“Ahora no hay nada prohibido”

Fernando Morientes decidió colgar las botas esta temporada. 360gradospress analiza con él las sensaciones que le ha dejado su trayectoria y la forma en que un futbolista afronta psicológicamente un cambio tan radical como el de pasar de la disciplina de los partidos oficiales a la libertad del tiempo libre.

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Quince años en la cúspide del fútbol de elite dejan numerosas experiencias y ganas de comenzar una nueva etapa alejada de las exigencias de la competición. Ha saboreado las mieles del éxito en distintos clubes (Albacete, Zaragoza, Real Madrid, Mónaco, Liverpool, Valencia y el Olympique de Marsella) y ahora comparte con su familia y con los micrófonos el nuevo horizonte personal que se le abre.

¿Cómo se ve una trayectoria futbolística desde la madurez? De apariencia se aprecia que podrías haber jugado otros dos o tres años más perfectamente…
Bueno, la apariencia por fuera no es lo mismo que por dentro. Pero sí, la verdad es que han sido muchos años en la elite y llega un momento en que tienes que tomar una decisión. Porque en la vida no sólo es del deporte, hay muchas cosas detrás de un profesional y por eso decidí que llegaba el final.

¿Ese final se averigua por una especie de llamada interior que te dice ‘ha llegado el momento’?
Sí, es una cosa que vas sintiendo personalmente. El mundo del deporte tiene unas exigencias físicas y mentales muy grandes y cuando estás a ese nivel durante muchos años llega un momento en que te cansas, en que miras la vida de otra manera, con otras expectativas y otras metas. Metas que pueden estar también dentro del deporte pero no tan metido y ni tan físico como hasta ahora.

Y psicológicamente, ¿cómo se prepara un futbolista durante su etapa en activo para cuando llega el momento de colgar las botas?, ¿como un punto y seguido vinculado al deporte?
El deporte tiene muchas salidas. Afortunadamente, el fútbol de elite te hace tener una condición económica importante. También es importante rodearse de personas que te puedan aconsejar adecuadamente y después alcanzar la madurez con tranquilidad para saber hacia dónde enfocar tu vida. Pero al principio, sobre todo, lo que requieres nada más abandonar una carrera deportiva es tranquilidad, sosiego y tiempo para pensar más calmadamente lo que va a ser el futuro.

Y mientras  tanto, ¿qué deporte practica Fernando Morientes ahora?
Pues casi todos. Todos los que no podía hacer antes.

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Entonces, ¿cuáles eran esos deportes que por contrato no podías practicar y que ahora practicas?
Por contrato no podía esquiar ni montar a caballo ni jugar partidos de fútbol sala benéficos… Todo lo que conllevara riesgo estaba prohibido. Ahora no hay nada prohibido, todo es experimentar y a mí, que me encanta el deporte, hago mucha bici, juego al pádel, quiero ir a esquiar con los niños para que también ellos disfruten… Un poquito de todo.

Como amante del deporte, ¿sigues entrenando con una disciplina similar a la que tenías cuando eras futbolista?
No, similar no. Ni mucho menos. El deporte de elite exige mucha disciplina personal, diaria y mental. Física, evidentemente,  pero mental sobre todo también.  Ahora he pasado a un segundo plano y sigo haciendo mis cositas pero no con tanto nivel de exigencia como antes.

De toda tu trayectoria, ¿con el consejo de qué entrenador te quedas?
En ese aspecto recuerdas los comienzos. Los míos en teoría fueron fáciles porque empecé en juveniles y de ahí pasé directamente a primera división, cosa que muchos tienen que pasar antes por tercera, segunda ‘b’, segunda… Y el consejo que me dio por aquel entonces mi entrenador, que era Benito Floro, quien confió en mí, fue que lo difícil no era llegar, que lo difícil era mantenerse en una carrera de fondo. Y que lo más bonito en esta profesión era mantenerse a un nivel estable durante muchos años. No como abrir una gaseosa, que explota y ya se acabó. Luego he tenido otros consejos valiosos por parte de otros entrenadores y de la familia. Aún así, creo que en este deporte la humildad es uno de los valores principales y no pensar que por ser futbolista de elite eres más que otra persona. Son los valores que me inculcaron desde pequeño y que los entrenadores fueron matizándolos.

¿Dónde está la casa de un Morientes retirado que ha vivido en tantas ciudades?
Pues ahora empiezo a pensarlo. De momento en Valencia, donde he vivido tres años de carrera profesional, es una ciudad muy agradable. Tengo casa también en Madrid, donde he hecho mucho vínculo con esa ciudad y muchísimos amigos. Pero de momento no soy yo quien decide, afortunadamente, como antes. Ahora lo deciden más la familia, los niños… Y han decidido que Valencia de momento es la ciudad que más se acopla a nuestras necesidades y que más calidad de vida nos ofrece.

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Y ahora que eres comentarista radiofónico y televisivo, ¿qué es lo que más te sorprende de lo que se habla para los oyentes que no sabías cuando estabas abajo en el césped?
Aprendes muchísimas cosas. Te das cuenta de que retransmitir un partido de fútbol tiene mucho trabajo detrás y necesitas la colaboración de los profesionales. Cuando eres futbolista al periodista lo tienes un poco enfrentado porque no sabes por dónde va a salir, pero al final te das cuenta que tanto el periodista necesita del futbolista como el futbolista del periodista. Son trabajos que tienen  que complementarse y la verdad es que estoy aprendiendo mucho y viendo cosas que antes no se veían.

Entrenar, jugar partidos de veteranos con los Martín Vázquez y compañía… ¿te lo has planteado ya también?
Me está llamando todo el mundo para hacer todo eso pero tenía muy claro que el primer año de retirado tenía que ser única y exclusivamente para la familia. Era lo que estaba deseando cuando jugaba, el tener más tiempo libre para disfrutar de mis hijos, de mi mujer, de mis padres y de mis amigos, a los que he tenido bastante olvidados durante mi etapa como profesional.

Estefanía G. Asensi

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