Y Prometeo encontró el fuego

El pueblo de Ponte Caldelas (Pontevedra) celebró un ‘Encuentro Verde’ con trueque, cuentacuentos y exposiciones

VÍCTOR SARIEGO, GALICIA. Van haciéndose presuntamente mayores y maduras las actuales generaciones de la época de la tecnología, como para plantearles las virtudes y milagros de las jornadas ecologistas, naturistas y tradicionales, sobre todo si una de las principales actividades consiste en un mercadillo de trueque, o cambalache, como nos contagiaron a decir sudamericanos y valencianos. Menos mal que en la mente de unos cuantos, cada vez menos, eso sí es verdad, permanecen las reminiscencias de los cambios de cromos de la infancia, una etapa más que Freud olvidó en su estudio de los placeres relacionados con el crecimiento humano. Aún existen asociaciones y entidades, cada vez más, y eso también es verdad, que con atrevimiento y osadía frente al correr de los tiempos, son capaces de poner en práctica, lo que en otros ámbitos resulta mera teoría o casi utopías de excéntricos o nostálgicos no realistas de la época hippie.

El ‘Encuentro Verde’ de Ponte Caldelas (Pontevedra) del último fin de semana de noviembre, forma parte de una feria ecologista itinerante que se está celebrando hasta fin de año por toda Galicia y que recala, cada domingo, en un pueblo diferente. La jornada tiene secciones fijas como la del cuentacuentos, una exposición de fotos y documentos de oficios tradicionales, muchos de ellos perdidos o realizados de otra forma, y un mercado de trueque. Además, en cada concejo en el que se celebra, se muestran los trabajos de los alumnos de los institutos de la zona, como por ejemplo murales en los que se describen las alternativas energéticas, cómo ahorrar recursos naturales o qué son los alimentos biológicos, cómo construir juguetes reciclados y un sin fin de propuestas, todas relacionadas con la naturaleza, la recuperación de ciertas tradiciones y la ecología.

Esta primera edición del ‘Encuentro Verde’, modesta y humilde, pero con gran aceptación de todos los vecinos, está organizada por la Asociación de Desenvolvimiento Rural Proder de la comarca de Pontevedra y varios ayuntamientos de la provincia. En él colabora además la Xunta de Galicia, aunque los verdaderos promotores de estas jornadas son sus participantes, asociaciones de vecinos de toda la región, y otras agrupaciones de diversa índole: culturales, sociales, ecologistas, de mujeres, de voluntariado o mancomunidades de montes.

El programa del encuentro es variado. Por la mañana toca el turno de actividades lúdicas al aire libre, dentro de lo posible en esta tierra de lluvia, como los tradicionales juegos de la llave, la petanca, las chapas, peonzas, tres en raya y otros que van surgiendo. También se celebra un encuentro de fútbol y un juego colectivo en la principal plaza del pueblo similar a la oca. En las calles más céntricas además se pueden conocer las actividades y puestos de todas las asociaciones que participan. Por la tarde y normalmente en la casa de cultura o en las dependencias de los ayuntamientos donde se organice el encuentro, se celebra una sesión de cuentacuentos, el mercado de trueque, una exposición sobre el consumismo, una sesión de audiovisuales sobre sostenibilidad y la presentación pública de las experiencias por parte de las asociaciones que participan. El mercado de trueque está abierto a todo el mundo y el procedimiento es sencillo: toda persona que quiera participar deja en depósito tres o más productos que quiera cambiar. El responsable de la feria le da tantas papeletas como objetos deposite y al llegar determinada hora se sortea el orden de elección entre los presentes. Trastos, cachivaches, juguetes e incluso algo útil. En esta ocasión había poco, pero variado.

Y mientras tanto, Anxo Moure, afable y muy particular indefinible cuentacuentos de Galicia, nómada, transmisor divertido y espectacular de tradiciones orales y escritas, recuperó el placer de aprender y jugar con y sobre la naturaleza. Después de agasajar a los más pequeños con varios cuentos narrados con todo tipo de escenificación y recursos, se los llevó en su particular ‘Ciclobiblioteca’ a pasear por el campo y leer algún libro o tebeo. Las caras de los chavales lo dicen todo.

Víctor Sariego

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