«Transición» es una pieza teatral en la que Antonio Valero se mete en la piel de un enfermo de Alzheimer llamado Adolfo. Bajo esa premisa, el espectáculo recrea los principales momentos de un período histórico cuyos ecos repercuten en la actualidad. El actor, nacido en Burjassot (Valencia), nos habla de su personaje y la Transición.
¿Cómollega el personaje de Adolfo Suárez a tus manos?
Bueno, la verdad es que me llega en un momento estupendo: por mi edad y por eltiempo sucedido. Nunca es fácil un personaje vivo y sobre todo un personaje tanreconocible como Aldolfo Suárez y no es habitual hacer el personaje mientras lapersona, en este caso, está viva y luego en las condiciones en la que seencuentra, claro. Todo el mundo sabe que ya tiene 80 años y que está en su casacon Alzheimer. Y
Eso no quita para que sea uno de los grandes personajes del S.XXespañol. Yo tengo que reconocer que nunca voté a Suárez; yo era joven y,entonces y ahora, mi visión política era diferente a la que él representabaporque, no tenemos que olvidar que cuando lo nombran presidente de Gobierno, élera ministro del Movimiento, esto significa que era el que mantenía la esenciade aquel régimen, por tanto cuando lo nombraron aquello fue algo un pocoescandaloso.
Luegoresultó ser una persona fundamental en transformar una dictadura totalitaria enEstado democrático de derecho. Lo hizo en muy poquito tiempo y con unascircunstancias horrorosas. Luego él dimite, funda un nuevo partido, tuvo quesalirse para hacer otro, ¿no? Fue como una especie de Julio César al queapuñalaron todos los suyos. Entonces, ese personaje, yo lo he tomado con muchocariño y con mucho respeto. Y he empezado a quitarme muchos prejuiciospolíticos y me he dado cuenta que fue un tío fundamental al enfrentarse aproblemas que no imaginaba dentro de su propio entorno, tuvo que enfrentarse acolegas de partido y a compañeros de viaje. Suárez era un hombre muy terrenal,muy pegado a su familia, a sus amigos La verdad es que he descubierto unaparte muy humana, muy familiar y muy social del Suárez con respecto al que yotenía en mi juventud.
Porun lado tenemos a la personalidad política e histórica pero ¿Cómo se construyecomo personaje, desde el texto que tú tienes que defender?
Mira, la ventaja que tuvimos con esta representación es que uno de losdirectores había trabajado en Els Joglars, como yo; es decir el trabajo conAlbert Boadella nos marcó, y eso nos permitió hacer dos semanas de ejerciciosprevios para jugar sobre la época. Trabajamos el hacer improvisaciones,recuerdos que teníamos sobre aquella época, repasar documentales, ponernos enla situación de aquellos años que, fíjate, ¡yo había vivido! Y, claro Cuandovino el texto dije ¡anda! Y Además con el tema que ocurre que es un personajeque entra y sale de la realidad, un tipo que mezcla pasado y presente. Unhombre que va viendo flashes de su historia y de los momentos que vivió y Enganché el personaje de una manera natural, empezó a entrar y a entrar y asílo llevo incorporado. Hay un pequeño momento en que imito algo de su voz pero ,es para mí, incluso me dicen te pareces a Suárez, y no lo creo, precisamenteporque trabajo con elementos propio de su persona pero construyo un personajemío, que vivió la misma realidad de Suárez, y es común para ambos y para muchagente.
Un poco lo que decía Grotowski “ficcionar hasta que sea realidad”. ¿Puedeque la ficción del personaje de Suárez se aproxime mucho a su realidad?
Siempre hay que mantener una distancia con el personaje y la realidad delpersonaje. Yo estuve formado, también en Nueva York. Eh tuve dos formaciones,la comedia del arte con Boadella, es decir encarar al personaje a través de lamáscara y luego dos años y medio en Estados Unidos estudiando el famosoMétodo que es todo lo contrario. Y Luego descubrí que se complementan, nohay que ser esclavo de una forma de crear. Hay que tomar distancia sobre todopara mantener el respeto. Tampoco lo tienes que hacer tan cercano, al personajelo tienes que querer, hacer tuyo pero si lo quieres hacer creíble debes dotarlode una distancia. El personaje de Suárez es real para mí, al construirlo comoficción, y el espectador cree el personaje, sí , sí luego la realidad delpersonaje se aproxima a la realidad de una persona como Suárez, eso quieredecir que la distancia entre la realidad y la ficción es , es parte delmisterio que tiene el teatro, ¿no?
¿Estamos un poco desmemoriados con la Transición?
Sí y mucho. Además es curioso como la palabra Alzheimer acaba siendo sinónimode memoria, especialmente la memoria política que tiene este país. En el fondoes la gran metáfora de este espectáculo. La historia de un hombre que a todosnos gustaría saber qué ocurrió en muchos momentos, tan cruciales, de lahistoria de España para que la democracia se pusiera en marcha y terminaperdiendo la memoria. Pero tenemos gente que no tiene Alzheimer y quiererecordar lo que fue y se inventan historias que no fueron.
Entrevista en colaboración con Hortanoticias.com
© JimmyEntraigües/ Hortanoticias
Inma Aznar, periodista