José Sancho: “Don Pablo y yo estamos en paz”

360gradospress.com se mete en el camerino del actor para conocer los entresijos de su carrera

ÓSCAR DELGADO, Valencia. Con casi 64 años a sus espaldas, José Sancho atraviesa una etapa de su carrera marcada por su lado más polifacético. Director y protagonista de Enrique IV de Pirandello, que llegará en diciembre a Madrid tras haber recorrido la Comunidad Valenciana, su tierra; a mediados de este mes se estrenará la última película en la que participa, “El libro de las aguas”; el simbólico 20-N dejará de encarnar a don Pablo en la serie ‘Cuéntame cómo pasó…”, el mismo día que lanzará al mercado su libro, ‘Bambalinas de cartón’ (Temas de Hoy). 360gradospress.com se introdujo en el camerino del actor para conocer de primera mano estos y otros proyectos que ha emprendido, repasar los principales hitos de su carrera y compartir los instantes previos a su salida al escenario. Mucha mierda.

360gradospress.com: Interpretar el Enrique IV de Pirandello, ¿requiere mucha concentración?

José Sancho: Sí, porque además lo estamos haciendo en valenciano. Y yo, aunque soy valenciano, hace muchos años que pienso en castellano. Si sumamos esto al texto de Pirandello y, además, la responsabilidad de ser también el director, pues se hace más complicado. Con todo, disfruto con el riesgo que representa ser el responsable de un espectáculo de este tipo, que es bastante ambicioso, sobre todo desde el punto de vista interpretativo.

360: Hablando del valenciano y de esta gira que ha emprendido por la Comunitat Valenciana, ¿se siente profeta en su tierra?

JS: No, no me siento profeta, más bien me siento cómodo en mi tierra. Tengo bastantes distinciones, soy hijo adoptivo del Ayuntamiento, tengo la insignia de oro de la ciudad de Valencia, el Calabuig de Honor de Peñíscola, la distinción de la semana del cine de Alicante… Cuestiones todas ellas que me han distinguido. Pero en mi tierra me reconocen porque antes también me reconocieron en Logroño y en A Coruña, en mi tierra me han reconocido al mismo tiempo, no por el mero hecho de ser de Valencia, sino porque llevo muchos años en esto y siempre he tenido que buscarme las habichuelas.

360: Sin ser una proposición indecente, si le dijera “Si te hubieses casado conmigo”, ¿qué le evoca?

JS: Pues le diría que está en un error pero que no tiene la culpa. Yo no empecé a los cuatro años, ni con esa película, pero para internet sí. Se conoce que había un actor que se llamaba José Sancho, hizo tres o cuatro películas, y me las han atribuido a mí. Yo empecé a los 17, antes me tuve que partir la cara aquí en Manises.

360: Además de con ese tipo de anécdotas, ¿cómo cree que ha afectado internet, el ciberespacio y las nuevas tecnologías al mundo del teatro y del cine?

JS: Favorablemente, la información es más rápida y más inmediata. También es cierto que ha propiciado la aparición de descargas piratas y demás; pero todo lo que por un lado perjudica, por otro ayuda, ya que la información llega en el acto y gracias a la red puedes hacer algo que yo practico mucho: cuando quiero ir al teatro o viajar, salgo de casa con el billete y con las entradas para el espectáculo que voy a ver.

360: Curro Jiménez marcó una época en nuestro país en plena transición hacia la generalización en el uso de la televisión en color en familia, ¿cuál cree que sería el equivalente hoy, el Curro Jiménez del siglo XXI?

JS: Cuando se comenzó a emitir Curro Jiménez, había mucha gente que no tenía la televisión en color, fue poco a poco; al principio sólo la tenían quienes podían permitirse pagar 200.000 pesetas por ella, cuando el sueldo medio de una familia trabajadora era de unas 35.000 pesetas al mes. Hoy se podría hacer una misma serie pero no con los mismos actores; deberían hacerla actores jóvenes y dispuestos. Seguro que funcionaría, pero también habría que llamar a directores de cine para que se atrevieran, como los que la hicieron entonces. Ahora hay demasiado advenedizo en la televisión, demasiada gente que no tiene ni zorra idea y hace televisión porque como hay mucha demanda, pues tiene que trabajar, qué le vamos a hacer.

360: ¿Dónde guarda su Goya?

JS: Pues donde se presenta. El otro día lo cambié de sitio porque he puesto una estantería y como pesa tanto, hay que colocarlo en un lugar seguro para que no le caiga un día a la chica de la limpieza, imagínate, muerta por un Goya. El hecho físico de tenerlo no me afecta, me afecta el hecho de haberlo conseguido por una película de Almodóvar, el único Goya que tiene un hombre por una película de Almodóvar. Pero si se pierde, pues mala suerte. Supongo que a la gente que gana un Oscar les lo mismo, lo importante es el hecho de haberlo ganado; te lo ponen en el currículum y ya está, pero no hay que ir buscándolo con la mirada. Y estoy satisfecho de tenerlo, por supuesto.

360: Ha mencionado a Almodóvar, con el que ha rodado dos películas, ¿se puede llegar a considerar por ello un ‘hombre Almodóvar?

JS: No, ni hombre, ni chico, ni nada. Yo estoy muy feliz de haber trabajado con Pedro, me llevo muy bien con él, pero no llevo toda la vida en esto para acabar limitándome a uno. Si no hubiera trabajado antes con otros directores quizá nunca me hubiera llamado Almodóvar. Por eso no puedo limitarme a ser un chico Almodóvar porque los otros directores también han formado parte de mi trayectoria y no puedo ignorarlos.

360: Cuénteme cómo pasó del franquismo a la democracia…

JS: Eso es muy ingenioso pero, ¿cómo pasé yo o mi personaje?

360: Ahí quería ir a parar, ¿qué tiene José Sancho de don Pablo y qué tiene don Pablo de José Sancho?

JS: Don Pablo sólo no es nada, es un papel escrito, un personaje, que se llama así. Don Pablo tiene de José Sancho pues los ojos, la piel y supongo que no insinuará usted que tiene unas ideas políticas porque entonces…(risas) Pero Don Pablo no es nada, es un personaje al que yo he dado vida y ha sido un éxito. Fui contratado para seis días y he estado más de 174 episodios; el último día que salgo es el 20 de noviembre. O sea, que estamos en paz don Pablo y yo. Era un personaje anodino al que he conseguido entroncar bien con Antonio Alcántara, ha jugado un papel muy importante en la serie y personajes como don Pablo han jugado papeles muy importantes en la transición de este país, unos están por ahí camuflados, otros se han hecho muy demócratas.

360: En su carrera ha compartido papel con gente como Javier Bardem, ¿con qué se queda de esos momentos?

JS: Lógicamente, estoy orgulloso de haber trabajado con Javier, conozco mucho a su madre y sus hermanos. Es decir, para mí Javier por encima del Óscar es hijo y nieto de cómicos, al que conozco mucho y al que, afortunadamente, yo no envidio. Pero supongo que los de su edad deben estar bastante mosqueados y envidiándolo. Yo ya no porque a mí lo de Hollywood no entraba en mis planes pero en los de Javier sí. Me quedé muy feliz viéndole en directo cuando se lo entregaron.

360: ¿A quién no le diría nunca no José Sancho?

JS: Eso no estoy dispuesto a dejarlo firmado en ningún sitio. Depende de quién te proponga y qué trabajo. Pero a esas cosas no hay que comprometerse de antemano, ¿para qué? Prefiero navegar por libre. Dice este personaje que interpreto ahora que “hay que entregarse a la verdad de hoy aunque se oponga a la de ayer” y eso se lo debería aplicar mucha gente y reconocerlo como tal y no aferrarse a las ideas aunque estén caducas.

360: ¿Qué hace en su tiempo libre?

JS: Pues para que le sirva de referencia, ayer fui y volví de Madrid a Barcelona a ensayar el papel de Milans del Bosch, que es una serie nueva que vamos a hacer, ése es mi tiempo libre. Aprovecho los trayectos para estudiar nuevos papeles, como el de la comedia que voy a presentar después de ésta… El poco tiempo libre que me queda se lo dedico a mi mujer.

360: Lleva una cantera de jóvenes promesas en la representación de Enrique IV, ¿qué les aconseja?

JS: No suelo aconsejar; como dirijo, les digo lo que tienen que hacer. Los consejos sólo sirven para darlos y no soy muy dado a dar consejos; sí a contar cosas que a mí me han ocurrido. La verdad es que yo he elegido a todos los actores y como yo sabía lo que necesitaba pues elegí lo mejor que pude. Y, en efecto, hay muchos jóvenes, pero eso es una enfermedad que se pasa con el tiempo, lo de ser joven.

360: Y para TV, ese proyecto de Milans del Bosch que ha comentado, ¿para cuándo?

JS: Es una TV movie que se titulará “El rey y el 23-F”, producida por TVE; y para el año que viene tengo pendiente la vida del cardenal Tarancón y otros proyectos para televisión, otra obra de teatro y una película que se va a estrenar ahora, “El libro de las aguas”.

360: ¿Qué papel no ha representado y le gustaría representar en lo que le queda de carrera profesional?

JS: Siempre hay un papel que harías pero no siempre es el mismo; yo nunca hice de Kowalski en “Un tranvía llamado deseo” y me apetecía mucho cuando tenía 30 ó 35 años. Ahora me apetecen otros muchos pero, sin embargo, nunca había pensado que haría Enrique IV cuando tenía esos 30 ó 35 años. Es decir, no hay frustraciones por no haber hecho determinados personajes porque siempre vienen otros mejores. Casi todos los mejores papeles son los que interpretas cuando ya has crecido porque los autores escriben para gente hecha.

Óscar Delgado

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