Por fin tuve la oportunidad de ver en la gran pantalla a la sensación cinéfila francesa de la temporada, Intocable (Intouchables, de Olivier Nakache y Eric Toledano). Uno sale de la sala de cine con una sonrisa de oreja a oreja. La química entre los dos protagonistas, los hilarantes diálogos y su aire gamberro y desacomplejado provocan una carcajada continua entre los espectadores. Y no es poco en los tiempos que corren.
La producción gala, más allá de volver a poner en evidencia la fortaleza de la industria cinematográfica francesa, capaz de crear películas inteligentes a la par que cercanas al gran público y de competir de tú a tú con Hollywood, deja en el aire una pregunta muy oportuna ahora que en toda Europa, y muy especialmente en España, los ajustes económicos ponen en riesgo el acceso a la sanidad para las clases medias y bajas.
Philippe, el protagonista de Intocable, es un aristócrata francés al que un accidente deja tetrapléjico. Su vida, muy limitada, lo es menos gracias a su poder económico, que le permite tener a su disposición a un personal de lo más amplio, siempre pendiente de sus necesidades las 24 horas del día. Tras reír a carcajada limpia en la butaca del cine con las aventuras vividas junto a su cuidador Driss, un inmigrante de un barrio marginal recién salido de la cárcel, el golpe de aire frío de la calle le devuelve a uno a la realidad de nuestros días. ¿Y si Philippe no fuese rico?
Los recortes en el Estado de Bienestar que se están sucediendo en los últimos meses hacen aún más pertinente si cabe esta pregunta. Ahora que la Reforma Sanitaria introduce en España el copago para las personas que usan prótesis, ¿en qué lugar quedan los tetrapléjicos? ¿Tendrán que endeudarse de por vida para conseguir una silla que les haga más llevadera su vida?
Este factor, unido a la caída en desgracia de la Ley de Dependencia, pone en un aprieto a aquellas personas que, como el protagonista de Intocable, no tienen la suerte de poder valerse por sí mismas y que, a diferencia de éste, no tienen recursos para costearse todos los cuidados que necesita un tetrapléjico. ¿Dónde ha quedado su derecho a una vida digna? ¿Qué será de los dependientes con la nueva reforma sanitaria?
Ojalá que las ganas de vivir de Philippe, las facilidades para llevar una vida normal dentro de las posibilidades, no estuviesen limitadas al poder económico. Ojalá que esa sonrisa y esa vitalidad no se quedasen dentro de un rollo de película.
Lorena Padilla