Reconoce que prefiere responder largo y tendido a los periodistas antes que dar opción a interpretaciones. Podría decirse que ello es otro reflejo de la misma convicción que luego transmite en cada una de sus respuestas, las cuales salpica ocasionalmente de ironía. Su entorno y su recorrido han propiciado que las tablas se conviertan en una suerte de segundo hogar para ella. Justamente, es en este espacio donde esta semana hemos podido conversar durante unos minutos con Amparo Larrañaga.
Tu idea era estudiar enfermería, pero finalmente tedecantaste por ser actriz. ¿Podría decirse que llevando los apellidos Larrañagay Merlo no pudiste evitarlo?
Pues fue cosa de miabuelo. Yo no tenía un especial interés por ser actriz hasta que pasé un año ensu casa viviendo con él cuando tenía unos 14 años. A diferencia de mis padres,que no querían mezclarnos en esto, él me empezó a envenenar llevándome a losteatros. A los 15 ya estaba trabajando. Y mira tú dónde he acabado (risas).
En tu familia destacan mujeres imponentes como tuabuela María Fernanda Ladrón de Guevara, tu tía Amparo Rivelles, tu madre MaríaLuisa Merlo ¿Qué influencia han tenido todas ellas en tu trayectoria?
¡Mucha! ¡Imagínate!Yo soy de la cuarta generación de actores. En mi familia ha habido muchas másmujeres, como mi bisabuela Amparo Piquer, que no han sido tan conocidas, peroque yo he conocido. Hablamos de gente que podía hacer varias funciones todoslos días de la semana, compaginándolo con televisión y cine, que tenían una gran vocación y que guardaban muchas anécdotas y vivencias. La experiencia queellas me han transmitido como mujeres independientes es incalculable.
Has afirmado en más de una ocasión que prefieres alas actrices antes que a los actores. ¿Por qué?
Yo he vivido en unmundo de hombres: hermanos, hijos, sobrinos Y en el mundo de los hombres memanejo muy bien. Cuando empecé en esto se decía que las mujeres son másambiciosas, más complicadas, pero me empecé a dar cuenta de que en estaprofesión no es así. Los tíos son mucho más lunáticos, maniáticos, pesados,hipocondríacos Es verdad que luego solucionan muy rápido los líos que puedentener entre ellos, pero yo con las actrices me he llevado siempre mucho mejor.
Justamente, en la obra en la que estás trabajandoahora, Hermanas, las mujeres soismayoría. Esta historia parte de un encuentro tras la pérdida de un padre.¿Hasta qué punto ha sido una ventaja o un inconveniente que coincida con unepisodio similar a nivel personal?
Ha sido muy curioso.Cuando me dieron esta función me encantó, pero cuando mi padre cayó enfermo laparamos. La pusimos en marcha cuando salió de la UCI, así que cuando murió ya estaba funcionando.Tuve la opción de dejarla, aunque era muy complicado porque el tren ya estabaen marcha. Entonces empecé a pensar en todo lo que le había visto hacer a mipadre, que trabajó cuando su madre falleció. Y lo mismo le ocurrió a mi madre. Ya toda mi familia. Así que lo convertí en un homenaje. Ha sido dificilísimo y,a la vez, como una catarsis diaria. Porque yo no podía vivir el duelo cada día,pero esta obra me ha dado la oportunidad de hacerlo. Me siento muy orgullosa dehaberlo hecho así y creo que le ha dado un punto muy especial a la obra.
En comparación con televisión y teatro, tu paso porel cine ha sido más bien testimonial. ¿Se ha tratado de una decisión personal ode una cuestión coyuntural?
He hecho películascon gente bastante importante, pero el cine para mí terminó cuando con 24 añoscreé una empresa teatral. Llegadas a una edad, el cine no es muy fiel con lasmujeres y eso no sucede con el teatro, ni en términos de espectadores ni detextos. Tienes ese momento con 28 ó 30 años, cuando eres una tía cañón y teofrecen cuatro o seis películas, por lo que no puedes hacer teatro aunquetengas una empresa montada. Pero sabes que eso te puede durar poco,así que yo elegí lo otro.
Aprovechando tus dos facetas, comoactriz y como empresaria, ¿sabrías decir cuál es la fórmula para llenar losteatros a pesar de los tiempos que corren?
Pues no lo sé, consinceridad. En mi caso, tenemos un cerebro en la familia, que es mi hermanoPedro, el cual cuenta con tres ases, que somos Luis Merlo, Maribel Verdú y yo.Los tres tenemos una carrera de fondo teatral, así que intentamos hacer siemprebuenos textos rodeados de gente profesional. Y aún así, te la pegas, porque sino esto lo estaría haciendo el Banco Santander. Hablamos de un negocio inseguroy que tiene otra desventaja: todo lo que ganas en el teatro privado loreinviertes en él también. En cualquier caso, nuestra carrera de fondo hace quela gente que no se decepciona con nuestras obras venga a vernos. Es decir,nosotros vamos mucho a taquilla, cosa que otros no se pueden permitir. Digamos,en resumen, que hay un poco de valor, un poco de cabeza, un poco de fidelidadde la gente y un poco de sentido común sobre lo que tienes y lo que no puedeshacer por las circunstancias.
Cambiando de tercio: te has declarado fan de variasseries norteamericanas. ¿Es justo establecer una comparación con lasproducciones españolas?
No, no es justo. Aquíno hay dinero y no tenemos lo que ellos tienen, como actores de cine de primeralínea que hacen series de televisión para cadenas que sólo tienen un millón deespectadores allí, porque luego las importan al mundo entero. Cuando aquí, porejemplo, compran la idea de Los misteriosde Laura o de Pulseras rojas esla leche. Esos son los logros de las televisiones nacionales: ir acontracorriente y hacerlo bien. Otras veces, menos bien, como en todas partes,porque también hay una bazofia tremenda. Pero, en definitiva, allí viven delcine porque es una industria como tal, de ahí que haya senadores o presidentesque sean actores. Tú imagínate a Resines de presidente del Gobierno. Seríainviable (risas).
Para terminar: estamos en plena cuenta atrás para lagala de los premios Goya, que se han convertido en un altavoz para el cine enparticular y para el mundo de la interpretación en general. ¿Qué mensaje tegustaría escuchar este año?
El mensajefundamental de los actores ya está dicho y redicho. Médicos, educadores, etc.pueden salir a manifestarse por sus cosas, pero cuando sales tú en tuplataforma que son los Goya a pedir lo tuyo te ponen a parir en muchos sitios.Lo nuestro es desolador, incluso cuando hablamos de un Gobierno porque creemosque lo está haciendo mal. Es lo que le pasó a mi cuñada (Maribel Verdú) el añopasado: aunque ella no tiene, decidió hablar de las hipotecas porque esa misma mañanase había tirado un tío por una ventana y se armó la que se armó. Ni hablando delo nuestro ni de los demás te salvas, así que yo no haría nada, porque por másque haga no tenemos el favor de la gente. Es por eso que vivo de espaldastotalmente a ello.
332