¡Que se enteren de una vez, puñetas!

El pasado miércoles 26 de marzo se presentó en Madrid el estudio El modelo español de financiación de las artes y las culturas en el contexto europeo, realizado por la Fundación SGAE y la Fundación Alternativas. Este concienzudo estudio – tiene más de 120 páginas-, efectuado por Juan Arturo Rubio Arostegui, Joaquim Rius Ulldemolins y Santi Martínez Illa, con la colaboración de Victoria Sánchez Belando, llega a unas conclusiones desalentadoras: durante los tres últimos años la inversión en cultura en nuestro país se ha reducido un 50% en los presupuestos generales.

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En el año 2010 laAdministración General del Estado invirtió 1.050 millones de euros, por los1.769 millones de la Administración autonómica y los 4.042 millones de laAdministración local. Un año después, la misma Administración General  del Estado gastó 956 millones en cultura, por los 1.482 millones de la AdministraciónAutonómica y los 3.396 millones de la Administración local. Entre 2009 y 2013,la mayor parte de las partidas presupuestarias del Ministerio de Cultura seredujeron entre un 32% en teatro y casi 80% en Promoción y Cooperación Cultural.

Según el informe, la distribución exterior aumentó un 1%, el gasto de Direccióny Servicios Generales de Cultura no varió e investigación y desarrollo de lasociedad de la información se barrió de un plumazo. Un plumazo de pavo conmucho moco, porque en 2009 contaba con una partida de 1.100 millones de euros.No os alarméis, habéis leído bien: mil cien millones de eurazos que se fueron ahacer puñetas.

En sólo tres años hemospasado de ser uno de los países europeos que un mayor crecimiento había experimentado en cultura a quedarnos en lacola. Si vemos los datos comparativamente entre países, nos tiramos de lospelos. En 2011 se invirtieron en España 149 euros por habitante frente a los446 euros de Noruega o los 338 de Holanda. Siempre hay el listo de turno quedirá que nos estamos aproximando a las cifras de inversión en gasto cultural deItalia y Alemania, que están por debajo de la nuestra. Lleva razón, pero no esconsuelo. Es miseria. No se puede hacer chanza de la incultura. Es la necedadsupina.

La situación que vivimoses dantesca y clama una redefinición urgente del modelo público de inversióncultural. A la falta de inversión se suma el IVA, la piratería o el descensodel consumo. Las industrias culturales no tienen más remedio que hacerse elharakiri. Más bien diría dejarse asesinar. El asesinato es un delito de sangrepenado en nuestro país.  

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Urge desesperadamente unmodelo público de inversión cultural. Se prometió una Ley de Mecenazgo paraaliviar la situación, pero esta no llega. Se ha demostrado que el aumento delIVA cultural ha vaciado las salas de cine y los teatros y nadie rectifica. Se lesestá negando a los ciudadanos el acceso a la cultura y nadie se haceresponsable. Un país que no invierte en cultura amordaza su futuro. Esto no lo quierever el Gobierno. Bien es cierto que la crisis ha hecho crecer el gasto social yhay paliarlo. Nadie lo discute.

Pero si no invertimos en cultura y en educación,no tendremos futuro. Están cerrando librerías, editoriales, salas cinematográficas,teatros, periódicos, cadenas de televisión públicas como RTVV. No se producendiscos ni películas. Cada día se destruyen empleos en el sector a pasosagigantados. Sólo en la Comunidad Valenciana, y por poner un ejemplo, el 90% delos actores están en paro. Dantesco. La cultura no es un gasto, es unainversión. ¡Qué se enteren de una vez, puñetas!.


 

Javier Montes

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