Evitar los reportajes sobreactuados y estar alerta para capturar los momentos mágicos y fugaces de una boda. La fotografía nupcial ha virado y los novios ahora ya no buscan a un profesional para posar ante él, sino para que cuente la historia de su enlace sin que nada esté premeditado y desde un punto de vista testimonial.
En una boda puede pasar de todo y en cualquier momento. Un solo segundo de despiste y la que podría ser la foto del día se pierde sin remedio. Actualmente, la tendencia en España pasa porque en las ceremonias nupciales no sea el fotógrafo quien dirija el evento, sino que sea la propia historia la que guíe a quien lleva la cámara. El llamado fotoperiodismo de bodas -que en Estados Unidos está consolidado desde hace años- impera hoy en este país, a juzgar por la amplia variedad de profesionales que ofrecen su trabajo desde ese prisma. Este estilo de entender la fotografía nupcial se basa en rechazar los clichés, huir de los posados e inmortalizar la boda buscando, en cambio, la naturalizad y la espontaneidad.
Si bien el concepto tradicional sigue teniendo su público, ahora convive con esta otra modalidad, donde el fotógrafo (o la fotógrafa) es testigo del desarrollo de la jornada, pero no influye en ella. La Unión de Fotógrafos de Boda Unionwep asegura en su página web que lo que quieren ver en un reportaje son “las anécdotas, el ambiente, la esencia de cada celebración”.
Manuel Orero (@orerofotografia) ha sido el fotógrafo de más de 300 bodas y su función es “captar no sólo lo que les ocurre a los dos protagonistas, sino también la esencia de todo lo que sucede a su alrededor y ellos no pueden ver en ese momento”. Precisamente por ello, “hay que estar muy atento, pues los instantes mágicos son efímeros y te juegas el recuerdo de dos personas, ya que no hay margen de error”. Orero es de la opinión de que “no hay que ceñirse únicamente a los clichés”. “Yo documento el día de una boda, no la organizo”, insiste. Su forma de entender la profesión le ha llevado a impartir cursos y ponencias tanto dentro como fuera de España y Nikon Alemania escogió una de sus fotografías para ilustrar el pasado día de San Valentín.
Los profesionales españoles cuentan que son reclamados en distintas partes del mapa y su trabajo se valora. Daniel Alonso, fotógrafo de People Producciones (@peopleproduccio), se disponía a retratar a una pareja en Torremocha del Jarama (Madrid) cuando se cruzaron con un rebaño de ovejas. “Por supuesto esto no estaba previsto y tomé la imagen”. Esa foto ha sido seleccionada por Junebug Weddings, portal de referencia en el sector, como una de las cincuenta mejores de las cerca de 10.000 que competían. “Es muy evocadora, transmite sensaciones y surgió”, considera Alonso.
Cuando se evita el posado “todo es más natural y fluye“, mantiene Orero, quien dice que “la inspiración puede llegar con un rayo de luz, con una mirada o con un detalle que ocurre en una fracción de segundo”. De hecho, tanto Manuel como Daniel coinciden en que su tarea es encontrar las emociones y capturarlas para siempre. Sin forzar. “Hay nervios, tensión, llantos y risas todo eso debe estar en el resultado final”, opina Alonso.
El cambio en las bodas
El propio concepto de boda ha dado un giro radical en los últimos años, donde se personaliza hasta el mismo detalle que se regala a los invitados. Y esa personalidad de la pareja también interesa a Manuel Orero y “forma parte del trabajo previo de documentación”. “Siempre me reúno con ellos para conocerlos, para que me cuenten quiénes son las personas más importantes que estarán acompañándolos ese día, para saber el contexto de cada historia de amor”, explica. Él dice estar “obsesionado con la luz” y “con pasar desapercibido“.
Por su parte, Daniel, a quien también le gusta contactar con ellos antes del enlace, insiste en “buscar el lado emocional de las situaciones intensas y bonitas que se dan” y comparte que el momento del cóctel “suele dar muy buenas fotos porque los novios están interactuando con los invitados”.
Este tipo de reportajes nupciales exige a los profesionales encontrar el equilibrio entre la improvisación, la creatividad y la técnica que, por otro lado, también debe estar presente, defienden ambos. En opinión de Daniel Alonso, “ya no hay vuelta atrás”, en referencia a que esta tendencia de recoger a través del objetivo momentos con la frescura de la naturalidad “es imparable”. De acuerdo con sus palabras, en todo caso, “lo mejor de mi empleo es trabajar con personas y estar presentes en un día tan extraordinario”. En términos similares se sitúa Manuel cuando se le hace la misma pregunta, quien además confiesa que suele emocionarse en las ceremonias. “Para mí es un auténtico privilegio ser partícipe de un día tan importante para dos personas que se quieren y documentar su enlace con mi cámara de fotos”, concluye.
Laura Bellver