El debate no es nuevo, pero la crisis que está atravesando la profesión periodística debe pasar por plantearse la necesidad de un Colegio Profesional en la Comunitat Valenciana. Las ventajas son muchas, desde la regulación de precios en el caso de los freelance, hasta el reciclaje de los periodistas y la defensa de una profesión denostada a ojos de la sociedad.
Pasado el 3 de mayo, esa fecha en la que los periodistas reivindicamos la libertad de prensa, se puso de manifiesto, una vez más, el desastre que vive nuestra profesión en la Comunitat Valenciana. En el acto de los Premios Libertad de Expresión, organizado por la Unió de Periodistes, se corroboró que el periodismo debe estar más vivo que nunca para denunciar la corrupción y la falta de liberta de información en algunos países, como Polonia.
Un año más volvimos a reunirnos los compañeros y compañeras de profesión para hablar de lo mal que está nuestro sector en el que campan a sus anchas situaciones de precariedad e intrusismo. ¿Soluciones? Se han propuesto, por ejemplo, planes de empleo específicos con la Administración valenciana. Pero, si entre nosotras y nosotros no nos unimos (salvo el 3 de mayo de cada año), nadie ni nada podrá relanzar la situación agónica que vivimos.
Una de las propuestas por las que varias asociaciones de periodistas de Valencia están clamando es la creación de un Colegio Profesional de Periodistas para salvaguardar y reforzar la profesión. En casi todas las comunidades autónomas existe o está en fase de creación, mientras que en la valenciana estamos sufriendo un retraso en este sentido por reticencias y prejuicios. Posiblemente, sea por una falta de diálogo y de negociación que deberíamos de abordar para llegar a buen puerto.
Por su parte, la FAPE, federación que agrupa a las asociaciones de periodistas de España, ha apoyado la creación de colegios profesionales, mientras miran de reojo a la Comunitat Valenciana sin implicarse en esta cuestión.
Pero vamos al grano. ¿Qué ventajas ofrece un colegio profesional? Sobre todo cuando en Europa ha surgido el debate sobre si realmente son necesarios o se trata de organismos obsoletos. Un colegio profesional cuenta con titularidad de rango público y, por tanto, está dotado de un peso que le hace más poderoso a la hora de negociar con las administraciones. Además, en nuestro caso, regula las retribuciones de los periodistas, muy beneficioso en caso de ser freelance, y combatir así el trabajo gratis; aportaría peritaje objetivo en pleitos en los que se pusiera en entredicho la libertad de información; impulsaría el reciclaje profesional del periodista; o promocionaría la función de nuestra figura ante una sociedad que cada vez nos ve con peores ojos.
Respecto a la preocupación surgida entre algunos periodistas que carecen de título porque no estaba en los planes de estudios universitarios en su momento, pero que llevan mucho tiempo ejerciéndola profesión, en otras comunidades se ha establecido una regulación transitoria. De esta manera, quienes lleven años desempeñando la labor periodística pueden colegiarse tras haber acreditado que ha sido su medio de vida.
Pese a todo ello, hay voces en contra que aseguran que los colegios profesionales se politizan o no defienden como el Periodismo. Nada más lejos, su función consiste en luchar contra el intrusismo al defender la titulación y la profesión, tanto a nivel laboral como social. El Periodismo y la libertad de expresión son más necesarios que nunca y si no los salvaguardamos con este tipo de organismos, la democracia y la ciudadanía van a acuciar la merma de un derecho fundamental. No nos lamentemos de nuestras miserias un día al año, con organismos como los colegios profesionales podríamos ayudar a mejorar la situación de muchas compañeras y compañeros.
David Casas