La capital de la Costa Blanca afronta un año más su semana grande, cuando vuelve a exaltar todos los sentidos y la alegría por la vida de las civilizaciones mediterráneas.
España entera se prepara para recibir el verano con la efusividad y alegría que merece la estación preferida para millones de personas. Calor -aunque a veces demasiado-, relajación, solaz y días de vacaciones. El calendario señala como noche mágica la que precede al día de San Juan, cargada de gran simbolismo en las civilizaciones mediterráneas y con consecuencias mágicas en el ámbito de la salud, el amor o incluso la fertilidad.
Para la ciudad de Alicante, la fiesta empieza mucho antes. La capital de la Costa Blanca culmina en la noche del 24 la semana grande de su ciudad. El momento para el que decenas de miles de ciudadanos se preparan durante todo el año. Son las Hogueras de San Juan, una exaltación de los sentidos en toda su amplitud: colorido, plasticidad, crítica satírica, olor a pólvora, ruido, gastronomía, calor y cercanía a los otros.
Este año la celebración ha empezado mucho antes con la ampliación a los primeros fines de semana de junio los disparos de las tradicionales mascletás. Un espectáculo pirotécnico de ritmo, estruendo y últimamente también color que congrega a una multitud en la céntrica Plaza de Los Luceros. Una ubicación no exenta de incertidumbre, dado que algunos estudios han indicado que la modernista escultura de Daniel Bañuls que la corona podría estar sufriendo gravemente las consecuencias de tanto estallido cercano. Una mampara protectora y sensores para determinar el nivel de la medida arrojarán los datos suficientes para saber si finalmente se verá relegada de su actual emplazamiento en próximas ediciones, muy a pesar de la opinión de los alicantinos y especialistas, que prefieren la céntrica encrucijada de avenidas por su facilidad de acceso, equidistancia con la mayoría de los barrios y tradición.
Aunque los artistas recibirán el permiso para comenzar el transporte un poco antes, será el día 19 cuando oficialmente dé comienzo la fiesta que se prolongará durante cinco intensos días con sus correspondientes noches. El ‘soparet de plantà’, consistente en brevas y coca de atún, copará las mesas de barracas y ‘racós’, espacios delimitados al aire libre tanto de carácter exclusivo para las agrupaciones que dan nombre a las distintas hogueras o comisiones, como públicos para cualquier visitante que quiera disfrutar de ellos previo pago de la correspondiente consumición.
Desde ese momento, todo será disfrute en Alicante, con planes para prácticamente todos los gustos, edades y bolsillos. Recorrer mapa en mano cada barrio de la ciudad para deleitarse con las creaciones artísticas antes de que sean pasto de las llamas, presenciar pasacalles al ritmo de la música tradicional y el brillo de laboriosos vestidos tradicionales, asistir a mascletás, conciertos en barracas o incluso presenciar una de las corridas de todos de la Feria de Hogueras, que este año cuenta con un atractivo y goloso cartel al hacer coincidir a José María Manzanares y José Tomas en el el albero del coso alicantino. Todo eso antes de noches que se alargan hasta el día en diferentes ubicaciones con conciertos, baile y compañía hasta que los más madrugadores (o trasnochadores, nunca se sabe la diferencia) recorren las calles traca e instrumento musical en mano durante la “despertá”.
Una fiesta que trasciende lo local, como demuestran año tras año las cifras y los estudios económicos. Renfe, aunque este año esté vigente la amenaza de la huelga, amplía la frecuencia y longitud del AVE entre Madrid y la ciudad, mientras la ocupación hotelera roza la totalidad. Hasta un millón de personas se llegan a dar cita en las calles cuando coincide con fin de semana.
Patricia Moratalla