Adiós a medio siglo contando ‘La Verdad’

La histórica edición de La Verdad de Alicante ha echado el cierre. De un día para otro, pasó de ser un periódico plenamente operativo a dejar de salir en los quioscos, tener una web inactiva y unos perfiles en redes sociales desactivados. El grupo Vocento descabeza así su último bastión en la provincia de Alicante, tras el cierre de la edición local de ABC en octubre de 2015. Una veintena larga de personas, entre periodistas, fotógrafos, colaboradores y comerciales, cuyo trabajo pergeñaba cada día un periódico, han visto cortada de raíz su trayectoria profesional.

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El cierre de La Verdad es el enésimo ejemplo concreto de la situación actual del periodismo tradicional. Tras sufrir en sus carnes un ERE que redujo a menos de la mitad su plantilla en 2013, el medio tuvo que adaptarse a su nueva realidad: un volumen de trabajo casi idéntico al anterior a repartir entre muchas menos manos, ojos y cabezas. Una buena cantidad de páginas que llenar cada día con informaciones propias, con textos redondos y con un trabajo muy por encima de los recursos disponibles.

 

Con medios como ABC y El País reducidos a la mínima expresión, otros como El Mundo con una edición y redacción reducidas o el cierre de portales como Alicante Actualidad, el único soplo de aire fresco en el panorama mediático de la provincia ha sido la reciente apertura de Alicante Plaza. Un minúsculo brote verde en una zona periodísticamente arrasada, cuya tónica general en los últimos años han sido los persianazos, despidos masivos y, en consecuencia, la pérdida de opciones para lectores y usuarios.

 

Que un medio de comunicación eche el cierre no es solamente una mala noticia para sus trabajadores o lectores directos. Es, por recurrente que sea el tópico, una pérdida para la sociedad en su conjunto. Habrá menos testigos que puedan transmitir jornadas históricas para Alicante, como los últimos ascensos de Hércules y Elche a Primera División, la salida de la Volvo Ocean Race o las visitas del Rey de España. Tampoco todos esos ojos podrán ejercer el contrapoder que se espera que asuma el periodismo, en su función de constante vigilancia de la clase política. Ni informar acerca de la innovación del tejido empresarial alicantino, su boyante turismo ni logros como conjunto de ciudadanos.

 

Por el camino, más de medio siglo de dedicación de centenares de personas que han podido sentirse parte de esa familia y ese proyecto. Exclusivas destapadas, escándalos perseguidos y fotos para la historia que ya no podrán volver a verse bajo su ilustre cabecera. La información da poder a la ciudadanía, que con la desaparición de cualquier medio es un poco más débil como sociedad. La Verdad siempre debe prevalecer.


@ivan_munoz

Iván J. Muñoz

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