Permuta responsable y con cabeza

Esta semana 360 Grados Press recoge la esencia del trueque, del acto más social de intercambio de bienes a través de las tiendas y webs que hoy lo devuelven a la vida para darle una segunda oportunidad a tantos y tantos productos que se la merecen por su calidad y su utilidad.

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A pesar de que los marcadores políticos indican que ya estamos saliendo de ella, las calles todavía huelen a crisis económica. ¿Y en qué se refleja? En la sociedad. La gente mide cada céntimo, se lo piensa dos (y hasta tres) veces antes de adquirir cualquier producto o servicio que no sea de primerísima necesidad (parece que la “primera”, sin superlativo, de antaño quedó relegada a “segunda”), se preocupa más por que lo que compre sea de buena calidad y no solo de buena marca para que su uso se pueda prolongar más en el tiempo. Es decir, desterrar el concepto capitalista del “usar y tirar” para productos que se pueden seguir utilizando ya sea por su propietario o por otra persona que los necesite.

 

Esto ha llevado a que se recupere un fenómeno social que nos retrotrae a siglos pasados: el truque, es decir, el intercambio de bienes materiales sin que intervenga el dinero. Porque ¡cuantísimas cosas tendremos en casa que ya no usamos y que se encuentran en perfecto estado y cuantísimas poseerán otros que a nosotros nos harían falta, pero que no podemos comprar por primar en el ahorro!

 

Para satisfacer las necesidades de la sociedad y promover el apoyo mutuo en los tiempos tumultuosos que vivimos, de unos años a esta parte han ido surgiendo mercadillos y tiendas locales por todo el país de cuyos carteles de presentación se desprende la palabra “gratis” para invitar al curioso a que participe de esta iniciativa y que intercambie algún producto “en propiedad” al que ya no dé salida para poder disfrutar de otro que sí le interese.

 

En Madrid encontramos una de las más curiosas. Se trata de Ábrete Sésamo, en la que el cliente puede dejar cualquier producto, desde ropa, complementos y libros hasta juguetes, pequeños electrodomésticos y bisutería, por el que se le da una tarjeta con el valor en Sésamos (moneda de cambio ficticia que equivale a un euro) del objeto depositado y con la que puede escoger otro del mismo “importe”, previa tasación en función de su calidad y de su estado de conservación.

 

El mismo sistema utiliza la Asociación de Educación al Consumo Adelita con su red de truque urbano Adelita Market, cuya filosofía de trabajo es “fomentar un uso racional de los productos, primando la reutilización y la reducción de residuos a la vez que servir de ejemplo como modelo de proyecto sostenible que se pueda exportar a otras ciudades o barrios“.

 

Otras no siguen un procedimiento tan estructurado, sino que dan más libertad al buen hacer de quien acude y piensa en el prójimo a la hora de llevarse gratuitamente un bien material como las de la Escuela Popular de Prosperidad (Madrid) y el Espacio Polivalente Autogestionado Patio Maravillas (Madrid).

 

Consumo eficiente y responsable en la Red

El truque ha llegado, como no podía ser de otra manera en los tiempos de las nuevas tecnologías, a Internet a través de webs que ponen en comunicación a usuarios que desean intercambiar productos. Algunas de carácter local y nacional como Intercambia, Truequezaragoza, Intercanvis y Letscuenca se hacen un hueco en la Red y ganan cada día más seguidores.

 

Una página que nació de las conversaciones entre un grupo de amigos que tuvieron hijos a la vez es Creciclando (@creciclando), una plataforma de intercambio a través de la que padres y madres ofrecen ropa, juguetes y enseres infantiles y de maternidad o de embarazo que se traducen en puntos con los que pueden llevarse otros útiles que les interesen. Cada producto es enviado al hogar de destino de la persona demandante por un mensajero con un pequeño coste por el transporte y la gestión.

 

La gente que antes de la crisis compraba todo nuevo casi sin pensar ahora ha cambiado de mentalidad y se decanta más por la opción de la segunda mano como una forma más eficaz, inteligente y medioambientalmente eficiente de consumir y de quitarse de encima lo que ya no queremos“, indica Elsa Chaves (@elsa_chaves), CEO de Creciclando, que apuesta por el reciclaje y la reutilización como “responsabilidad de todos” y de lo que la sociedad cada vez es “más consicente“.

 

Intercambio de cultura en la calle

También han surgido en los últimos años iniciativas de intercambio que abogan más por el romanticismo de compartir la cultura y el conocimiento que se pierde en el olvido como las del Bookcrossing, que fomentan la lectura y que consiste únicamente en depositar en rincones estratégicos de la ciudad libros de los que nos queremos deshacer para que otros se nutran de ellos al tiempo que nosotros podemos recoger otros que se hayan dejado previamente.

 

Formas de consumir de manera diferente las que ofrecen estas tiendas, asociaciones y páginas webs, comprometidas con el ciudadano y con sus circunstancias y que trabajan por darle una segunda vida a productos de calidad a la par que hacen felices a muchas personas sin que una moneda o un billete sean un obstáculo.

Laura Bellver

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