Cada siete años se celebra ‘El torneo’, una batalla sangrienta en la que compiten los treinta asesinos más peligrosos del planeta. Gana el último superviviente que se embolsa un premio de diez millones de dólares. El lema es ‘matar o morir’.
‘El torneo’ es seguido a través de cámaras detelevisión por ricachones reunidos en una sala donde hacen sus apuestasmillonarias rodeados de fulanas, alcohol y humo.
El argumento de ‘El Gran Torneo’ (2009), además desimplón, está teñido de sangre y escenas escabrosas. Un popurrí innecesario demal gusto donde la violencia es el hilo conductor. La película avanza a unritmo trepidante hacia ninguna parte. Persecuciones, tiros, amputaciones,explosiones… Es poco creíble y algunos pensarán que recoge una crítica defondo sobre la morbosidad y la perversión del ser humano pero tanta sangreacaba por ahogar cualquier reflexión al respecto.
El director Scott Mann intenta darle un giro final ala trama pero el espectador está tan cansado de violencia absurda que lo únicoque agradece es que se termine esta cinta que roza lo gore y que no cuenta nada. Llama la atención que Robert Carlyle sehaya prestado a participar en un reparto donde prima el músculo ante lainterpretación.
En resumen, un alarde de mediocridad supina teñido derojo.
David Barreiro