Días azules

Muchos de ustedes arrastrarán una depresión de caballo. Habrán agotado su tiempo de descanso y estarán inmersos en la difícil tarea de volver a la normalidad. Algunos privilegiados se frotarán las manos tachando los días del calendario que les faltan para irse de vacaciones. Nosotros no somos ni de los unos ni de los otros. Es cierto que volvemos a la actividad con nuestra columna semanal en 360gradospress.com pero lo hacemos felices y dichosos y eso que en nuestras manos ha caído ‘Días azules’.

La película, dirigida por Miguel Santesmases, nos lleva a un verano de Galicia de hace siete años. Boris, Carlos y Álex son tres hermanos que pasan el último fin de semana de vacaciones en un pequeño pueblo de la costa. Allí, entre ligue y ligue, y a veces de dos en dos, y borrachera tras borrachera, consumen las últimas horas de agosto antes de enfrentarse a una nueva etapa. Carlos, de 26 años, regenta una imprenta, un negocio familiar que fundó su difunto padre, Boris, de 28 años, estudia Derecho pero sigue siendo un bala perdida, y Álex, el menor, de 23 años, está listo para irse a Estados Unidos tras lograr una beca para cursar un máster.

Su verano es distinto. Acaban de vender la casa familiar y nada volverá a ser igual. En una de esas borracheras hay un terrible accidente de tráfico que trunca su futuro. ‘Días azules‘ nos muestra entonces la historia de los relevos generacionales, de jóvenes que maduran, de reacciones, de vidas, de pandillas pasadas convertidas en recuerdo, de dudas y preguntas, de estilos de vida.

¿Acaso alguno de ustedes no ha vivido esa sensación al regresar a su lugar de vacaciones tras algún tiempo de ausencia? Sea como fuere, este largometraje les servirá para respirar y recordar, para quitarse la losa de septiembre por un rato.

Anímense queridos lectores. Que dentro de poco volverá a salir el sol y prepararán sus maletas. A los que se están frotando las manos haciendo la suya para partir de vacaciones, por favor, envíennos una postal.

Adrián Cordellat