Desde la Antigua Grecia, la Filosofía ha estado cerca de la vida de las personas. Quién soy, qué sentido tiene la vida o cómo afrontar un dilema ético son cuestiones existenciales que todo el mundo se plantea en algún momento. Es intrínsecamente humano. Y, para ayudar a dirimir estos planteamientos, existe la figura de los filósofos asesores, que acompañan a la gente en esta importante tarea de profundizar en cada uno. Por eso, esta semana, desde 360 Grados Press, hemos querido conocer más sobre esta profesión a través de varios de sus protagonistas.
Mucha gente solo ha tenido contacto con la Filosofía en el instituto y, actualmente, ni eso. Pero esta disciplina está presente en todas las facetas de la vida y, en cierta manera, todos somos filósofos en potencia, pues a lo largo de la vida nos surgen dilemas, responsabilidades y preguntas existenciales. Para resolver todas estas cuestiones existe el asesoramiento de filósofos, a través de profesionales que acompañan en este proceso de autoconocimiento.
“Mediante el diálogo filosófico, se extrae su filosofía personal, su forma de entenderse a sí mismo y al mundo, para someterla a un análisis crítico y transformar aquello que necesite ser transformado. De forma sencilla, el consultante adquiere herramientas para profundizar y reformar su sistema de creencias, obteniendo a cambio una mayor lucidez, serenidad y calidad de vida”, explica el filósofo práctico Omar Linares.
Esta faceta de los filósofos se inició en los años 80 en Alemania, según explica la filósofa Teresa Gaztelu, “y ha dado voz a un anhelo que tenemos muchos filósofos desde Grecia, pues lo que buscamos en el arte de la vida”. Con Sócrates se iniciaron los Diálogos Filosóficos, en los que examina la propia vida, por lo que el proceso de asesoramiento comienza con este diálogo: “Esta es la parte metodológica, la cual no solo es una labor intelectual, sino que también luego lo vemos en la parte práctica”, añade.
“El filósofo va a la raíz del problema y, además, cada persona tiene una filosofía personal. Nos hemos ido adaptando, sin darnos cuenta, a un sistema de creencias sociales que limitan nuestra forma de vivir. Y con el tiempo pueden producir sufrimiento”, indica Lucía Sainz, asesora filosófica de Psicode. Pone como ejemplo la soledad, ya que “nos dicen que cuando estamos solos lo vamos a pasar mal y, sin darnos cuenta, hemos construido esa creencia que nos puede hacer tomar decisiones perjudiciales en nuestra vida”.
Por tanto, el filósofo ayuda a identificar dichas creencias y tratar de cuestionarlas, pues muchas son irracionales. “Hay que pensar de forma crítica sobre ellas para sustituirlas por unas más racionales que nos permitan vivir de forma más experiencial, más consciente. Emocionalmente no tenemos control sobre estas creencias, pero si somos conscientes de ello podemos decidir cómo actuar y vivir mejor“, agrega Sainz.
Al asesoramiento filosófico acuden personas de toda índole que tienen un problema existencial, una crisis vital, que no saben enfrentarse a la muerte, que padecen síntomas psicodepresivos, que tienen problemas de pareja o con los hijos, dilemas éticos, etc. Es decir, como apunta Linares, se les realiza una terapia filosófica individual “para afrontar conflictos de corte ontológico y existencial“, ya que “son personas maduras y reflexivas que quieren tomar las riendas de su existencia y lograr una vida más plena, autónoma y libre”. De hecho, el compromiso de la persona que inicia este tipo de asesoramientos debe ser elevado.
Asimismo, Sainz cuenta que cada persona tiene un ritmo, a lo que se une que el proceso filosófico es más lento porque se requiere de una maduración de la persona entre sesión y sesión. “Por ejemplo, una chica hizo un desarrollo espléndido y generó un cambio impresionante en unas 12 sesiones en tres meses. Otra chica, más joven, cuya madre con la que estaba muy vinculada falleció, lleva ya dos años con un problema de duelo y existencial”.
También se preparan asesoramientos a colectivos concretos. Así, Teresa Gaztelu realiza un asesoramiento dirigido a doctorando, sobre todo en Humanidades, así como a mujeres. Este último se refiere a cómo el patriarcado se ha introducido en ellas sin percatarse. “Aquí me focalizo en nosotras como mujeres, en qué nos han dicho y qué creencias tenemos, como la figura de las súper mamis, que nos limitan como mujeres. Consiste en un empoderamiento femenino, pues la filosofía es, al fin y al cabo, el empoderamiento del ser humano”.
Diferencias con la Psicología y el coaching
Una de las dudas que la gente tiene radica en si el asesoramiento filosófico y el psicológico es igual. “Su principal distinción es que nosotros no aplicamos casos. aclara Gaztelu- Cada persona es un mundo y no se entiende que haya cajones donde se estereotipe a cada una. Existe una parte metodológica basada en el diálogo, pero en esta hay mucha flexibilidad y no existe una jerarquía como tal, puesto que todos somos filósofos en potencia. Además, no damos por válido aquello que el consultante no da por válido, ya que lo debe reconocer”. Otra diferencia que incluye está relacionada con la noción de realidad: la Psicología dice cómo soy, mientras que la Filosofía va más allá y habla de uno mismo, quién soy.
Por su parte, Linares comenta que el coaching “está basado en la consecución de objetivos y la búsqueda del bienestar, mientras que el asesoramiento filosófico se centra en el autoconocimiento y la coherencia personal. Lo que pretendemos es mejorar nuestra forma de pensar, para que así nos resulte más fácil comprender qué sentimos, por qué sufrimos y qué podemos hacer al respecto. El fin de la filosofía es la búsqueda de la verdad, y en consulta no es diferente. El bienestar llega, pero siempre derivado del conocimiento de la verdad, de la armonía con lo que es. No necesitamos engañarnos para vivir felices”.
La supervivencia de la Filosofía
Actualmente, se está viendo cómo esta disciplina está siendo eliminada de los planes de estudio. Una práctica que, según Omar Linares, no es nueva. “No quedan tan lejos la expulsiones de los filósofos en la antigua Roma por el Emperador Nerón. Sin embargo, siempre ha sobrevivido. La filosofía no dejará de estar presente, porque sus preguntas son filosóficas por humanas y no podemos dejar de hacérnoslas”.
Además, este asesoramiento está ayudando a que tenga más cabida en la sociedad, pues se ve su parte práctica. “Hay muchos filósofos que se estudian en los institutos desde el punto de vista teórico. Pero es mejor que el lector aplique todo esto a su propia vida”, apostilla Sainz.
La Filosofía es muy útil en una sociedad como actual. Así pues, Teresa Gaztelu recomienda la lectura de las filosofías orientales, pues se las consideran más proactivas y receptivas. Entre ellas, el libro que dio lugar al Taoismo, Tao Te Ching, textos de referencia del hinduismo, Upanishads o la Bhagavad Gita, o uno más actual como Thich Nhat Hanh.
Tanto Gaztelu como Sainz aconsejan a la filósofa española Mónica Cavallé, tanto su reciente libro El arte de ser como La sabiduría recobrada. También incluyen a los estoicos como Epicteto, Séneca o Marco Aurelio, entre otros. Asimismo, Linares incluye el análisis de Guy Debord, La sociedad del espectáculo (1967) por “nuestro comportamiento en las redes sociales. Parece que nos hemos centrado en la fachada, identificándonos con nuestra superficialidad, y hemos olvidado la belleza de lo que nos hace humanos, nuestra profundidad. Hay quien prefiere la apariencia de vitalidad a la propia vida”.
En definitiva, como subraya Omar Linares, la sociedad necesita la filosofía “para conocernos, para guiar nuestra vida, construir nuestra sociedad y comprender el mundo. Lo que pasa es que la reflexión filosófica despierta conciencias, y para algunos eso es un problema”. Por ello, estos filósofos están convencidos de que esta disciplina no va a desaparecer, aunque la vayan retirando de los sistemas educativos, si bien es cierto que los jóvenes necesitan un pensamiento crítico que les ayuden a pensar.
Patricia Moratalla