Cambios en la redacción

Corren tiempos de cambio en nuestro mundo y no es menos el periódico de provincias de Peláez en el que el jefe se ha decidido, de una vez por todas, a reformar la página web. Bien es cierto que para esta remodelación ha contratado a un aparejador y tiene previsto tirar tabiques y colocar ladrillos.

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La situación tendría que mejorar mucho para ser mala yPeláez tiene que hacer, incluso, la sección del tiempo o remendar loscalcetines de su superior. Este, en vista de la debacle, ha decidido sentarseen su despacho a fumarse un señor puro porque nada puede hacer, lo que a Peláezle ha recordado a la orquesta del Titanic, nombre que no gusta nada al jefe yaque le recuerda a un delantero croata. Y es que la Eurocopa está presente en laredacción aunque el periodista deportivo, al no tener silla, haga las crónicasdesde su casa.

 

 

Jueves, 14 de junio

 

– ¿Dibujando caritas, Peláez? ¿Con esasestamos?
– Es la Península Ibérica, jefe.
– Vaya napia, ¿no?¡
– Ya ve
– ¿Y qué hace con ella?
– La sección del tiempo.
– ¿No había un tipo que se dedicaba a eso?
– Lo echó usted, jefe.
– Soy un fiera
– Un caníbal, más bien.
– ¿El rey de los Hunos?
– Algo así.
– ¿Y le queda mucho con eso? Recuerde que tiene quecortarme las uñas.
– Estoy con las precipitaciones.
– Bueno, bueno, tampoco quiero agobiarle, tómeselocon calma.
– No, me refiero a las lluvias.
– Ah, vale. ¿Va a llover?
– En Pontevedra
– ¿Se mojarán las ostras?
– Ya están en el agua, jefe.
– No joda. ¿No son de tierra, como los champis?
– Me temo que no.
– No tema tanto y siga con eso, vuelvo esta tarde.
– ¿Adónde va, jefe?
– A pescar unas zanahorias aprovechando la bajamar
– No creo que piquen, jefe.
– Eso ya lo veremos, cenutrio. La última vez pesquéuna así.
– Exagera usted como todo buen pescador, jefe.
– Gracias, amigo.


 

Viernes, 15 de junio

 

– ¿Dónde carajo está el redactor dedeportes, Peláez?
– En su casa, jefe.
– ¿De baja?
– No, trabaja desde allí.
– ¿Y se puede saber por qué?
– Le quitó usted la silla…
– ¿Para qué?
– Para poner en ella los pies, jefe.
– Ah, es cierto. Y tan a gustito que estoy. Deme suteléfono.
– No tiene, le cortaron la línea por impago.
– ¿Y cómo contacto con él?
– Puedo darle yo el mensaje.
– ¿Qué es usted, Peláez, una paloma? ¿Le ato unpapelito al pie?
– Haga lo que quiera, jefe…
– Está bien, está bien… Dígale que no entiendo nadade lo que escribe sobre la puñetera Eurocopa…
– ¿A qué se refiere?
– ¿A qué me refiero? Mire aquí… “mucho toque en lazona ancha” ¿pero no es un rectángulo? y aquí…”tarde primaveral para lapráctica del fútbol…” ¡nos han jodido! ¿Qué tarde va a ser? Que yo sepa seráprimavera hasta que llegue el solícito.
– ¡Solsticio!
– ¡Eso dímelo afuera, cenutrio!
– ¿De qué habla?
– ¿Te pones gallito, Peláez?
– Le juro que no.
– Soy cinturón negro de Futomaki, chaval.
– Entonces me callo, jefe, entonces me callo.


 

Lunes, 18 de junio

 

– ¡Peláez, a mi despacho!
– Ya estoy aquí, jefe, remendándole los calcetines.
– Ah, ya le veo. ¿Sabe qué? He estado pensando en eso de reformar la página web
– Ya era hora, jefe.
– Lo sé, Peláez, además, creo que el verano es la mejor época
– Siempre es buen momento para evolucionar, jefe.
– ¿Evolucionar? ¿Quién coño se cree, Fleming?
– Será Darwin.
– Será lo que yo quiero que sea. En fin, que mañanaempiezan las obras en la web. Espero que no le interrumpan.
– ¿Se caerá el servidor?
– ¿Que si se caerá usted? ¿Qué cojones sé yo,Peláez?
– Me refiero a la reforma de la web, en qué va aafectarnos.
– Lo de siempre, Peláez, ya sabe cómo son lasobras. Ruidos, polvo y esas cosas. Mañana pregúnteselo al aparejador, de todosmodos.
– ¿Aparejador para una web?
– ¿Quiere que lo haga solo con peones? ¿Cree quesoy tonto, acaso?
– No, jefe, nunca lo creería.
– Ah, bueno, ¿me oye? Ah, bueno.


 

Martes, 19 de junio

 

– ¡Fuego, fuego!
– Traaaaaaanki, troooooooonko
– ¿Jefe? ¿Es usted?
– Sí, Peláez, soy yo, el que viste y calza.
– ¿Y esa humareda? ¿Está quemando algo?
– No, Peláez, me estoy fumando un puraco.
– Está prohibido fumar en el trabajo, jefe. Y además, me está atufando.
– Esta es mi casa, Peláez, en los últimos 30 años he pasado más tiempo aquí queen mi sofá. Mi mujer cree que soy capitán de lamarina.
– En eso tiene razón.
– Chup, chup, chup
–¿Por qué chupa tanto, jefe? ¿Por qué ese cohíbasenorme?
– Porque todo se va al carajo, Peláez, y hedecidido seguir fumando como si nada.
– Como la orquesta del Titanic
– ¿Titanic? No me hable de croatas, Peláez, queayer me los pusieron de corbata
– Olvide la comparación, jefe.
– Olvidadada, piltrafilla. Chup chup chup
– Se le ve feliz
– El humo no le deja ver la realidad, Pelaéz, estoytriste y solo
– Como Fonseca
– Gran jugador el uruguayo.


 

Miércoles, 20 de junio

 

– Tenemos que cambiar la orientacióndel periódico, Peláez.
– ¿Más economía?
– No, que me deprimo.
– ¿Deportes?
– Muy cansado.
– ¿Cultura?
– Ni loco.
– ¿Corazón?
– En realidad, no me refiero a ese tipo de cambio,Peláez…
– ¿En qué piensa, jefe?
– En orientar mi mesa hacia el sur, para que me déel solecito. ¿Qué opina?
– Reflejará la luz en la pantalla.
– ¿Me está diciendo que pantalla y sol sonincompatibles?
– Exactamente.
– Está bien, quitaré el ordenador entonces.
– ¿Y dónde va a escribir, jefe?
– Compraré un Bic naranja que escribe fino.
– Buena idea, jefe. ¿Algo más?
– El cordón de mi zapato, ¿ve? Está suelto, átelo,por favor. Doble nudo. Y después, esfúmese.

Los cables de las conversaciones que mantiene Peláez con su jefe (#Pelaezleaks) en la redacción de un periódico de provincias los puedes encontrar a diario en la página oficial en Facebook de 360gradospress

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