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La activista por los derechos civiles en Estados Unidos Rosa Parks dijo una vez: “nunca debes tener miedo de lo que estás haciendo cuando es correcto”. Un consejo lanzado al aire en el siglo pasado que Greta Thunberg capturó y guardó en su corazón antes plantarse por primera vez delante del Parlamento sueco en agosto de 2018.
La joven activista de 16 años ha movido masas sin apenas pensarlo y su mensaje de defensa del clima ha recorrido todo el mundo y ahora más de 1.600 ciudades protestan cada viernes en los puntos más transitados de la urbe para pedir acción contra el cambio climático en un movimiento que se ha llamado Fridays for Future.
España se ha hecho eco de esta iniciativa desde hace más de un mes y ciudades como Madrid, València o Barcelona se reúnen para denunciar la inactividad del poder para poner solución a una situación que cada año empeora y que ya supone en nuestro país, por ejemplo, que tengamos cinco semanas más de verano que en los años 80, según un informe de la Agencia Estatal de Meteorología. En la capital este movimiento se ha unido a otras plataformas de estudiantes como Ecoaldea, Extinction Rebellion y Justicia Climática.
El cambio climático implica el calentamiento global; la contaminación a través de los plásticos y microplásticos en el agua, la comida o el aire; el desgaste y la pérdida de suelo cultivable; la deforestación del planeta; la merma de biodiversidad; la extinción de animales, etc. Y los expertos no son optimistas con respecto a este caos, que cada día se acrecienta más, de cara al futuro.
“El problema más grave es el distanciamiento de la gente y de los políticos al cambio climático: muchas personas piensan que esto se reduce a que desaparezcan un par de osos polares, alguna especie rara, un poco más de calor y algo más de sequía; y ya, lo que supone algo muy serio, ya que crea la sensación de que no se van a ver afectados y que es asunto de otros”, valora Jorge Rodríguez, miembro de la comisión de Portavoces de Juventud por el Clima.
Sin embargo, como Rodríguez apunta, “la realidad es distinta” y destaca un informe reciente del International Centre for Integrated Mountain Development, que indica la peligrosidad de los pronósticos del deshielo de los glaciares del Himalaya, de cuya agua dependen dos billones de personas. “Es alarmante ver que si se cumple el objetivo del acuerdo de Paris de limitar el aumento de 2ºC en las temperaturas, desaparecerá el 50% del hielo. Si no se reducen las emisiones, se desharán dos tercios y, si se consigue limitar al grado y medio, ‘solo’ se consumirá un tercio”, indica el miembro de Juventud por el Clima.
La repercusión económica de una realidad como esta sería también muy grave. “Solo hay que imaginarse las migraciones masivas que habrá y cómo estas pueden desestabilizar algunas de las economías más importantes del planeta como la China y la India. En el futuro las crisis serán más abundantes y más severas”, anuncia Rodríguez.
Aunque no sea suficiente para la mayoría de los ecologistas, parece ser que las potencias mundiales están agilizando sus acciones para poner en marcha políticas que ayuden a frenar estas situaciones. Hace unas semanas que el gobierno español, por ejemplo, envió a Bruselas el borrador del plan de transición ecológica que seguirá nuestro país hasta el 2030. En él se contemplan medidas como la subvención de la financiación de proyectos de energías renovables.
“Hacen falta más políticas que presionen a las compañías más contaminantes y, sobre todo, una coordinación internacional efectiva en esta materia”, reclama Rodríguez.
Cada acción cuenta y cada voz alzada también, por ello, aunque todavía sea algo lento en nuestro país, movimientos como Fridays for Future sirven para concienciar de lleno al ciudadano de a pie para que se dé cuenta de que el problema está aquí y que nos afecta directamente a todos, y para que su denuncia llegue a quienes, por su poder y alcance mundial, pueden hacer mucho porque cada habitante del planeta tenga un futuro asegurado.