De la burocracia o cómo desesperar

Si tienes intención de vivir en la India ármate de paciencia, de mucho tiempo libre y un abanico. En este país adoran el papeleo. Las colas para cualquier trámite son interminables, el calor en los edificios oficiales agobiante, y el ritmo de trabajo de los funcionarios… bueno, el ritmo ni existe.

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El primer documento que te piden para vivir aquí esel FRRO (Foreigners Regional Registration Office), que certifica que eresextranjero viviendo en la India. Ya empezamos mal cuando te exigen registrarte on line; lo intentas mil y una veces yla página no va. Al final decides presentarte en las oficinas sin el registrohecho: si la web no funciona no es culpa tuya. Pues bien, a ellos eso no lesimporta, así que primera multa. He hablado con más personas y a todos nos hapasado lo mismo: te obligan a hacer el registro, la página no funciona, y comoconsecuencia, tienes que pagar un extra.

Una vez superado el primer obstáculo, y con elregistro hecho, esperas tu turno para presentar la documentación que piden enuna ventanilla. Después de tres, cuatro, cinco horas te toca. Te acercas conuna sonrisa de oreja a oreja pensando “ya está”… pero no. Resulta que, derepente, han decidido que te falta un papel. Vale, bien….volveré mañana…Al día siguiente, ya pertrechado con una botella deagua, el abanico (por supuesto no hay aire acondicionado), un bocadillo y ellibro más gordo que tengas en casa, apareces en el FRRO. Coges tu número (el 103. Van por el 4 y solo hay unfuncionario) y te sientas. Ya te has comido el bocadillo y leído el libroentero y te llaman.

Una vez más, con la sonrisa, presentas el papel que faltabay ¡oh, sorpresa! de un día para otro las tasas han subido. Por supuesto losbancos ya están cerrados así que no puedes pagar (una vez más) y tienes queesperar al día siguiente.

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8 de la mañana, de nuevo en el FRRO, con las tasas correctas pagadas, con el agua, dos bocadillos,otro libro y la baraja, porque ya has hecho amigos y el día anterior decidisteisjugar a las cartas durante la espera. Cuando te toca te acercas, esta vez consolo media sonrisa y pensando ¿qué faltará ahora?… ¡Pues fotos, ahora quierenfotos! Ya les has dado 10 con la primera entrega, para qué te piden 10 más.Cómo ya sabes de qué va esto estás preparado y las tienes contigo. Ay, amigo,pero eso no les sirve: te dan cita para el día siguiente porque las fotos lasnecesitaban para ayer y no han podido tramitar nada sin ellas.

Quieres llorar mientras sales de la que se está convirtiendoen tu segunda casa en la India. Ves a un señor de unos 80 años esperando suturno y piensas “este hombre empezó a pedir el FRRO cuando tenía 30 años, seguro”. Y sales  cabizbajo, sudoroso, cansado y sin rastro dela sonrisa del primer día.

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Día 4: 8 de la mañana, fotos, agua, libros (más deuno), un tapper, baraja y si te apuras, el monopoly. Turno: 126, van por el 20,¡pero hay dos ventanillas abiertas! 2 del mediodía, te toca (te avisa el quetienes sentado al lado porque tú estás durmiendo). Te acercas, no hablas, nosonríes, no tienes esperanza, entregas las 10 fotos… ¡y resulta que han perdidotu expediente! ¡Y te lo dicen así, tan felices! ¡Como si la cosa no fuera conellos! Así que, como ya no tienes fuerzas ni para protestar, vuelta a empezar,a pagar tasas, a sacarte 50 fotos, a jugar al tute con el resto de españolesque también esperan (y desesperan)…

Hasta que un día, un mes después, cuando ya conoces alos funcionarios por su nombre, cuando llegas a la oficina y tienes tu sillaesperándote, cuando los nuevos (aún con la sonrisa en la cara) te confunden conun trabajador y te preguntan cosas, cuando estás planteándote pedir un sueldoal gobierno por tu trabajo en el FRRO, tellaman, te acercas a la ventanilla, ¡y te lo dan! así, sin más. ¡Aplausos,saltos, apretones de manos… hoy es día de fiesta! Que sepáis que lo tengoenmarcado.

¡Namasté!

Eva Sariego

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