Milenios de actividad minera y unas condiciones geológicas irrepetibles han hecho de este rincón de Huelva un lugar único que sirve de referencia incluso para la NASA.
Tierras de intensas tonalidades rojizas que brillan a la luz del sol. Inmensos cráteres de hasta medio kilómetro de profundidad. Montañas de lava solidificada entreverada por amarillo azufre. Incluso un río habitado por bacterias primitivas que se “alimentan” de sales y sulfatos de metal. Podría tratarse del panorama dibujado por la sonda enviada desde la Tierra a un planeta extraño, pero es en realidad un escenario mucho más cercano. Concretamente en Huelva, en plena Andalucía.
4.000 años de actividad minera han modificado por completo cerca de 25 kilómetros cuadrados de tierra hasta configurar el paisaje anteriormente descrito. Desde fenicios y tartesos hasta británicos, cuya huella aún es perceptible en muchos rincones del Parque Minero, especialmente en la localidad de Minas de Riotinto, donde sigue en pie un barrio plenamente victoriano e incluso vestigios culturales y sociológicos: es aquí donde oficialmente se reconoce que nació la práctica del fútbol en nuestro país, entre seguramente otros deportes como el golf o el tenis.
La riqueza geológica de la zona no sólo ha atraído a distintas civilizaciones a lo largo de los siglos, sino que lo sigue haciendo actualmente. Si antes era oro, plata o cobre lo que se buscaba en sus entrañas para ser conducido a través de la sierra hasta los embarcaderos del puerto onubense, ahora son los científicos los que escudriñan su tierra y agua para encontrar analogías con otros lugares. Especialmente Marte. La NASA cuenta con un laboratorio donde analiza continuamente muestras y experimentos al mismo tiempo que prepara alguna de sus expediciones. Manejan de forma sólida la teoría de que si existe vida allí sus características deben ser muy parecidas a las de esta zona.
Con un rico museo, visitas abiertas a casas inglesas o interesantes paseos por la zona, la mejor forma de ver con perspectiva todo lo que hace de este lugar algo único es el recorrido en el tren minero. Los mismos vagones y vías que servían para transportar personas y mineral por los 85 kilómetros que la separan de Huelva (para los que invertía cinco horas) se adentran durante 90 minutos de fascinante viaje por la que fue la mina de cobre más grande del mundo. Así se puede contemplar cómo la mano del hombre lo ha transformado todo, aunque también ha propiciado importantes reforestaciones de especies como pino o eucalipto, las que mejor se adaptaron al suelo y a los rigores de una lluvia ácida que llegó a arrasar toda vegetación imaginable. Las condiciones de vida no eran fáciles para las plantas, pero tampoco para las personas. El entorno de la mina rebajó considerablemente la esperanza de vida, pero forjó hombres duros. Esos que bebían un aguardiente llamado man water (agua de hombres) importado por los ingleses y que los lugareños rebautizaron con el nombre de manguara. Aconsejable degustarla en el bar de la estación antes de iniciar el recorrido.
Durante el mismo se transcurre en paralelo con el Río Tinto, que debe su nombre a la particular tonalidad que adquiere debido a la actividad de los microorganismos que la habitan, el oxígeno y la luz del sol. Es la única forma de vida en él, puesto que los animales no beben de él alertados por su olor a metal. Sí lo hacen para desparasitarse. Con todo, el agua no es en absoluto perjudicial al tacto, con una acidez similar a la que pueda tener el vinagre o el limón.
Ser humano, microorganismos prehistóricos y condiciones geológicas han hecho de este un lugar irrepetible. La forma más sencilla de viajar a Marte sin salir de Andalucía.
Minas de Riotinto:
Qué ver: la Corta Atalaya, espectacular excavación abierta de 350 metros de profundidad. Barrio inglés de Bella Vista, de arquitectura victoriana y que muestra la vida de la colonia inglesa. Museo minero y tren de la mina.
Qué comer y dónde: excelente jamón de la zona y carnes ibéricas, aunque también abundan los pescados y mariscos llegados diariamente de la cercana Huelva. Restaurante La Fábrica y Restaurante El Galán son buena muestra de la cocina autóctona. También es posible avituallar en el bar del tren minero, así como degustar la famosa manguara.
Dónde dormir: Hostal Atalaya.
David Casas