Prácticamente desde que nacemos estamos obligados a dar saltos. Al principio quienes nos rodean están pendientes de ese primer gateo o de los primeros pasos. Cuando se producen son motivo de fiesta y algarabía familiar pero pasado ese tiempo el ser humano tiene que saltar. Saltar y, a poder ser, caer de pie.
No es necesario elevarse sobre el suelo o cualquier otra superficie para encontrar el significado de lo que quiero decir. En la vida hay que dar saltos de todo tipo: de la escuela a la universidad, de una empresa a otra, de la vivienda familiar a la emancipación, de la tristeza a la alegría… ¡Hasta Tequila consiguió un top ventas con su famoso ‘Salta‘!
Sin embargo, aunque todos hemos tenido que ir pegando brincos hay algunos saltos que pasarán a la historia por uno u otro motivo. Son saltos mediáticos. Los últimos los vivimos el pasado domingo cuando los hermanos Gasol protagonizaron el salto inicial del All Star en Nueva York y cuando el francés Renaud Lavillenie logró superar el récord mundial de la prueba de pértiga. El 15 de febrero de 2015 pasará a la historia porque fue la primera vez que dos hermanos se midieron en el partido de las ‘estrellas’, el que reúne a los mejores jugadores del mundo, y la primera vez que dos hermanos peleaban por el balón inicial del encuentro de baloncesto más visto del planeta. Pau Gasol en su cuenta de Twitter compartió la foto del momento con un texto que decía: “esta es la imagen que recordaré siempre. Gracias a todos por hacer posible este sueño”. Casualidades de la vida, coincidió con otro salto para la historia. Hacía 12 años que nadie podía batir la barrera de los 6,15 metros en los que había puesto el listón el mítico pertiguista Sergei Bubka pero llegó un francés y tocó techo. Renaud es @airlavillenie en la red del pajarito; sobran las explicaciones con eso del ‘air’.
Las disciplinas de atletismo siempre han dejado multitud de anécdotas entorno a los saltos. Aún se recuerdan los Juegos de México 68 cuando el estadounidense Dick Fosbury dejó a todos con la boca abierta al cambiar para siempre la rutina de la disciplina del salto de altura. Hasta ese año todos los saltadores habían aprendido la técnica de saltar hacia adelante pero Fosbury saltó de espaldas y se colgó la medalla de oro. Su salto pasó a la historia y desde entonces todos imitan su escorzo.
Quizá si hablamos de saltos, el que de momento se lleva la palma en este siglo XXI es el protagonizado por Felix Baumgartner, un exmilitar y paracaidista que acaparó la atención de medio mundo el 14 de octubre de 2012 al lanzarse en caída libre desde más de 39.000 metros de altura, es decir, desde la estratosfera. A tenor de su actividad en Twitter se ve que tiene más vértigo a esta red social que a la caída libre (sólo ha escrito un tweet). Y si hablamos de saltos espaciales también ha pasado a la historia el de Neil Alden Amstrong, el primer ser humano que pisó la luna. Fue el 21 de julio de 1969 y lo suyo quizá no fue un salto sino una frase: “es un pequeño paso para un hombre pero un gran salto para la humanidad”. La vida está repleta de saltadores anónimos. Algunos seguro que merecerían ser citados aquí pero tal vez ese vuelo sólo sea un pequeño paso para el que lo dio e imperceptible para la humanidad.
David Casas