Manolo el del Bombo: “Está tan bien España que ya ganamos sin bombo”

El aficionado español más ruidoso quiere alcanzar las 12 citas mundialistas de su camiseta

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Cumple 42 años como el aficionado número doce más ruidoso de España. Comenzó a tocar el bombo en Huesca, aunque el primer partido de la selección española al que acudió con su peculiar instrumento fue frente a Chipre, en 1979. Desde entonces, ha viajado para animar a España a siete mundiales y a seis eurocopas (con sus correspondientes fases de clasificación), ha convertido su bar (ubicado junto al viejo Mestalla, en Valencia) en un Museo del Fútbol abierto a aficionados de todos los gustos y espera poder cumplir su sueño de ver que la selección gana el Mundial y de alcanzar algún día doce mundiales apoyándola. Es la vida de la grada, un apéndice de los once que llevan la roja en el césped y el sello inconfundible de la afición española. 360gradospress ha compartido con Manolo el del Bombo recuerdos de cuatro décadas y el momento dulce que actualmente vive el fútbol español.

¿Cuántos años lleva con su bombo a cuestas?
Con el bombo empecé en Huesca hace 42 años, luego vi que la gente se lo pasaba bien y yo también, así que continué hasta hoy.

¿A cuántos partidos ha acudido Manolo con su bombo?
De la selección española a unos 350 partidos. Llevo 7 mundiales de fútbol y 5 ó 6 eurocopas.

¿Cuándo empezó a sentir que la selección española necesitaba de un 12 sonoro tan personal?
De Huesca a Zaragoza, de ahí a Monzón y luego se me ocurrió seguir a la selección española en uno de los partidos que salió fuera. Fue en 1979 contra la selección de Chipre.

¿Siempre ha utilizado el mismo o ha tenido que cambiar de bombo?
No, he cambiado y he regalado muchos. Uno lo regalé aquí en Valencia, otro a unos españoles en Venezuela, otros se han perdido…

Menuda fase de clasificación para el Mundial está viviendo: en Bosnia casi le roban el bombo, en Turquía se lo confiscan…
En Bosnia, al terminar el partido de la selección española sub-21, me subí con el conductor al autocar. Se le olvidó cerrar el maletero y, tras escuchar un ruido, bajamos y vimos a dos gamberros que se habían llevado el bombo. Pero entre el público y la policía lo consiguieron recuperar.

¿Qué le dijeron en Turquía para justificar la confiscación de su bombo?
Allí todo fue muy bien, la gente antes del partido fue muy amable y muy simpática. Sólo que al llegar al estadio me prohibieron entrar con el bombo. Durante los primeros 15 minutos estuve pendiente y comprobé que no había ni bombos ni había nada. Pero al cumplirse el minuto 25 comenzaron a sonar tres bombos, las bengalas y tal. Pero ganamos (risas). Está tan bien España que ya ganamos sin bombo.

¿Recuerda otras situaciones comprometidas?
Sí, en una final de la Recopa de Europa que jugó el Valencia en Bruselas pasamos mucho miedo. Aún vienen por aquí los clientes y me lo recuerdan.

Y del capítulo de satisfacciones y de recuerdos imborrables, ¿cuál nos aporta?
El recuerdo más bonito es el de la placa que entregué a los reyes en el estadio La Romareda de Zaragoza, coincidiendo con un Barcelona-Real Madrid que ganó el Barça 2-1, con gol de Marcos. En el descanso le dijeron al Rey que llevaba la corbata del Barcelona…

¿Cree que esta campeona de Europa necesita del número 12 y de su bombo como las anteriores?
Como le he dicho ya ganamos casi sin bombo. Estamos fenomenal, además sale un jugador, sale otro y lo hace tan bien. Llevamos una línea muy buena.

A buen seguro, los actuales jugadores le verían por televisión en México 86 cuando animó con su bombo a Butragueño, Eloy, Camacho, Zubizarreta y compañía, ¿con quién de ellos ha conseguido mantener una relación más fluida?
Bueno, yo tengo buena amistad con todos. Pero quizá con el que conservo un mayor trato es con Butragueño. Me encuentro a su padre en todos los partidos; el otro día estuve con él en Turquía. Luego también con Alfonso, su hermano Iván, De la Peña, Poli Rincón… Para mí son todos iguales, me hablan de los de ahora pero yo me acuerdo de todos los que han pasado desde hace 30 años.

¿Se paga los viajes o se los pagan por animar?
En la Eurocopa, por ejemplo, hice publicidad a la cerveza Cruzcampo. El dinero que me dieron me lo gasté en los nueve músicos que me acompañaron. Algo que me hizo muy feliz, ya que llevar a una charanga durante todo el campeonato es algo que la gente de todos los países agradeció. Luego la selección española, que cualquier persona pagaría por ir con ellos, no me cobra el avión ni el hotel cuando vamos para dos días. Si es un campeonato me llevan y luego yo me tengo que buscar la vida. Pero yo estoy muy agradecido y muy contento.

¿Cómo le dio por convertir su bar en Museo del Fútbol?
Con tanto viaje comencé a tener muchas fotos. Hoy tengo para llenar tres locales como éste. Una vez en un viaje a Rumania fui a un bar que tenía todas las bufandas puestas en el techo, me gustó y las coloqué igual aquí. Me han enviado muchas para que las coloque junto a las otras.

¿Qué anécdotas guarda ya entre estas paredes?
Principalmente las relacionadas con la gente a la que le gusta encontrar la bufanda o la camiseta de su club.

¿Se llevará un bombo de repuesto a Sudáfrica?
Me llevaré un bombo y seis ó siete parches porque cada dos ó tres partidos se ponen blandos y hay que cambiarlos. Si España dura mucho tiempo en competición, usaré todos los parches. Ojalá lleguemos lejos; ya no digo ganarlo pero sí al menos a semifinales o a la final.

¿Se atreve a hacer alguna promesa si España gana el Mundial?
No, prefiero seguir animando y alegrarme más que por mí por todos los españoles que lo puedan ver.

Y si lo gana, ¿le quedará algo más por ver como aficionado?
Me gustaría cumplir 12 mundiales. Siempre luzco la camiseta con el número 12 y sería simbólico. Llevo siete, el siguiente será el octavo, tengo 61 años y espero que aunque a los dos últimos tenga que ir con garrotita pueda cumplir esa ilusión.

Óscar Delgado

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