“Pero el agua recorre los cristales musgosarnente: ignora que se altera, lejos del sueño, todo lo existente”. Son versos del poeta mexicano José Emilio Pacheco, que se fue al otro barrio y nos dejó un reguero inmenso de talento floreado de estrellas. Las palabras nunca mueren, se pegan como chinchetas en nuestros corazones y nos conducen por los caminos más correctos, como manos de lazarillo o faros de luz resplandeciente. Las palabras son esos pequeños tesoros que a veces no sabemos manejar, incluso despreciamos. Los dictadores son enemigos de las palabras. Ellos prefieren la oscuridad y el silencio.
![[Img #19386]](http://www.360gradospress.com/upload/img/periodico/img_19386.png)
Los malvados suelen adulterar elestado de las palabras, las agreden y sangran, con el artero fin de confundir alas personas.
No hay peor mentira, ni más dañina,que una verdad mutilada; esa verdad sin piernas que quedó encerrada en elcuarto oscuro de la manipulación. Y cuando sale causa un efecto devastadorentre la gente.
El otro día, Mariano Rajoy hablaba en”su” televisión y anunciaba que “lo peor había pasado”, que “los ajustes hanterminado”, y que él, desde su sillón de las ideas que siempre permanecen, esconsciente de los problemas que “han tenido los españoles ” Siempre hablandoen pretérito, como si el huracán de la devastación más espantosa desde la granguerra hubiera pasado y ahora ha salido el sol y el bienestar nos sonríe denuevo.
No saben (o sí, me temo) el daño quenos hacen con esas medias verdades tan mentirosas y llenas de dinamita. Vivenen otro planeta, definitivamente.
Porque aquí, hoy, todavía, la gentesigue sin poder llegar a fin de mes, la luz es un bien que no todos alcanzan,el frío desgarra los huesos porque no hay calefacción, muchas familias comen siemprelo mismo y los desahucios son un fantasma que se aloja en la puerta de muchascasas.
![[Img #19385]](http://www.360gradospress.com/upload/img/periodico/img_19385.jpg)
No usen las palabras contra laspersonas. No secuestren las palabras. Las palabras son sinónimo de vida, unaluz que nos conduce y evita que caigamos en el abismo. Las palabras caminan anuestro lado, nos traen amaneceres y huelen a libertad. “Hasta que al fin,en sangre, en su sólo sí misma, en mi ir traspasando mis propios sentimientos,la obtengo, mato, muero“. Lo escribió Gabriel Celaya mirándote a los ojos ysus palabras viven. Ellos las matan.
Estefanía G. Asensi