La increíble ingeniería natural del pie

Se trata de dos piezas fundamentales del cuerpo humano que no siempre gozan de buena reputación. Pero lo cierto es que los pies cumplen muchas más funciones de las que en un primer momento se puedan imaginar.

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Son protagonistas absolutos de cada uno de los pasos del ser humano y mantienen una relación casi idílica con el cerebro. A veces los dichos populares los relegan a la superstición –levantarse con el pie izquierdo– o al cajón de la fealdad, pero los pies son increíbles obras de ingeniería natural que guardan estrecha relación con toda la actitud biomecánica del resto del organismo.

 

Su importancia, de hecho, se remonta a hace seis millones de años aproximadamente, cuando nuestros antepasados dejaron de ser cuadrúpedos para ser bípedos. Con el tiempo, “la posición erguida empujó el desarrollo y el uso de las manos hasta el punto de que la evolución del cerebro humano tiene mucho que ver con la posición bípeda y la del pie”, explica el presidente del Colegio Profesional de Podólogos de Andalucía, Jorge Barnés, quien introduce en la conversación al antropólogo Marvin Harris, que dejó importante literatura al respecto.

 

Compuesto por 19 músculos, 57 ligamentos, 26 huesos y 33 articulaciones, el pie es una de las piezas más complejas de la anatomía humana y cuidarlo no es baladí, como tampoco la posición al caminar. Según sostiene el especialista, “un mal apoyo plantar puede conllevar varios problemas con el tren superior del cuerpo, hasta el punto de que puede producir bruxismo. Es posible que muchas cefaleas o dolores de cabeza tengan su origen en un mal posicionamiento, por ejemplo”.

 

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Una de las prácticas más sencillas que se pueden llevar a cabo en materia de prevención pasa por elegir un buen calzado. En realidad, el pie está diseñado para ir descalzo. De ahí “que sean anchos para tener una buena base de sustentación, y presenten la planta más dura. Pero la civilización los ha encarcelado metiéndolos dentro de un zapato”, expone Barnés. La teoría dice que apoyamos el 70% del peso corporal en el talón y el 30% en la parte delantera, por eso el hueso del talón es tan ancho y tan grueso. Pero en la práctica, no son pocos los tacones que invierten esta máxima. En concreto, aquellos que pasan de los cuatro centímetros. “Esto provoca problemas por la mala distribución del peso y si además sumamos una punta muy estrecha, se conjugan dos temas: la elevación y el efecto tobogán, donde los dedos sufren muchísimo –sobre todo el primero y el quinto- y se montan por falta de espacio”.

 

Generalmente el calzado de caballero tiene tacones de dos centímetros –alzas de Nicolas Sarkozy y Tom Cruise aparte-. Estos centímetros facilitan el despegue, aunque también tienen su “inconveniente”, según el podólogo, ya que “estás acortando dos centímetros la cadena posterior del organismo”. En todo caso, Jorge Barnés recomienda que tras haber ganado altura de manera artificial se realicen estiramientos.

 

¿Para qué sirve el meñique?

Los cinco dedos tienen grandes misiones. Tal y como expone el especialista, mantienen la estabilidad lateral, ayudan en la fase de propulsión y a mantenernos quietos cuando estamos de pie, y son grandes aliados a la hora de frenar. 

 

Barnés defiende que en el organismo “ni sobra ni falta nada”, por lo que el llamado método Cenicienta, que consiste en amputar el dedo meñique para calzar zapatos más estrechos, le parece “una locura total”. Esta extraña moda, en la línea de quitarse una costilla por cuestiones estéticas, llega de Estados Unidos y ya hay quien la ha solicitado en España, asegura el doctor. Pero “ni es ética ni profesional y, además, generaría un desequilibrio de tipo biomecánico”. Otra tendencia que no convence a los podólogos, según el presidente del Colegio de Andalucía, es la ictioterapia: el tratamiento exfoliante que utiliza pequeños peces asiáticos para retirar células muertas. En esa pecera, que utilizan diversas personas a lo largo del día, “se pueden transmitir infecciones”, ya que “no pueden utilizarse los procesos convencionales de descontaminación y esterilización al contener seres vivos”.

 

Los pies y la belleza –siempre entendida en un contexto social determinado- escriben un capítulo destacado en China, donde a las mujeres se les vendaban los pies cuando eran pequeñas para que no les crecieran. Esta práctica, que se prohibió formalmente en 1912, deformaba los pies hasta el punto de que les complicaba el desplazamiento. “Cuanto más compacto y pequeño era el pie, a mejor clase social pertenecían”, apunta Barnés, quien también recuerda otra de las teorías: “de ese modo las mujeres no podían irse muy lejos y estaban, por lo tanto, más controladas”.

 

¿Cuándo paran de crecer?

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Si bien hay quien todavía piensa que los pies y las uñas siguen creciendo después de muerto, lo cierto es que “esto es un mito”. Lo que ocurre es que “la deshidratación provoca que los pies se retraigan y las uñas parezcan más largas, igual que el cabello”. De hecho, hay un momento en el que estas extremidades sí paran de aumentar números en el calzado: en los hombres sucede a los 21 años de edad, mientras que en las mujeres sobre los 18, aproximadamente. Barnés recuerda que el pie “es un elemento muy sabio y crece en función de nuestra altura, de las cargas y el equilibrio que debe soportar”.

 

Tanta es la sabiduría que esconden estas piezas de la anatomía que “ciertos puntos determinados del pie guardan una relación directa y a distancia con órganos internos del cuerpo humano”. Es lo que se denomina reflexoterapia podal. “A través de un masaje en el pie puedes trabajar sobre el pulmón, el bazo o los riñones, por ejemplo”, mantiene el presidente, quien dice que, en todo caso, son técnicas complementarias.

 

El pie, como recuerda el podólogo Jorge Barnés, “nunca hay que verlo como un elemento aislado, está dentro de un conjunto. Se trata de una pieza con una cadena biomecánica muy precisa”. Y, por ello, el especialista insiste en la importancia de acudir a los profesionales y hace hincapié en la prevención. De hecho, es posible evitar infecciones y problemas incorporando a las rutunas diarias sencillos hábitos saludables, como cortar bien las uñas o secar a conciencia los huecos entre los dedos al salir de la ducha. Los pies también exigen algún que otro mimo que, por otro lado, ellos devuelven con píldoras de salud. 


@Lorena_Padilla

José Manuel Garcia-Otero

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