Pensar con el estómago

La semana pasada comenzó para Peláez y su jefe el viernes, lo que sin duda nos da la idea de la nebulosa de dudas y despistes en la que esta sin par pareja vive. Era viernes, decíamos, cuando Peláez pidió a su jefe que lo desatara de la silla para celebrar así el día de la libertad de prensa, algo a lo que cedió el director del periódico de provincias a cambio de un bocadillo de jamón.

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Porque esfrecuente que sea el estómago el que guíe los pensamientos de este hombre quepensaba que los estores eran como castañas que se comían en un cucurucho depapel o que no dudó en ir por primera vez desde que está el frente delperiódico a una rueda de prensa al ayuntamiento guiado únicamente por suolfato, que le indicó que allí quizás no había una noticia, pero sí suculentos croissants.

 

 

Viernes, 3de mayo

 

– ¡Jefe!
– Qué paaaaaaaasa, Peláezzzzz…
– ¿Sabe qué día es hoy?
– Viernes que te quiero viernes.
– ¿Y sabe qué se celebra?
– Botellón
– En todo el mundo…
– ¿Macrobotellón?
– No, en el periodismo…
– ¿Macrobotellón de plumillas?
– ¡No, hombre! ¡Es el día mundial de la libertad deprensa.
– Yo adoro la libertad de prensa, Peláez.
– No lo parece…
– ¿Ah no? ¿Le coacciono yo, acaso?
– Bueno…
– Quitando que no hable mal ni diga la verdad delas marcas que nos anuncian, de los políticos corruptos de mi partido, de misamiguetes, de mis familiares y del Real Madrid, ¿qué más le impido que haga?
– No me deja hablar de cultura.
– Eso no vende.
– Además, me retiene aquí…
– ¿Que le retengo?
– Me ha atado a la silla y esposado al teclado.
– ¿Quiere salir, acaso?
– Aunque sea a ver la luz del sol.
– Está nublado.
– Ya, pero…
– ¡Está bien! Le dejaré salir un rato, peroentrégame el pasaporte y eso de ahí.
– ¿Mi bocata de jamón?
– Tengo hambre de libertad, Peláez, hambre delibertad.

 

Lunes, 6 demayo

 

– ¿Qué mira tanfijamente, jefe?
– El futuro, Peláez
– Es una pared…
– Por eso.
– Levante el ánimo, jefe.
– Es fácil decirlo, Peláez, no puedo pagar ni la luz.
– Llevamos cuatro meses con velas.
– ¿Ah sí? ¿Y los ordenadores?
– Tengo una Olivetti del 53.
– Empiezo a ver el lado positivo, Peláez. Ya soloqueda la calefacción.
– Hemos estado todo el invierno con chimenea, jefe.
– ¿Ah sí?
– Sí, quemamos todos los archivos.
– Fenomenal, además borramos huellas. Creo queentonces no tengo por qué preocuparme…
– Claro, jefe, sea optimista.
– No, no, yo seguiré aquí, en el periódico, no voya cambiar de oficio a estas alturas.
– Quiero decir que sea positivo.
– ¡Ah! Lo seré, Peláez, lo seré. Venga, le invito abajar al bar a desayunar.
– ¿De verdad, jefe?
– Claro, vamos, acuérdase de coger dinero.
– ¿Pero no me invita?
– Claro, yo lo invito a bajar y usted me invita aldesayuno.
– Brrr…

 

Martes, 7de mayo

 

– ¡Peláez!
– Dígame, jefe
– Apague esa luz, carajo, me ciega.
– Es el sol, jefe.
– Alumbra como un condenado.
– Es una estrella.
– ¿Dónde la pilló, en IKEA?
– No, jefe, es natural.
– ¿En Natura?
– Que no…
– Vale, captado, usted no revela sus fuentes,periodista de pacotilla.
– No es eso, el sol simplemente está ahí, igual quela luna.
– ¿La luna?
– El satélite.
– Ni idea, chico. Hace mucho que no voy de compras.
– Lo que puedo hacer es ponerle unos estores.
– Ahora que lo dice tengo algo de hambre. Póngameuna docena en un cucurucho de papel.
– Son cortinas, jefe
– Si son cortas póngame dos docenas.
– Usted no tiene remedio.
– No tengo, pero tampoco me apetece ahora. Tráigameun Rueda, mejor. Fresquito.
– Lo que usted diga.
– Y apague la puñetera lamparita, sea de donde sea.

 


Miércoles,8 de mayo

 

– ¡Peláez! ¿Adóndeva?
– A una rueda de prensa al ayuntamiento.
– ¿Sobre qué?
– Sobre nada, pero dan croissants.
– Voy con usted.
– Me lo temía.
– Los croissants son mi debilidad.
– Creía que eran los callos.
– A partir de las once. ¿Cómo vamos?
– Caminando, jefe, está a cinco minutos.
– ¿Cinco minutos? ¿El Ayuntamiento no es eso grandecon focos de las afueras?
– Eso es el estadio de fútbol. El Ayuntamiento esel edificio de aquí al lado con las banderas.
– Pensé que era un puticlub.
– No por ahora.
– Sería perfecto.
– ¿Usted cree?
– Un puticlub con croissants… mi sueño.
– Es usted único.
– Lo sé, lacayo, lo sé. Venga, agáchese…
– Jefe…
– Lléveme a caballito, usted lo ha dicho, son cincominutos.
– Daremos mala imagen.
– Solo usted, Peláez, solo usted.


Loscables de las conversaciones que mantiene Peláez con su jefe (#Pelaezleaks) en la redacción de un periódico deprovincias los puedes encontrar a diario en la página oficial en Facebookde 360gradospress.

La foto es de Marga Ferrer.

 

 

Adrián Cordellat

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