La semana de los Goya

Los premios Goya han sido los auténticos protagonistas de la última semana en la redacción en la que trabaja Peláez y se toca la barriga su ínclito jefe. Este, de hecho, insistió en que el humilde redactor entrevistara al célebre pintor aragonés, sin saber que se trataba en realidad de un galardón cinematográfico y, lo que es peor, que el artista universal lleva ciento ochenta y cinco años muerto.

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Esto, sinembargo, no terminó aquí, pues el lunes el jefe de Peláez apareció en la redaccióncon el Goya al mejor Guión Original obtenido en un bar la noche anterior acambio de su querida petaca.

 

 

Jueves, 6 de febrero

 

– Buenos días,Peláez.
– Buenas, jefe.
– Póngame unas gotas de café en el whisky, please.
– Es al revés, jefe.
– Al revés se me cae el vaso.
– Quiero decir que se ponen gotas de whisky en el café…
– Tanta cafeína no es buena, Peláez.
– ¿Y el alcohol sí?
– Cura las heridas.
– ¿Las del alma?
– Las del alma y las del ocaso.
– Alba.
– Bonito nombre. Yo Jefe, encantado.
– Usted está loco.
– A la genialidad la llaman locura.
– ¿Genialidad? No sabe nada de lo que pasa a sualrededor.
– No hay nada a mi alrededor, el mundo está debajode mí, a mis pies.
– Egocéntrico.
– ¡Califragilístico!
– ¿Pero de qué habla?
– Simplemente le contesto, mendrugo. ¿Quién esusted, por cierto?
– Peláez.
– Feo nombre. Yo Jefe, encantado.
– Brrr…

 

Viernes, 7 de febrero

 

– Buenas noches,Peláez.
– Son las nueve de la mañana, jefe.
– ¡Oh Dios! ¡Me he quedado ciego!
– Tiene los ojos cerrados.
– Uy, es verdad. Es que mi cuerpo va por libre.
– ¿Qué hace? ¡Me ha metido mano!
– ¿Lo ve? Mis miembros no obedecen a mi cerebro.
– No sé, jefe…
– Mire, glup glup glup… en realidad no quiero beberde la petaca glup glup pero no puedo evitarlo…
– Me parece que busca cualquier excusa con tal deempinar el codo.
– Bueno, vamos a los temas serios.
– Estoy de acuerdo. Tenemos que hacer un reportajesobre los premios Goya.
– Tenemos que hacer tantas cosas, hijo… peroestablezcamos prioridades.
– ¡Si son el domingo!
– Sí, pero mi cumpleaños mañana. ¿ha comprado ya lapiñata?
– No me importa su cumpleaños.
– Uy, qué hosco.
– Estoy aquí para trabajar, no para hacer fiestas.
– Vendrán todos los redactores.
– Estoy yo solo, mandó a la calle al resto.
– Iré a buscarlos al bar.
– Le odian, jefe.
– ¿Es que en este país no se puede despedir?
– Al revés, se puede despedir demasiado.
– Ya veo… Bueno… está bien… A ver, hábleme de losGoya esos.
– Me gustaría hacer una entrevista a algunos de losnominados.
– No se ande con menudencias, Peláez, entrevista aGoya.
– Pero, jefe…
– Que sí, coño, a lo grande. Me voy a comprar mipiñata. Adiós.
– Adiós…

 

Lunes, 10 de febrero

 

– Buenos días,jefe.
– Tome, Peláez, se lo regalo.
– ¡Jefe!
– Es un pisapapeles cojonudo, hágame caso.
– ¡Es un Goya!
– ¡No me fastidie! ¿Era pisapapelero además de pintor?
– ¡Que es un premio Goya! ¿De dónde lo ha sacado?
– Se lo he cambiado a un tipo en un bar.
– ¿Cambiado?
– Sí, trueque, Peláez, trueque.
– ¿A cambio de qué?
– Mi petaca.
– ¡No me lo puedo creer!
– Sí, quizás me arrepienta, pero quiero dejar debeber.
– ¡No puedo creer que él lo hiciera!
– Era guionista, pero usa ordenador, no papeles ydijo que necesitaba beber para tener buenas ideas…
– Estilo Scott Fitzgerald…
– No lo conozco, ¿es buen whisky?
– Era un escritor.
– No me cambie de tema. Bueno, ¿le gusta o no?
– No lo merezco, jefe.
– Está bien, lo pondré aquí para que no se cierrela puerta con esta extraña corriente que siempre hay aquí.
– No es tan extraña, jefe, nos embargaron lasventanas.
– Todo tiene un porqué, ¿verdad? Buenos días,Peláez.
– Buenos días, jefe.

 

Martes, 11 de febrero

 

– ¡Jefe!
– Tsssssssss… hable bajo.
– ¿Qué hace en el cubo de basura?
– Esconderme, coño, qué voy a hacer
– ¿De quién?
– De un tal Interpol.
– ¿La Interpol?
– ¿Es una mujer?
– Es una agencia internacional.
– Cojón.
– ¿Se puede saber qué ha hecho?
– Quizás he hecho alguna trampa en el casino deMontecarlo.
– ¡Jefe!
– Necesitaba liquidez para el periódico, Peláez.
– ¿Cómo le pillaron?
– Saqué un repóker de ases al as…
– ¡Jefe!
– Cinco o seis cartas… ¿qué mas da? Pero no sepreocupe, los despisté y me fui con el dinero. Solo necesito que las cosas setranquilicen un poco.
– ¿Tienen alguna pista?
– ¡Qué va! He sido muy cuidadoso. No me reconoceránpor la foto del pasaporte.
– ¿Tienen su pasaporte?
– Salgo con mostacho, no se preocupe.
– ¡Pero tienen su dirección!
– Uy…
– ¿Oye eso? Son ellos…
– Vaya, Peláez, dígales que no me ha visto.
– Estoy harto de encubrirle, jefe.
– ¡Y yo de arriesgar mi vida por el periódico!
– Bueno, voy a abrir.
– ¿Me va a dejar así?
– ¿Qué quiere?
– Un kit de supervivencia: una linterna, laInterviú, un café y una napolitana de chocolate.
– Eso no es posible.
– Croissant de mantequilla me sirve.
– Brrr…

 

Miércoles, 12 de febrero

 

– Buenos días, Peláez.
– Buenos días, jefe.
– ¿Sabe qué? Tengo la sensación de que ya hay brotesverdes.
– No es una sensación, jefe, son tomates que heplantado.
– ¿Para qué?
– Los de la frutería no tienen sabor.
– Eso es cierto. Póngame una ensaladita entonces.
– Marchando.
– De todas formas… ¿no les afecta la polución?
– No hay polución, jefe.
– ¿Cómo que no? ¿Y qué hay de las fábricas?
– Cerraron.
– ¿Y las minas?
– También.
– ¿Y los coches?
– Nadie va en coche, no hay dinero para gasolina.
– ¿Y esa columna de humo de ahí?
– Es su puro.
– Coño, es verdad chup chup…
– Aquí tiene la ensalada, jefe.
– Ummm… qué rico…
– Gracias, jefe.
– ¿Sabe qué? Plante también unos huevos.
– No puedo, jefe…
– Vaya a por las semillas, le doy la mañana libre.
– Jefe, los huevos los ponen las gallinas.
– ¡Pues plante gallinas!
– Vale, jefe, vale… No siga…


Los cables de lasconversaciones que mantiene Peláez con su jefe (#Pelaezleaks) en laredacción de un periódico de provincias los puedes encontrar a diario enla página oficial en Facebookde 360gradospress.

La foto es de @Marga_Ferrer

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