“Me das 300.000 euros o te hundo el negocio”, esa frase la pronunció Luis Pineda, el presidente de Ausbanc a un empresario financiero. O pagas o te hundimos. No es conversación de película. No es el mafioso de la mascota y gabardina que, rodeado de un par de gorilas, entra en una tienda y señala al propietario con un dedo a modo de pistola. Pero se le parece. Él, Luis Pineda, y su amigo de Manos Limpias, Miguel Bernad, ultraderechistas los dos, ya están en la cárcel. Pero al viento quedan muchas cuestiones que cortan como hojas afiladas de cuchillo.
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¿Por qué han estado años campando a sus anchas, incluso presumiendo de sus fechorías ante la impunidad de autoridades y jueces?
Estos individuos iban a cara descubierta y hacían “su trabajo” con total impunidad. Todo el mundo conocía el modus actuandi de las organizaciones de Pineda y Bernad. Pero nadie, hasta ahora, pudo o quiso poner freno a tanta tropelía.
En todo este fango quedan muy tocados dos gremios instrumentalizados por esta mafia y que han quedado señalados a fuego y sangre: los abogados y los periodistas.
Los abogados de Manos Limpias servían de verdugos contra los denunciantes/víctimas. Si estos pagaban, se retiraban las denuncias. En el caso contrario, a “jierro”: a desparramar todas las suciedades sobre la sala que algo siempre queda.
![[Img #24107]](http://www.360gradospress.com/upload/img/periodico/img_24107.jpg)
Los periodistas de los “medios de comunicación” de Ausbanc servían como perros adiestrados por su amo, que les indicaba los objetivos. Miel para los que por miedo pagaban el tributo y pólvora y difamación para los valientes que no se dejaban amedrentar.
Gobierno y Administración durante años han visto pasear a estos delincuentes de guante blanco y nadie hizo nada por erradicar a estos manos sucias. Ojalá no vuelvan nunca. Nunca.
Foto: Carmen Vela
Lorena Padilla