En los últimos años se ha sembrado la polémica con respecto al síndrome que sufren cerca del 10% de los niños españoles, el TDAH. ¿Es un trastorno real o un sistema de negocio farmacológico cubierto de fraude? 360 Grados Press pone el acento en este singular trastorno, resalta también la figura del adulto como afectado y comparte la lucha de una madre que convive con el TDAH junto a sus dos mellizos.
El Trastorno por Déficit deAtención con Hiperactividad (TDAH) es uno de los síndromes conductuales másprevalentes en psiquiatría pediátrica, pero, ¿se trata realmente de untrastorno infantil que ha crecido un 22%en los últimos cinco años en Estados Unidos o un sistema de negociofarmacológico? El semanario alemán DerSpiegel sembró la duda entre miles de familias de medio mundo al destaparque el psiquiatra que sacó a la luz el TDAH, Leon Eisenberg, siete meses antesde morir, la definió como “enfermedad ficticia”. A médicos, psicólogos y pedagogosles cogió también por sorpresa estas palabras, que podrían suponer que eltratamiento con estimulantes que se receta para la mejora de los niños puedaser una simple muestra de mercantilismo entre médicos y farmacéuticos.
Y más cuando se conocen loscasos en Estados Unidos de niños, sin previa detección del TDAH, a los que seles administra este tipo de químicos, bajo prescripción médica, para mejorar surendimiento académico, lo que puede provocar dependencia sobre ellos. Lo ciertoes que el consumo de estimulantes ypsicotrópicos para el TDAH entre niños y adolescentes no diagnosticados se hamultiplicado por diez en Estados Unidos en los últimos veinte años, y haaumentado un 22% desde 2007, según un estudio de la Academia Americana deNeurología.
El caso de España no esdiferente al de Estados Unidos. Según la terapeuta cognitivo-conductual valencianaBelén Cano, se estima entre 4 y 11 elporcentaje de niños con esta patología, principalmente varones mayores de 6años. Algunos críticos sociales consideran el TDAH un “mito”, con el que se “etiqueta a los niños” coneste trastorno mental por la “incapacidad” demostrada por los progenitores paraeducar correctamente sus hijos. Pero Cano, aunque considera que no es unapatología “fácil de detectar”, apoya las investigaciones prácticaspsiquiátricas en este campo.
Esta idea empírica viene reforzada por el carácter decomorbilidad del TDAH, ya que el 85% delos niños españoles que lo padecen tienen asociados otros trastornospsiquiátricos. Entre ellos destacan el disocial (conductas distorsionadas ydestructivas), de aprendizaje, por abuso de sustancias, de personalidadantisocial (rechazo de las normas sociales), bipolar (cambios extremos en elestado de ánimo) y negativista desafiante (comportamiento hostil hacia lasfiguras de autoridad).
Terapia y estimulantes como tratamiento del trastorno infantil
La psicóloga destaca comotratamiento principal para niños con “pleno diagnóstico” de TDAH la TerapiaCognitivo Conductual (TCC). Cano asegura que ésta fomenta la atención yreforzamiento positivos, las recompensas y los privilegios, de manera que elniño “se anima a portarse bien”, se reduce la tensión que conduce a suconflicto emocional y se aumenta su autoestima.
Al mismo tiempo o comoalternativa a la terapia, un médico especialista puede prescribir, si loconsidera necesario, un tratamientofarmacológico que, de forma continuada, “evidencia su efectividad a corto ylargo plazo”, según Cano. Se trata, sobre todo, de la administración demedicamentos como la atomoxetina, un inhibidor selectivo de la recaptación denoradrenalina, que se libera con el estrés, o el metilfenidato. Esteestimulante incrementa los niveles de dopamina y, también, de noradrenalina enel cerebro.
El metilfenidato comparte similitudes con la anfetamina y la cocaína
La utilización de este último fármacoha provocado controversias entre los campos de la psiquiatría y el resto de lasociedad, ya que posee similitudes estructurales a la anfetamina y efectoscercanos a los de la cocaína. A pesar de esto, la mayoría de estudiosneuropsiquiátricos realizados a nivel global en escolares de entre 6 y 18 añoshan demostrado que les ayuda a utilizarsu capacidad natural para concentrarse, apartar las distracciones y pensarantes de actuar.
Porsu parte, la terapeuta valenciana rechaza la idea de la utilización de estemedicamento en niños que no hayan sido diagnosticados de TDAH, para mejorar surendimiento escolar, pero sí en aquellos a los que se les haya detectado deforma fiable. Incluso apuesta por su combinación con TCC para, así, alcanzarunos resultados “más satisfactorios” a largo plazo en el niño.
Apnadah, por la ayuda y la divulgación del TDAH
En 1999 surge una asociación enValencia que trata de promover el conocimiento del TDAH, a través de laformación de profesionales y de la información a posibles afectados y a lasociedad en su conjunto. Se trata de Apnadah, que facilita estrategias ytalleres de padres para diagnosticar la patología y ayudar a los niños, y de ocio”para disminuir el estrés”, además de mejorar la adaptación e integración delos afectados de la mano de profesionales voluntarios y colaboradores externos,como cuenta Mª José Ferrer, miembro de la asociación.
Apnadah, con más de 900 familiasasociadas, cuenta con “rigurosos protocolos y diagnósticos fiables” que luchancontra la ola de opinión que acusa de fraude al TDAH y que “pone en duda laevidencia científica”. Además, trata de dar la voz de alarma a lasadministraciones públicas sobre la gravedad del trastorno, ya que la Comunitat Valenciana es una de lasautonomías “menos activas y sensibilizadas con este tema”. La asociación tambiénse esfuerza por ayudar a los más pequeños y a los adolescentes a convivir consu trastorno y a reducir sus efectos de cara a la edad adulta, ya que, de noser así, podría “empeorar su calidad de vida”, según Ferrer.
La batallade una familia afectada
Estas graves consecuencias que sepretenden evitar desde Apnadah las sufre en su propia piel Alejandra Rodríguez.Esta valenciana de 39 años convive con este trastorno desde su infancia sinhaber recibido un diagnóstico certero hasta el pasado año, cuando a sus doshijos mellizos, Aarón y Asier, se les detectó TDAH a sus 8 años. Y es que esta patología es de carácter hereditario enun 80% de los casos, según un informe del Observatorio de la Infancia y laAdolescencia FAROS. “Compartía con ellos muchas similitudes con respecto a miinfancia: piensas más rápido de lo que actúas, no puedes hacer las cosas unadetrás de la otra, te cuesta enfrentarte a situaciones de estrés”, aseguraRodríguez.
Aarón, aligual que ella misma, es TDA de tipo inatento, que se caracteriza por síntomasdepresivos o de ánimo bajo, ansiedad y baja autoestima, dificultades decomprensión y concentración. Por su parte, Asier, es de tipo hiperactivo, loque supone una importante inquietud, hablar en exceso e, incluso, tener problemasde sueño. “Le cuesta mucho levantarse, porque consigue dormir, pero no completala fase Rem, no descansa”, afirma Rodríguez sobre Asier. Lo más común, a pesarde estos casos particulares, es que se produzca una combinación de ambossubtipos, lo que englobaría al TDAH como tal.
“Mesiento orgullosa de ser TDA, porque al fin sé lo que soy”
“Vives la vida de formaamplificada, todo de forma exagerada y descontrolada”, cuenta Rodríguez, querecuerda cómo de pequeña se “sentíasola, lloraba y se enfadaba de forma muy intensa” y que sufrió su primerepisodio grave durante su adolescencia, lo que le llevó a pasar por elhospital. Por estas razones, esta madre dedicada no ha querido que sus hijos “pasaranpor el mismo sufrimiento e incomprensión” y les ha ayudado a través deldiagnóstico y posterior tratamiento terapéutico y farmacológico, al que sesomete ella misma. “La infancia es dura, te pueden tratar como a un loco y yono quería eso para mis niños”. La valenciana apuesta por las actividades extraescolares, sobre todo el deporte,para reducir los síntomas negativos del trastorno en sus hijos, en concreto através del béisbol y del club Astros de Valencia, con el que colabora de formaactiva.
Con el agravantede una difícil situación económica, Rodríguez trata, al mismo tiempo, de “salvar a su familia” y ayudar también alos adultos con TDAH que puedan sentirse “perdidos y enlodazados” como ellahace tan solo un año. Y lo hace a través de un proyecto que lucha por llevar acabo para “encauzar” un trastorno que les perjudica tanto a nivel psicológico ysocial como laboral. “Yo he perdido muchos trabajos porque me costaba realizartareas lineales, me agobiaba, me perdía y no sabía gestionar mi tiempo ysintetizar”, confiesa Rodríguez. “Ahora me siento orgullosa de ser TDA, porque alfin sé lo que soy y me puedo enfrentar y convivir con ello”. Una muestra deesfuerzo, lucha y superación “imparable” que le anima a estar al pie del cañónpor la visualización y tratamiento del TDAH.
S.C.