Aguja e hilo ¡y a la calle!

Tejer es una actividad que se asociaba a nuestras abuelas, quienes, aguja e hilo en mano, realizaban prendas que nada tenían que envidiar a las que se encontraban en las tiendas de ropa. Pero, lejos de quedar en desuso por la evolución de la industria textil, en los últimos años ha surgido una auténtica fiebre que cuenta con su propio Día Mundial de Tejer en Público. Por eso, 360 Grados Press ha querido conocer más sobre los actos que se celebran en una fecha que reúne a miles y miles de personas alrededor del planeta.

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Unos 60 países de todo el mundo sacarán aguja e hilos de colores a sus calles para tejer lo que creatividad dé de sí. El próximo día 10 de junio se celebra el Día Mundial de Tejer en Público, un evento que se inició en 2005 y que, año tras año, suma numerosas actividades que tienen lugar de forma simultánea en los cinco continentes. Su misión, “mejorar la vida cosiendo”, atrae a todos los públicos (sobre todo mujeres) y no solo tejedores, sino también aficionados al ganchillo o crochet, hilanderos y amantes de esta actividad.

 

“El arte de tejer, aunque muy antiguo, está muy de moda en la actualidad por sus numerosos beneficios para la salud y el bienestar“, explica Noelia Coll, co-fundadora de Espai Disat junto con Eva Clemente, entidad que organiza este día mundial en la ciudad de Valencia. Por eso, cada vez más gente opta por este hobby, sus beneficios saludables, así como la tendencia del ‘Do it yourself’ (DIY).

 

En este sentido, Coll señala que últimamente se ve en las revistas del corazón con actrices que tejen en los ensayos: “Esto, entre otras cosas, ha hecho que esté en boca de mucha gente a la que hasta ahora no le había parecido lo bastante chic porque solo lo había visto en sus abuelitas. Hoy en día, la gente ‘moderna’ empieza por curiosidad y por el boca a boca, pero se engancha porque se trata de una actividad que ayuda al bienestar general”.

 

El Día Mundial de Tejer en Público, que congrega a miles de fans, fue iniciado por Danielle Landes, quien quería que los tejedores se uniera y disfrutaran de la compañía del otro en un acto solidario. La idea consistía en que la gente saliera de sus casas en un día específico, el segundo sábado de junio, para acudir a un evento local y conocer a aquellos que también realizaban esta actividad. En Valencia, por ejemplo, se realiza en pleno barrio de El Cabanyal, pero también en lugares emblemáticos de Buenos Aires, Nueva York, San Francisco, Toronto, Sídney, Tel-Aviv o Johannesburgo o en ciudades mucho más pequeñas.

 

Esta manera de compartir y dar a conocer esta afición la han ido adoptando las ciudades paulatinamente. En Valencia se llevó a cabo hace tres años con motivo del Slow POP-UP Market en el que participaron una treintena de personas. De esta manera, el también llamado en sus siglas en inglés WWKIPDAY  ayuda a que los grupos dispersos de tejedores puedan reunirse en un único lugar para que puedan también interactuar entre sí, según indica Astrid Salling de Copenhague, una de las organizadoras de la efeméride a nivel mundial desde 2011.

“Antiguamente, las personas utilizaban estos eventos para mostrar al público en general que no solo eran las abuelas las que tejían, pero es que eso es genial, porque sin ellas no tendríamos la riqueza de conocimiento de este arte que hoy tenemos”, apunta Salling. Además, aprovecha para dar las gracias a todas aquellas personas que, voluntariamente, organizan desde su ciudad estas reuniones públicas.

 

Ventajas psicológicas

Volviendo a los beneficios para la salud, mucha gente se ha unido a este movimiento por los beneficios saludables que conlleva. “Para nosotras, tejer significa parar en el ritmo frenético del día a día y dedicarlo a nosotras mismas, a repetir una y otra vez un punto tras otro para ir dando forma a un nuevo proyecto”, subraya Noelia Coll, y añade que, tanto para Eva Clemente como para ella, supone “un mantra que nos ayuda a concentrarnos en nosotras misma para apaciguarnos desde el interior, para poder hacer frente a las vicisitudes de nuestro alrededor”.

 

Según afirma, los movimientos rítmicos que conlleva tejer pueden asemejarse a las ‘asanas’ del yoga, por lo que se calma el ritmo cardiaco y la respiración. De esta manera, se logra una sensación de calma y quietud al despejar los pensamientos negativos por la concentración que requiere. Además, el resultado final desemboca en la satisfacción de un trabajo bien hecho y mejora la autoestima y la creatividad.

 

De todas formas, si no llegas a celebrar la efeméride, las acciones públicas relacionadas con el arte de tejer no se reducen solo a un día, sino que a lo largo del año se organizan acciones ganchilleras urbanas en las que, por ejemplo, se decora un bolardo de una calle o árboles. También se preparan quedadas ganchilleras en días concretos que cada entidad establece, como los viernes en La Col·lectiva de Valencia o los lunes en diferentes espacios de Soria.


@_Guiomar_

Inma Gabarda

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