Afrontamos la estación con más concentración de pólenes en la atmósfera. Analizamos con alergólogos las molestias que ocasionan y conocemos los trucos para enfrentarse a ellas.
Hemos asistido esta semana a la consulta del doctor José Lanuza y de la doctora Amparo Lanuza Rubio para conocer de primera mano cómo luchar contra las alergias. Ambos alergólogos nos han dado las claves para reconocer cuándo se es alérgico, cómo se debe actuar, las medidas paliativas para hacer frente a los síntomas y cómo comportarse el resto del año para llegar a la primavera lo más inmunizados posible contra los pólenes causantes de la rinitis, la conjuntivitis, el asma o la dermatitis alérgicas.
Los doctores Lanuza señalan que la alergia más frecuente es la rinitis y, cada vez más, las lesiones en la piel provocadas por la dermatitis alérgica. Para determinar los agentes alergógenos que provocan los síntomas en la persona se realizan unas pruebas. En este sentido, la doctora Lanuza Rubio señala que “las pruebas no se hacen para ver quién es alérgico, ya que sólo se aconseja hacérselas a quien tenga síntomas de posibles enfermedades como la rinitis, conjuntivitis, asma o picores”.
Antes de someter al paciente a las pruebas, los alergólogos parten de su historial clínico y de la descripción de los síntomas por parte de quien acude a la consulta. Un aspecto fundamental para iniciar el diagnóstico, ya que, como indica la doctora, “no es lo mismo que tenga molestias durante todo el año a que las tenga en primavera. Tampoco es lo mismo que las tenga al principio de la primavera a que las tenga al final, dado que hay unos pólenes más predominantes antes, después o según los sitios donde viva el paciente”. Los especialistas le preguntan por datos que en apariencia pueden parecer insignificantes pero que, en el fondo, les “ayudan a orientar el sentido de las pruebas”.
El resultado de las pruebas conlleva, en el corto plazo y durante la estación primaveral, la prescripción de un tratamiento a base de antihistamínicos, corticoides, antileucotrienos y cortisonas para paliar los síntomas puntuales provocados por la alergia y, al largo plazo, la recomendación de vacunarse durante los meses de escasa afección alérgica en los pacientes, esto es, en diciembre, enero y febrero, para luchar contra la incomodidad y el malestar que despiertan los pólenes en los alérgicos.
La vacunación con alérgenos se prolonga por espacio de 3 a 5 años, periodo después del cual “lo normal es que los síntomas vayan disminuyendo de forma progresiva, que cada vez se necesite menos medicación y que esa medicación controle mucho mejor los síntomas. La vacuna ayuda al paciente a que vaya creando sus propias defensas”, concluye el doctor Lanuza.
Carlos Juan