El guión no es nuevo. Tiburón de la bolsa de Londres, yuppi estresado que gana mucho dinero, sin escrúpulos, machista y sibarita hereda de un tío francés con el que pasó unos veranos inolvidables su chateaux y el viñedo en la Provenza, un lugar idílico alejado del ruido de los mercados, las acciones y el capitalismo atroz.
Un buen año (2006), dirigida por Ridley Scott, narrala historia de Max Skinner (Rusell Crowe) quien aterriza en la Provenzadispuesto a vender lo que su tío, el que le enseñó las mejores máximas yvalores de la vida, había cuidado con tanto esmero y cariño. Poco a poco y sinque el espectador tenga que adivinarlo porque es más que esperado, Skinner vacambiando de parecer. Especialmente cuando aparece la chica (Marion Cotillard)que le roba el corazón y encuentra en la bodega de la casa esas botellas devino por las que se pelean los grandes enólogos de todo el mundo.
Paisajes idílicos, historia emotiva y romántica, unpastelón que se deja ver aunque, sin duda, es mucho mejor la novela de PeterMayle, ‘Un año en Provence‘, en la que está basada la cinta.
Javier Montes