La ruleta asturiana

La semana comenzó con un brindis entre nuestro querido periodista y su jefe por el descubrimiento del bosón de Higgs, aunque el director del decadente diario de provincias creía que se trataba de un sobón, un hombre que se aprovechaba de las mujeres.

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Quizás harto de que su jefele insistiera en jugar al parchís y la oca en la redacción o porque apenashabía noticias que contar, Pelaéz tomó la decisión de irse a cubrir un evento–el director creía que iba a taparlo– y se marchó  a la Semana Negra de Gijón.

Y ahí fue donde nossorprendió nuestro héroe jugando a la ruleta asturiana con los escritores yentonando cantares mineros, no tanto por reivindicación como por ser portadorde una notable curda.

 

 

Jueves, 5 de julio

 

– Brinde conmigo, Peláez

– Chin chin, jefe, pero…¿por qué?

– Pues porque al fin han atrapado a ese hijoputa.

– ¿A quién?

– Al sobón de Higgs ¿a quién va a ser? Odio a esoscobardes que se aprovechan de las mujeres.

– Es bosón, jefe.

– ¡Qué mas me da! ¡Como si es albino! ¡O mediapunta! ¡Esun cabronazo!

– No es una persona…

– ¡Exacto, Peláez! ¡Es un maldito animal! ¿Ya lo hametido en sucesos?

– En ciencia, jefe.

– ¿Qué encienda qué? ¿La luz? Ni de coña, muchacho, hayque ahorrar.

– Lo sé, jefe, lo sé, estamos a dos velas, nunca mejordicho.

– Por cierto, Higgs dónde coño está, ¿cerca de Belchite?

– No tanto, jefe.

– Lástima, si no me daba un garbeo por allí.

– Mejor quédese ahí, en la hamaca.

– Pues sí, ¿otra copita? Venga, la última, Peláez, laúltima, se lo prometo.

 

Viernes, 6 de julio

 

– Peláez, ¿un parchís?

– No, jefe.

– ¿Oca?

– Lo siento

– ¿Qué le pasa? ¿Ha perdido la ilusión por el juego?

– Es que tengo que escribir sobre el Códice Calixtino,jefe.

– Calixtiño, Peláez, que es gallego.

– Como usted quiera…

– No entiendo tanta historia por un libraco.

– Era un manuscrito del siglo XII.

– ¡Puf! Estará más amarillo que esas cortinas.

– Es el humo, jefe.

– ¿El botafumeiro? ¿Es lo que lo jodió?

– No, me refiero a las cortinas, no al códice.

– Ah, sí… debería dejar de fumar y de hacer parrilladasen el despacho.

– No estaría mal…

– Venga, Peláez, juguemos a algo.

– Está bieeeeen… ¿unas damas?

– ¿Señoritas de compañía? ¡Perfecto! Llamaré al lupanar.

– Me refiero al juego de mesa…

– Usted juegue con ellas donde quiera, Peláez, allá ustedcon sus vicios.

 

Lunes, 9 de julio

 

– ¿Y esa melena, jefe?

– Se llama injerto, Peláez.

– Le sienta bien.

– Es pelo del gato de mi mujer. Se me eriza cuando vienealguien del consejo.

– ¡Caramba!

– Sí, estoy contento, qué le voy a decir, me he quitadoquince años de encima. ¿Quiere un esqueje?

– No, jefe, soy alérgico a los gatos, ¡Atchís!

– No me fastidie, Peláez, voy a tener que despedirle.

– No, jefe, por favor, haré lo que sea, ¡Atchís!

– Solo tiene que hacer dos cosas, Peláez.

– Usted dirá, ¡Atchísss!

– La primera, tómese un antihistamínico.

– Hecho, ¡atchísss!

– Y la segunda, tráigame un cuenco lleno de leche y unabandejita con arena para mis necesidades.

– Lo haré, jefe.

– Micifú, Peláez, desde ahora, Micifú.

 

Martes, 10 de julio

 

– ¡No, Peláez! ¡No lo haga!

– ¿Qué pasa, jefe? ¿Por qué se arrodilla ante mí y seabraza a mis piernas?

– No volveré a ser injusto con usted, lo prometo, ybajaré la tapa del retrete.

– ¿Pero qué le pasa, jefe?

– ¿Cree que no le he visto la maleta? No se vayavasallito mío, siervo de mis entretelas, esclavo de mi corazón.

– Me voy a cubrir un evento, jefe.

– ¿A taparlo?

– No, a informar de él.

– Mierda, Peláez, haberlo dicho antes, me he puesto lasrodillas perdidas.

– Lo siento, jefe…

– ¿Y de qué evento se trata?

– La Semana Negra de Gijón.

– Una vez estuve en Gijón, en el 74, tenían playa, peropusieron unos horribles edificios enfrente como si quisieran esconderla.

– Ha cambiado mucho, jefe.

– Todos cambiamos, Peláez… ¿Y de qué va la Semana Negraesa?

– De novela negra, jefe.

– ¿Subsahariana?

– No, criminal.

– Una vez leí un libro de polis y cacos, en el 86.

– ¿Y le gustó?

– No estuvo mal, pero me puso perdido de sangre. Páselobien por Gijón y tenga cuidado con el albariño.

– Allí lo que hay es sidra, jefe

– ¡Peor!

– ¿Emborracha?

– No mucho, pero resbala que te cagas.

 

Miércoles, 11 de julio

 

– ¿síiiiiiiiiiippppppp?

– ¿Peláez? ¿Es usted?

– ¡jeeeefe! ¡Qué passssssshaaaaaaaaa!

– ¿Se encuentra bien, Peláez?

– Claaaaaaro, jefe, aquí ssssssssssssssstoy ennnnnChinchónnn

– ¿Chinchón? Será Gijón, Peláez, ¿no iba a la SemanaNegra esa?

– Chinchón, jeeeefe, con équises.

– Ah, Xixón, Peláez, Xixón.

– Deeeeeje de corregirme ¡hip! Carajo, que parece ustedyo ¡hip!

– ¿Seguro que se encuentra bien?

– De la leeeeeche, jefe, ¡hip! Estoy aquí jugando a laruleta ¡hip!

– ¿A la ruleta? ¿Pero no estaba en el certamen literario?

– Claaaaro, jefe, aquí ssssssstoy, ¡hip! Jugando a laruleta asturianaaaa ¡hip!

– Se va a fundir las dietas, Peláez.

– ¿Dietaaaaaaas? Jajajajajajaja muy buenoooo, jeeeefe¡hip! De todas formas esto no cuesta dinero. ¡Hip! Es con sidra…

– ¿Sidra?

– Síiiiii ¡hip! Vamos pasándonos el vaso y tomandoculines ¡hip! Al final, solo puede quedar uno.

– ¿Y cuántos quedan, Peláez?

– ¡Todos! ¡Hip! Llevamos diecisiete cajas entre cinco¡hip! Estos putos escritores ¡hip! beben como nosotros los plumillas, jefe.

– Tenga cuidado, Peláez, no se fíe de esa gentuza.

– No lo haré, jefe ¡hip! no lo haré, ¿sabe qué?

– ¿Qué?

– Que…en el pooooooozuMaría Luiiiiiiiisa, trailarailar

Los cables de las conversaciones que mantiene Peláez con su jefe (#Pelaezleaks) en la redacción de un periódico de provincias los puedes encontrar a diario en la página oficial en Facebook de 360gradospress

David Barreiro

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