El arte despierta conciencias, rompe barreras y hace visibles los problemas sociales. Y el teatro, además, alza la voz de los colectivos más vulnerables, bien porque sean los propios intérpretes bien porque la obra transmite lo que sienten. En 360 Grados Press hemos puesto el foco en el teatro como una herramienta que empodera a aquellas mujeres que se encuentran en riesgo de exclusión social o que han sufrido violencia machista.
Nora es una mujer humilde que, con la crisis económica, decide dar un giro a su vida y se presenta a una entrevista de trabajo en el supermercado donde siempre realiza la compra. Esta situación que puede parecer cotidiana esconde detrás a una superviviente de la violencia machista, ya que ha sufrido un maltrato psicológico continuo. Y detrás de esta mujer se encuentra la actriz, escritora y profesora de teatro Jesica Fortuny cuya obra Nora lleva ya cinco años representándose por la gran acogida del público.
“Nora transmite su vivencia. explica Fortuny- Por eso, no es solo una obra teatral, ya que tienen un objetivo social, de dar visibilidad a lo que siente una mujer que ha sido maltratada para que todo el mundo pueda entender el proceso que ha vivido. Además, hace que te des cuenta de que situaciones o frases que estamos acostumbradas a escuchar van haciendo mella en una persona. Por ejemplo, ella dice: “Mi marido no se creía que yo tuviera un máster”. Puede parecer algo inofensivo, pero va calando y calando”.
La actriz escribió también Nora. “Lloré mucho cuando lo redactaba”, afirma. Jesica Fortuny fue asesorada por la técnica de igualdad del Ayuntamiento de Picassent (Valencia), Susana Tronchoni, y escuchó las historias de varias mujeres que habían sufrido la violencia machista. “Quería que todas nos viéramos reflejadas de alguna manera y, a su vez, reflejar todos estos casos porque son mujeres que se sienten invisibles, que no valen nada, que pensaban que se merecían lo que les estaba pasando. La mejor forma de entender es sentirlo y es lo que he tratado de hacer”, señala. Además, un porcentaje de lo que se recauda va a parar a un albergue de Madrid de reinserción de mujeres que han sufrido maltrato
Bajo la dirección de Pau Blanco y con la ayuda altruista de muchas personas como el cantautor valenciano Bertomeu, Nora regresa a los escenarios de Valencia este mes de noviembre. 55 minutos de un trabajo íntimo y delicado que también se representa en institutos de secundaria para concienciar a los jóvenes, tanto en este tema como en otros extrapolables como el bullying. Además, la obra teatral también se puede encontrar en libro, y ya van por su segunda edición.
Teatro contra exclusión social
Rocío, Lole, Carina, Sandra, Ana, Sonia Joana y Puny han sido las actrices de la famosa obra teatral de García Lorca La casa de Bernarda Alba y de Lope de Vega Fuenteovejuna. Todas ellas nacieron y crecieron en El Vacíe, el poblado chabolista más antiguo de Europa, ubicado en Sevilla.
Fue el Centro TNT, una entidad internacional dedicada a la formación, investigación y creación teatral que funciona en Andalucía, el que les ayudo a dar sus primeros pasos en el mundo de la interpretación. “El espectáculo no solo ha servido para el empoderamiento de estas mujeres, sino también para que se sientan respetadas y sean tenidas en consideración. Les han abierto las puertas, algo que nadie haría ni a ellas ni a los habitantes de El Vacíe”, apunta el director de Atalaya y Centro TNT, Ricardo Iniesta.
Se trata de una forma de romper barreras, de hacer posible lo imposible, ya que estas mujeres, de etnia gitana, ni siquiera conocían la existencia del teatro. Algunas no saben ni leer ni escribir, pero el resto del grupo les ayuda. “Para ellas, el teatro es un espacio de libertad que les permite también vivir situaciones que, de otra manera, no podrían porque siempre han estado habitando en condiciones inmundas”, comenta Iniesta.
TNT se forma a instancias de la compañía Atalaya, y comenzó su línea de producción de espectáculos en 1996, entre los que se encuentra el llamado teatro comunitario en el que participan las mujeres de El Vacíe. Desde el centro realizan talleres de formación y selecciona a las personas que se presentan. El director asegura que, aunque no tienen la técnica, muchas mujeres poseen las dotes suficientes para poder interpretar: “Vemos que tienen muchísima fuerza sobre el escenario, incluso más que algún actor”.
Esta forma de alzar la voz femenina también la lleva a cabo Jesica Fortuny en Picassent a través de la obra Testimoni duna lluita (Testimonio de una lucha) en la que relata los primeros sindicatos femeninos que se conformaron. Con un enfoque más cómico, mujeres de entre 40 y 80 años interpretan a aquellas que lucharon por sus derechos. Aquí también participan mujeres ágrafas a las que la actriz les graba el texto para que se lo aprendan.
“Es una manera de reforzar su autoestima y muchas mujeres han cambiado. continua- Algunas me han dicho que al principio no tenían vida, que solo se dedicaban a cuidar de su marido y a estar en casa, y que ahora se comen el mundo. Además, fuimos a representar la función al Centro Penitenciario y se sentían útiles al comprobar que también ayudaban a otras personas”.
Teatro social y de investigación
Tanto la labor que realiza Fortuny como la de Atalaya-Centro TNT se enmarca dentro del llamado teatro social, aquel que, a grandes rasgos, trata de cambiar la vida de las personas, tanto a aquellas que interpretan el espectáculo (mujeres, personas con algún tipo de discapacidad física o con problemas alimenticios) como a las que asisten para verlo.
Asimismo, el teatro social también se conoce como comunitario cuando lo desarrollan los hombres y mujeres de una comunidad, como por ejemplo, los que lleva a cabo TNT en El Vacíe o las 3.000 viviendas de Sevilla. Este centro, además, es conocido por el denominado teatro de investigación, “aquel espectáculo en el cual no se tiene claro el recorrido de principio a fin. Es como un aventurero, que no sabe a ciencia cierta qué va a ver”, apostilla Ricardo Iniesta.
En definitiva, son herramientas de expresión teatral que ayudan a empoderar a colectivos desfavorecidos, tratando de eliminar sus miedos y haciendo hincapié en todo lo que valen, o denunciando problemas que incomodan. “Cuando veo que alguien reacciona o que me da las gracias, todo tiene sentido. Es mi forma de aportar mi granito de arena a la sociedad“, concluye Jesica Fortuny.
Patricia Moratalla