La novela El Público (Lengua de Trapo, 2012) de Bruno Galindo tiene como principal y curiosa característica su empeño y logro de negarse a sí misma, de, ya desde el propio título, contradecirse, como esas personas que, cuestionadas acerca de cuál es la virtud que las diferencia del resto, destacan sin pudor alguno la humildad.
El público es, en principio,una novela sobre nuestra sociedad, la sociedad forjada desde la transiciónhasta nuestros días y, concretamente, sobre la generación que ahora, en plenay supuesta madurez, se descubre perpleja al borde del acantilado. Sin embargo,a pesar de hablar mirándonos a los ojos de todos nosotros, es una novelaen realidad íntima, la mirada certera de un narrador que nos observa y se observaa sí mismo y que, sin embargo, no deja de tomar notas, de descubrirse, mientrasve nuestra (y su) deformación en la concavidad del espejo.
Es engañosa El público, falsay embustera, porque parece una de esas novelas vertiginosas que, una vezterminadas, apenas unas horas más tarde de haberlas iniciado, pasan al olvidocomo una película de Soderbergh o un agradable crianza sin ambición. Sinembargo, su poso persiste con el paso del tiempo y, semanas después de haberlaleído, uno tiene la sensación de que en sus páginas trufadas de notables piezasensayísticas hay no solo alta literatura, sino también una herramienta, unmecanismo para comprender mejor la sociedad en la que vivimos, un sistema en elque es más sencillo hundirse en el abismo que avisar a los que están alrededorde que uno ha comenzado a caer.
Por su forma y su contenido, por su estilo y su estructura, por su juegode apariencias engañosas, El Públicoes una de las mejores novelas españolas del año, el debut en el género de unautor feraz en estado de gracia a quien habrá que seguir, a partir de ahora,muy de cerca.
El público |
BRUNO GALINDO |
224 págs.
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David Barreiro