacio Quintanar. Porque, a diferencia de Granada, donde hubo una incursión en 2008 y otra en 2009, el Hay Festival ha echado raíces en la ciudad castellanoleonesa, logrando sobrevivir a pesar del contexto económico. “Somos una fundación sin ánimo de lucro, de manera que el dinero de un año para otro no sirve, porque eso implicaría tener beneficios. Así, dependemos de las aportaciones de la Administración Pública y de los sponsors. Últimamente, nos hemos visto obligados a hacer un gran sacrificio para conseguir dinero privado e, incluso, algunos de los invitados han bajado sus cachés“, reconoce la directora. De esta forma, el objetivo compartido por todos los Hay Festival de “establecer puentes culturales” se está volviendo a cumplir en Segovia. Los dedos de muchos ya están cruzados para que en 2016 se consiga de nuevo.


@LaBellver

José Manuel García-Otero

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