La necedad de una alcadesa y la resurrección del senador McArthy

En la Biblia, en el libro de los Proverbios, se nos ánima a que nos apartemos de la presencia de los necios, porque en ellos no discerniremos palabras de conocimiento. Esta cita nos viene como anillo al dedo para hablar del bochornoso espectáculo que estamos viviendo en la ciudad de Valencia desde el pasado 22 de febrero, cuando la alcaldesa Rita Barberá, en el acto de la Crida, cuando se invita al mundo entero a que acuda a las Fallas, desde la sinrazón de la imprudencia temeraria, sin ser consciente -o tal vez sí- de la euforia que la embargaba, pronunció un discurso indecoroso donde los haya, destrozando la lengua de los valencianos y constatando su menosprecio por esta lengua, por el mundo fallero y por el respeto a la ciudadanía.

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Ahora algunos sectores del PP valenciano  intentan convertir el barbarismo “caloret” en un neologismo festivo. Espero y deseo que los  ciudadanos no se ataquen también de sinrazón. La ignorancia combinada con el poder puede hacer que  Rita Barberá se sienta ufana y orgullosa de su hazaña, pero la realidad es otra. Así que vuelvo al libro de los Proverbios: apartémonos de la presencia de los necios, porque en ellos no discerniremos palabras de conocimiento.

 

La cosa no tiene ni pizca de gracia. Estamos ante una incorrección supina por mucho que Rita Barberá pida disculpas públicamente, hable de quedarse en blanco, de confusiones,  aluda a la socarronería fallera o insista en que  la palabra “caloret” está recogida en no sé qué diccionario. Pero no solo tenemos la palabra “caloret”, también se prodigó con incorrecciones verbales y concordancias erróneas, eso por no hablar del contenido de un  discurso impropio cualquier persona público, sobre todo en una comparecencia ante miles de ciudadanos.

 

El  PP valenciano quiere quitarle fuego al asunto y pretende darle la vuelta para rentabilizar la incorrección desde la hilaridad,  dados el eco que el suceso está teniendo en los medios de comunicación y la utilización festiva que se está haciendo del barbarismo de marras, rap incluido. Servidor se niega a aceptarlo como neologismo ritabarbariano. Me niego porque es un exponente más de la incultura y del proceso de desvalencianización que impulsa a  ciertos sectores de la derecha valenciana más conservadora a desenterrar las estrategias que ya se utilizaron en la Transición Democrática con fines electorales para dividir a los valencianos en torno a la lengua y los símbolos. Afortunadamente la sociedad no es la misma de hace cuarenta años.

 

¿Qué hubiera pasado si todas estas incorrecciones lingüísticas las hubieran hecho Rita Barberá en castellano? ¿Nadie habría dicho nada? ¿La RAE se mantendría en silencio? ¿No se habría visto obligado a la alcadesa a dimitir?  ¿Se hubiera permitido que la máxima representante de una ciudad se hubiera presentado ante miles de ciudadanos de manera tan inconscientemente eufórica? Mucho se habla de Ana Botella de la famosa “relaxing cup of café con leche”.  Aquello fue una expresión ridícula, es cierto, pero la alcaldesa de Madrid no cometió incorrecciones. Rita Barberá sí que las ha cometido con una de las lenguas oficiales de su comunidad autónoma, lengua que tiene la obligación de conocer, proteger y dignificar.  

 

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Es una obscenidad que ni Rita Barberá ni el President de la Generalitat Valenciana, ni muchos otros políticos del PP  valenciano se expresen en valenciano, hagan gala de no utilizarlo,  y tengan tan poco respeto por nuestra cultura. Lo más lamentable es que encima  los populares valencianos pretenden sacar adelante una Ley de Defensa de las Señas de Identidad Valenciana que haría las delicias del senador Joseph McCarthy y su Comité de Actividades Antiamericanas.  Tiene narices que el PP valenciano, que se ha caracterizado durante veinte años por no respetar la cultura de los valencianos, a la que ha perseguido y ridiculizado, se convierta en juez y parte de lo que es y no es propio de la cultura de nuestra comunidad, de lo que entienden ellos por cultura valenciana. Creo que no se puede tener más cinismo. Ser valenciano o valenciana no es solo tirar petardos los días de Fallas.

 

Hoy tengo el día bíblico y cierro el artículo con otro  versículo, ahora del Nuevo Testamento: “No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las huellen con sus patas, y volviéndose os despedacen”. Mateo. 7,6.


@manologild

Lorena Padilla

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