“El teatro te hace sufrir y disfrutar por igual”

 

Jose Luis Gil es probablemente ‘el presi’ más conocido de la comunidad televisiva. Tras quince años alejado de las tablas, se sube de nuevo para interpretar un clásico trepidante, ambientado en una historia romántica, imperecedera, llena de versos y diálogos sublimes con un trasfondo actual con el que el público en su mayoría se siente identificado. En 360 Grados Press hemos hablado con el actor que interpreta a ‘Cyrano de Bergerac’ para hacer repaso por su trayectoria profesional.

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¿Qué supone para un actor de tu categoría interpretar un clásico como Cyrano de Bergerac que durante muchos años fue tu personaje favorito?

Cyrano es un personaje muy conocido por el público que asiste habitualmente al teatro y que yo conocí en mi adolescencia, aunque nunca soñé con interpretarlo. Pero llega en un momento de mi vida, en el que se dieron las circunstancias idóneas para hacer el papel. Supone un cambio, un reto afrontar desde el teatro este personaje, y la suma de nuevos objetivos ilusionantes. Ha llegado a mí como un desafío, que me ha hecho vivirlo con mucha intensidad desde el principio.

Además, hemos trabajado muy duro para hacer el Cyrano que queríamos, fiel a la versión original de Edmond Rostand, pero que al mismo tiempo fuera ágil y fluido, donde la importancia del texto estuviera en la palabra, interpretada por el buen elenco de actores que tenemos. Pero eso sí, con las transiciones justas, para llevar de la mano al espectador por toda la historia con una agilidad que el verso, la palabra y la historia consigan embaucarle.

Un personaje tan honesto como Cyrano, ¿qué comparte con Jose Luis Gil?

Pienso encarecidamente que hay un pequeño Cyrano dentro de cada uno de nosotros, porque es una historia en la que es fácil reconocerse. En mi caso, yo diría que comparto muchas formas de ver la vida, de enfrentarme a ciertas cosas, porque digamos que él tiene una parte de arrogancia, ya que es un hombre tremendamente brillante, con mucha cultura y conocimientos, incluso como dramaturgo. Pero todo eso lo que hace es envolver a un personaje que está sumido en una frustración de un amor, que no puede vivir ni expresar libremente por su defecto físico. Lo que convierte su mundo interior en un laberinto extraño que le lleva a hacer imposibles por su amada desde el hombre del que se ha enamorado ella, con tal de no renunciar a su amor.

A pesar de tu fama a raíz de la televisión, siempre te has decantado por el teatro. ¿Qué tienen para ti las tablas?

El teatro fue mi cuna, donde empezó todo. Desde muy pequeño comencé a estudiar arte dramático y a interpretar distintos papeles en obras teatrales porque sentí la necesidad de que quería ser actor o, intentarlo, por lo menos. Porque es aquí donde siento lo malo y lo bueno, sufro muchísimo haciéndolo pero lo disfruta igual. El teatro tiene esa doble vertiente de hacerte sufrir y disfrutar por igual, y quien la conoce se acaba enganchando.

No cabe duda que estás viviendo un momento artístico espléndido y que gozas de las más altas cotas de popularidad, echando la vista atrás, ¿te imaginabas donde estás ahora?

Nunca me imaginé de ninguna manera. Al empezar tan joven, no me propuse metas, todo ha ido surgiendo de manera natural. Sabía lo que quería pero no me fijaba grandes objetivos, porque lo más importante era tener trabajo, ya que es una profesión muy complicada, y el simple hecho de que te llamen ya es significativo porque te permite estar conectado con este mundo.

No obstante, la gran mayoría de intérpretes somos actores de pico y pala, meros trabajadores que hacemos lo que podemos. Llegar al punto en el que eres conocido dentro de la profesión y tienes la capacidad de escoger es francamente complicado y yo me considero un privilegiado, porque ahora mismo estoy en ese momento y afortunadamente no me faltan ofertas. Pero es un porcentaje muy pequeño dentro del mundo artístico.

Durante tu carrera actoral, estuviste muchos años dedicado al doblaje, ¿qué te aportó esta etapa de tu vida?

Me ayudó a crecer muchísimo, porque durante 25 años el 90% de mi trabajo fue hacer doblaje, día tras día, interpretando miles de personajes. Esta etapa hizo que después de tanto tiempo dedicándome a este trabajo, cuando volví de las salas oscuras lo hice como un actor cualificado, porque aprendí muchísimas tablas y de forma inconsciente trabajé muchos registros que cuando después surgen los tienes a flor de piel con una inmediatez que sorprende. Porque al decir verdad el doblaje no te concede mucho tiempo, tienes un momento para extraer todos los datos que te interesan y recrearlos en un instante a través del personaje.

Desde hace muchos años acompañas al público en su salón cada noche con AQNQV y ahora en LQSA. ¿Cómo estás viviendo este segundo proyecto?

‘Aquí no hay quien viva’ fue un antes y un después, porque se convirtió en un fenómeno sociológico. Desde el capítulo piloto se decidió que se iba a hacer una temporada y cada semana subía la cuota de audiencia una barbaridad. La serie caminaba sola porque el público se encargó de llevarla en volandas y fue un momento maravilloso, muy divertido, que disfrutamos todos los que lo hacíamos.

Además, supuso un cambio para mí porque del anonimato de las salas de doblajes pasé a la calle y empezaron a reconocerme. Mientras, ‘La que se avecina’ fue la continuación de todo aquello, una serie que lleva 10 años, por la que la audiencia está muy entregada.

¿Cómo es compartir reparto con actores ya conocidos como Loles León, Fernando Tejero o Luis Merlo?

Fabuloso, porque se han ido incorporando al proyecto en momento estupendos y trabajar con ellos es maravilloso. Pero son actores de una solvencia y una calidad total con los que he tenido la suerte de coincidir en distintos trabajos, por lo que el reencuentro no ha podido ser mejor, compartir el plató con ellos es un plus de ilusión, de ganas y alegría.

¿Qué historias le deparará a nuestro Enrique Pastor en esta nueva temporada?

No puedo adelantar nada, porque uno de los alicientes de la serie es precisamente la intriga y la incógnita de que pasará. Para saber si ciertos enlaces tienen continuidad o no, tienes que ver el siguiente capítulo.

También tuviste una incursión en el mundo audiovisual con el cortometraje que dirigiste y protagonizaste ‘Entre Cartones’, ¿volverás a repetir?

La experiencia fue muy buena. Se pudo hacer gracias al esfuerzo de las personas que lo hicieron posible con su trabajo, y de volverlo a repetir lo haría con más medios y más tiempo. Pero me siento muy agradecido porque pudimos poner en imágenes las palabras que yo tenía en un guión, de una idea que se me pasó por la cabeza y pudimos hacerlo tangible.

Considero que era necesario este corto, porque hay que tomar conciencia del mundo en el que vivimos, que está ahí y estamos expuestos a que nos suceda cualquier desgracia. El problema es escribirlo, porque si las escribo me entran las ganas de hacerla y al final, las circunstancias son las que mandan y no siempre es posible llevar a término estos proyectos.

¿Tienes en mente algún personaje que te gustaría interpretar a medio-largo plazo?

No tengo ningún objetivo ni lo quiero. Aunque hable de Cyrano, que me gustaba desde la adolescencia, lo cierto es que nunca lo busqué, porque hubiese sido una frustración añadida, si no lo hubiera logrado. Porque la profesión ya de por sí es frustrante como para imponer nuevos retos que no sabes si vas a alcanzar.

Lo importante ahora es que Cyrano de Bergerac se está haciendo y me siento pleno porque se han dado las circunstancias para ello y lo estoy disfrutando muchísimo.

Inma Gabarda

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