La vida sigue

La semana comenzó con profunda tristeza para Peláez, no por ninguno de los casos de corrupción destapados sino por el fallecimiento de la inolvidable Ana María Matute, cuya muerte le dejó en una profunda orfandad emocional. Pero la vida sigue y las cosas volvieron a su ser los días siguientes cuando su jefe le pidió a él las vacaciones tras despistarse una vez más y olvidar los roles de cada uno en la empresa, cuando tras profunda reflexión el director del periódico escogió su desayuno o cuando llamó esquiroles a los becarios que abandonaron la redacción por el bar donde también ponían cafés pero les pagaban por ello.

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Jueves, 26 de junio

 

– Buenos días,Peláez.
– Buenos snif días, jefe snif.
– ¿Por qué llora alma de cántaro?
– Estoy triste, jefe, muy triste snif por lo de ayer.
– Lo sé, Peláez, España se desangra, imputación a unainfanta…
– No, eso no snif me importa…
– Cierto, usted es republicano… La dimisión de WillyMeyer…
– Tampoco snif, jefe…
– El caso de los cursos de formación de UGT, máscorrupción…
– Ya estoy snif acostumbrado, la verdad.
– ¿La derrota de la selección?
– Ni me snif acordaba.
– ¿Entonces qué, carajo?
– Murió Ana María Matute, jefe.
– Lo sé, Peláez, lo siento.
– Snif snif snif, me siento como un snifhuerfanito…
– ¿Sabe qué?
– Qué…snif…
– Hoy no trabajaremos, hoy leeremos a la Matute.
– ¿De verdad?
– Venga, coja ese libro…
– Ya está jefe.
– Lea, en voz alta, escuho.
– Los hijos del conde Olar heredaron laextraordinaria…

 

Viernes, 27 de junio

 

– Es usted ungenio, Peláez.
– Ya.
– Lo digo en serio, el puto genio de la lámpara.
– Pues no me paga como si lo fuera.
– El dinero es una convención, Peláez, lo importante esla esencia.
– Ya.
– Quiero media docena de croquetas de espinacas,Peláez.
– Deseo concedido.
– Quiero un Rueda para acompañar.
– Deseo concedido.
– Quiero un cojín para la siesta.
– Deseo concedido.
– ¿Ve cómo es un genio?
– Soy un vasallo.
– ¿Entonces yo soy un rey?
– Sí, el de copas.
– Gracias, genio, por concederme todos mis deseos.
– De nada
– Feliz fin de semana.
– No tengo.
– Genio currante.
– No, vasallo pringante.
– Chao.
– Chao.

 

Lunes, 30 de junio

 

– Buenos días,Pelaéz.
– Buenos días, jefe.
– Venía a pedirle las vacaciones.
– No puede, jefe.
– ¿Por qué? ¿Quiere que le denuncie al sindicato?
– Es usted el jefe, usted no pide vacaciones, las pone.
– ¿Está seguro?
– Lleva cuarenta y siete años haciéndolo así.
– Entonces me pongo dos meses, nos vemos el uno deseptiembre.
– No puede hacer eso.
– Soy el jefe, usted lo ha dicho.
– Pero tiene una responsabilidad.
– ¿Cuál?
– Que esta cabecera siga adelante, el miércolesvienen los cuervos, sin ir más lejos.
– Oh, Dios, ¿otra vez?
– Sí, ¿tiene las cuentas del primer semestre?
– Sí, aquí están.
– Es un ticket regalo.
– Para que no sepan lo que me gastado.
– No sé si colará, jefe.
– Confiemos, Peláez, confiemos.

 

Martes, 1 de julio

 

– Usted dirá,jefe…
– Deme tiempo, Peláez, deme tiempo.
– Tengo mucho que hacer…
– ¿Cree que puedo tomar una decisión así de golpe? ¿Nose da cuenta de que es algo muy serio, de que necesito un profundo periodo dereflexión?
– Lo comprendo, jefe, pero tengo rueda de prensa delconcejal en media hora.
– Que le den al concejal, siempre dice lo mismo: nada.
– Eso es cierto.
– Bueno, Peláez,creo que ya he tomado la decisión.
– ¿Sí?
– Sí, he analizado pros y contras, el debe y elhaber, el ying y el yang, el alfa y la omega y finalmente creo que con midecisión seré justo y será lo mejor para la empresa.
– ¿Y bien?
– Croissant de mantequilla, café con leche, zumo ychupito de anís.
– ¿Vasito de agua?
– También.
– Perfecto, jefe. Ahora se lo traigo.
– Gracias, Peláez. Recuerdos al concejal de mispartes.
– Se los daré, jefe.

 

Miércoles, 2 de julio

– Peláez,no veo ni un solo becario veraniego.

– Porqueno los hay.

– ¿Yeso?

– Se hanido a trabajar al bar.

– ¿Albar?

– Poníancafés como aquí, pero les pagaban.

– Esquiroles.

– Esnormal, jefe…

– Así nuncaaprenderán el oficio.

– Deberíahaberles dejado firmar alguna noticia.

– Lesdejé firmar aquí.

– Suescayola no vale.

– Exigenmucho estos jóvenes.

– Seguroque a usted también le dieron un día una oportunidad.

– Tuveque luchar por ella.

– Supadre era el dueño del periódico.

– Veoque es usted un listillo.

– Ustedme lo contó.

– Hablodemasiado.

– Esoes verdad.

– Desdeahora comeré continuamente para no tener tiempo de hablar.

– Nopuede hacer eso.

– Ñamñam ñam ñam.


Los cables de lasconversaciones que mantiene Peláez con su jefe (#Pelaezleaks) en laredacción de un periódico de provincias los puedes encontrar a diario enla página oficial en Facebookde 360gradospress.

La foto es de @Marga_Ferrer


Manolo Gil

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