Peláez, hombre bala

Tanta información acaba aburriendo. Aunque no lo parezca, esto es lo que piensa nada más y nada menos que un director de periódico, el jefe de Peláez. Este hombre, creyendo que todos los lectores son como él y olvidándose de la finalidad de su oficio, pretende hacer innovaciones en su diario regalando con él actuaciones de payasos e incluso convirtiendo a Peláez en hombre bala.

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Quizás paraescapar de esta dura realidad, el redactor viajó el fin de semana a Gijón dondecubrió el Festival Internacional de Cine, una manifestación cultural que sujefe no entiende sin palomitas de maíz. Así es este hombre, capaz de disparar asu redactor como “método de disuasión pasivo” y, a la vez, tener miedo alquedarse a solas en su propio despacho a plena luz del día.

 

Jueves, 21 de noviembre

 

– Peláez, creo quedebemos ofrecer algo diferente.
– Yo también lo creo, jefe.
– Información, información, información… es muyaburrido…
– Puede que tenga razón.
– He pensado en ofrecer un extra a quienes compren elperiódico.
– ¿Qué tipo de extra?
– Asómese a la ventana.
– ¿Payasos?
– Un payaso con cada periódico, así lesentretenemos.
– Costará una fortuna, jefe.
– Son payasos becarios, Peláez, que no soy unprimo.
– No sé, jefe… puede que despiste a la gente de lalectura.
– La lectura es muy mala, Peláez, aísla y daña lavista.
– Qué burradas dice usted.
– Y mire, para los fines de semana esto, asómese,asómese…
– ¿Domadores de leones?
– Esto encanta al pueblo.
– Creo que se le está yendo el asunto de las manos,jefe.
– Al revés, Peláez, nunca lo tuve tan claro.
– Esto es un periódico, no un circo.
– ¿Ah no? Mire.
– ¡Jefe, ha echado fuego por la boca!
– Je, je, je… este mezcal es fabuloso. ¿Un chupito?
– No tiene usted remedio.
– Venga, métase en este cañón, que voy a lanzarle.
– Brr…

 

Viernes, 22 de noviembre

 

– ¿Qué es eso,Peláez?
– Una maleta, jefe.
– ¿Me abandona? ¿Es eso lo que hace?
– Solo el fin de semana.
– Menos mal, estaba a punto de suicidarme.
– Si está tumbado en el sofá tomándose un whisky…
– Bueno, hay prioridades… ¿Y adónde va?
– A Gijón.
– Tráigame turrón.
– Eso es Jijona.
– ¿Y qué se come en Gijón?
– Fabada y arroz con leche.
– ¡Métame en la maleta!
– No cabe, jefe, lo siento.
– ¡Qué injusticia…! ¿Y qué va a hacer allí?
– Voy al Festival de Cine.
– Ummm… palomitas…
– No, no voy a comer palomitas.
– Es usted un aburrido, Peláez.
– Lo que usted diga.
– Bueno, pues aquí le espero. Al pie del cañón, alcabo de la calle, en primera línea de batalla, en el filo de la noticia…
– Me alegro, jefe.
– zzzzz
– ¿Jefe?
– zzzzzzzzzzzzzzz
– Brrr…

 

Lunes, 25 de noviembre

 

– Buenos días,jefe.
– zzzzzzzzz
– ¡Jefe!
– ¡Ay! ¡Qué susto, Peláez! ¿Qué hace aquí todavía?
– ¿Todavía?
– ¿No se iba a Gijón?
– Ya he vuelto, jefe.
– ¿Ya?
– ¿Ha estado durmiendo todo el fin de semana?
– Es posible que… ahora que lo dice….
– Es usted increíble, jefe…
– Gracias… Bueno, ¿qué tal por Gijón?
– Fantástico, jefe. He disfrutado mucho en elFestival de Cine.
– Genial, pues ya sabe… Le doy treinta y dospáginas con fotos a todo color.
– ¿En serio?
– Ni loco. Era coña. No sea ingenuo, hombre. Elcine es cultura, Peláez, y la cultura es deficitaria.
– La incultura es deficitaria, jefe.
– Sí, muy bonito, muy bonito. Le doy siete líneas.Ni una más.
– En siete líneas no me da ni para poner lostítulos de las películas.
– Ponga las iniciales.
– Puffffff…
– Estoy pensando, Peláez, que si llevo tres díasdurmiendo… ¡¡¡llevo tres días sin comer!
– Probablemente.
– Tengo un hambre de locos.
– ¿Le preparo el desayuno?
– Quiero patatas.
– ¿Patatas?
– Sí.
– ¿Por qué?
– No sé, necesito patatas, quiero patatas, mato porpatatas.
– Vale, jefe, se las prepararé.
– Gracias, Peláez. Es usted muy grande. ¿Me hatraído el turrón, por cierto?
– Puffffffffff…

 

Martes, 26 de noviembre

 

– Buenos días,jefe.
– ¡Pum!
– ¡jefe!
– ¿Qué pasa, Peláez?
– ¡Me ha disparado! ¡Casi me da!
– Un perdigonín, Peláez.
– ¿Pero por qué?
– Pues para que no pise el suelo de mi despacho, acabande fregarlo.
– ¡Lo he fregado yo!
– Pues eso.
– ¿Y por eso me dispara?
– Es solo un método pasivo de disuasión.
– Ya, como las concertinas, ¿no?
– ¿Y eso qué es?
– Las cuchillas en las vallas de Ceuta y Melilla.
– Esto es mucho más pasivo, hombre.
– Si ha apretado el gatillo…
– Un pelín, casi nada, mire… ¡Pum!
– ¡Ay! ¿Qué hace? ¡Me ha dado!
– Era una muestra pasiva de ejemplificación.
– No sea eufemista.
– ¡Pum!
– ¡Ay!
– Por insultarme.
– No es un insulto.
– Por si acaso.
– Bueno, voy a quitarme los perdigones.
– ¿Quiere un whisky para el dolor?
– Vale…
– Tome, un vaso para usted y otro para mí.
– ¿Y a usted qué le duele si se puede saber? ¿Eldedito de tanto apretar?
– ¡Pum!
– ¡Ay!
– No se pase con las indirectas…
– Brrr…

 

Miércoles, 27 de noviembre

 

– Buenos días,jefe.
– Tssss… estoy concentrado.
– ¿Qué mira en la tele?
– Este programa de gallinas, estoy esperando a quepongan huevos.
– Pero, jefe…
– Llevo ya cuatro horas y nada…
– No son gallinas, jefe.
– Ya, algún gallo también hay…
– Son los diputados del Congreso.
– ¿Seguro?
– Sí.
– ¿Y por qué cacarean?
– Es su forma de relacionarse.
– ¿No van a poner huevos?
– No creo.
– Está bien, pues apague.
– Ya está. Bueno, me voy.
– ¿Adónde?
– A mi mesa.
– No me deje solo.
– Dejaré la puerta abierta.
– Pero no apague la luz.
– Si es de día.
– Mire dentro del armario.
– No hay nadie, ¿lo ve?
– Tengo miedo, Peláez.
– No pasará nada.
– ¿Está seguro?
– Seguro
– ¡Peláez! ¡El hombre del saco!
– Es el cartero, jefe.
– ¡Mátelo!
– No hay que temerle.
– ¡Cómo que no! ¡Trae facturas!
– Coño, jefe, metámonos en el armario.
– ¿Cree que ya se habrá ido, Peláez?
– No sé.
– Aquí sí que está oscuro…
– Lo sé, Peláez, pero le tengo junto a mí.
– Quite la mano de ahí…
– Está bien…


Los cables de lasconversaciones que mantiene Peláez con su jefe (#Pelaezleaks) en laredacción de un periódico de provincias los puedes encontrar a diario enla página oficial en Facebookde 360gradospress.

La foto es de @Marga_Ferrer

David Casas

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