Rock en el túnel

La sala Nueve Norte de Madrid acogió el pasado 10 de noviembre de 2015 la presentación de “El túnel” (Pez de Plata), última novela de David Barreiro, colaborador de 360 Grados Press y autor de “Peláez. Historias de un periodista de provincias” (360 Grados Libros). En el acto, el escritor gijonés conversó con el ovetense Ignacio del Valle, uno de los escritores de mayor relevancia en el panorama literario nacional, acerca de esta novela, un recorrido sentimental por Asturias con el rock como música de fondo, y de otros muchos temas como la juventud, la noche, la memoria o la literatura. Estuvimos allí.

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I.V: Yo conozco bien la noche infinita, las madrugadas en el Varsovia, la última copa en el muro, y todos esas criaturas de la noche. Cuándo te diste cuenta de que tenías que abandonar la noche, siempre hay un momento, miras alrededor y dices: ya no pinto nada. 

D.B: No he tenido aún la sensación de no pintar nada en la noche. Disfruto de la noche cuando salgo y me gusta volver a casa por la mañana, si es posible desayunado. Obviamente, con el tiempo te haces más selectivo por obligaciones familiares o profesionales y porque las resacas no duran horas, sino días. También es cierto que a medida que he ido cumpliendo años he ido mirando menos alrededor por la noche, me centro en la gente con la que estoy ese día y en poner un pie delante del otro porque a la segunda copa estoy como una cuba.

 

 

Sinceramente, David es un personaje que sigue tocando sus canciones en el mismo lugar desde hace años, es un perdedor, no supo coger el tren, pero a mí no produce pena, es difícil tenerle compasión, porque ganar exige huevos y mucho trabajo. Lo inmoral es no trabajar, no arriesgarte por tus sueños. Él no se arriesgó en su momento, y se empeña en su fracaso, no es una figura que me guste. ¿tú cómo lo ves? 

Yo no lo veo así. ¿El trabajado dignifica? ¿El trabajo nos hace libres? No lo sé. En cualquier caso, David trabaja. No olvides que su vocación es la música, pero trabaja de pintor de brocha gorda para ganarse la vida. Otra cosa es que no haya tenido valor, fuerza o redaños para arriesgarlo todo por su vocación. ¿Es eso inmoral? Para mí no, entiendo a la gente que simplemente no puede hacerlo. Además, él es consciente de su fracaso y tira de ironía para contarlo, se sabe impotente y lo asume.

 

 

En Madmen decían que los americanos no tenemos esperanza, tenemos expectativas, que es muy diferente. David parece empeñado en que venga alguien a rescatarle en vez de ponerse a la tarea de rescatarse a sí mismo, su hermana Alí, su amigo Fosco, el dueño del bar Bloom, su otro amigo Chechu, su antigua novia Rebeca -esa es flagrante-… ¿Se merece la buena gente que tiene alrededor?

Creo que los amigos no se merecen o se dejan de merecer, se tienen o no. Y él los tiene, ¿por qué? Quizás porque son conscientes de que él sólo no es capaz de salir de su agujero y cada uno tira un poco de él. Por otro lado, él no se porta mal con ellos, si acaso consigo mismo, pero lo único que quiere es compartir su vida con Chechu, Fosco… quiere que nada cambie, tiene temor a lo nuevo, a lo desconocido. ¿No has conocido a nadie así? Yo a mucha gente. Éste que está sentado aquí frente a ti, sin ir más lejos.

 

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Cuál es la banda sonora de esta novela, a mí me gustó mucho Black Angels. White stripes, Ramones, Kinks… Hablanos del Xixon Sound, Igor Paskual, Australian Blonde, Dr Explosión, Manta Ray…

La banda sonora se centra en el rock y el rock & roll más clásico, los que has citado junto a Neil Young, Johnny Cash, Chuck Berry… de quienes él toca versiones en el Bloom. Después, como dices, hay una referencia clara al grunge gijonés de los noventa, lo que se hizo llamar el Xixón Sound, y que tuvo tanto de realidad musical como de burbuja, en la que se metieron en el mismo saco a bandas muy diferentes entre sí. Me interesaba contar cómo David se mantuvo firme en su apuesta por el rock frente a las modas, más por obstinación y cobardía, por miedo a arriesgar, que por falta de fe en esa nueva ola que crecía ante sus ojos.

 

Para el asturiano, lo más parecido al Santo Grial es un tuperware con comida de su madre, David va a buscar las croquetas de Cabrales de su madre, como dios manda. ¿Las madres lo saben todo, como se dice en la novela?

Obviamente, no. De hecho, David lo dice irónicamente. El caso es que, lo sepan todo o no, un hijo siempre tiene en cuenta la palabra de su madre, a quien no puede engañar si se encuentra mal o está perdido, como es el caso del protagonista de la novela.

 

¿Un hombre que no sabe cambiar, adaptarse, es un hombre acabado?

No lo creo. Cambiar es muy difícil, casi nadie sabe cambiar. Quizás piensas en un hombre paralizado ante la vida como puede ser el caso de David, pero en el extremo contrario, hay quienes tienen como único objetivo ir siempre más allá, no detenerse ante nada ni nadie. Lograr sus objetivos cueste lo que cueste. No están dispuestos a cambiar y no por ello están acabados.

 

El Savoy es un oasis, una isla… Diario Roma, Varsovia, ¿qué lugar tienen en tu particular santoral? 

Son muchos, pero en general recuerdo los veranos en la plaza de Cimadevilla.

 

De vez en cuando hay que darle de comer a los tópicos, ¿cuáles son los que prefieres sobre Asturias? 

Esa certeza que todos los asturianos tenemos, vivamos allí o no, de que no hay otro lugar igual en el mundo. Es ridículo pensar así… pero, es que es verdad.

 

Jóvenes pero sobradamente preparados, Ninis, millenials… ¿cómo ves ahora a la franja de juventud que toma el relevo en la noche?, ¿podemos hablar de otra generación perdida?

Creo que quienes están perdidos son los que se empeñan en etiquetar a los jóvenes bajo una misma “marca”, muchas veces con un criterio muy alejado de la sociología y más bien cercano al mercado. Como siempre, entre los chicos que tienen ahora dieciocho o veinte años habrá un grupo muy numeroso que trabajarán para ganarse la vida y a unos les irá mejor y a otros peor. Siempre habrá alguno que se quede en el camino, pero en general tienen, por las circunstancias que hemos vivido estos últimos años, una mayor conciencia social y política que mi generación y creo que eso es lo verdaderamente importante.

 

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¿Saber retirarse a tiempo es el gran arte?

Nadie sabe retirarse a tiempo. Quien se retira en la cúspide quizás nos esté privando de momentos gloriosos y quien se pasa un poco de rosca simplemente demuestra que es humano.

 

Pintar paredes en Somió, que es como los Hamptons en Long Island. Ese contraste entre su vida y el dinero que ve ahonda aún más el fracaso… 

Es cierto. Aunque no creo que David esté obsesionado con el dinero. Quizás le molesta cierta opulencia, como a todos.

 

Tú dices que el lenguaje no es capaz de dar caza a realidad, ¿me lo puedes explicar? 

Hablo de memoria, pero creo que hace referencia a  un momento muy concreto de la novela en que David está escuchando música y habla de que escucha “un disco” cuando ya no se trata de ese soporte físico, sino de canciones descargadas en el ordenador. Obviamente, creo que el lenguaje es la única manera de comprender la realidad, tanto el oral como el escrito o el no verbal,.

 

En las memorias del subsuelo Dostoievski dice una frase: no hay nada que destruya tanto a un hombre que obligarle a hacer una labor inútil. Hay que marcharse siempre a Madrid o cabe esperanza en Asturias. 

Cabe esperanza en cualquier parte. Madrid no es más que un territorio mítico como otro cualquiera. Necesitamos en ocasiones de ese El Dorado para justificar que nuestra vida no sea mejor de lo que es , pero que sí podría serlo en otra parte. Conozco a escritores, músicos y artistas que viven y trabajan en Asturias y sus carreras no tienen nada que envidiar a las de muchos de los que estamos en Madrid. La misma editorial que ha publicado la novela, Pez de Plata, tiene su sede en Oviedo, y por catálogo de autores (con mi excepción), calidad de los libros y cuidado en cada detalle no tiene nada que envidiar a editoriales independientes de Madrid o Barcelona.

 

Tu definición de suerte: la suerte es contacto, apretones de manos, bajada de pantalones, lametones de culo, sonrisas fingidas y muchas mentiras. También añadiría capacidad para soportar la incertidumbre, ganas de arriesgar, y el albur, el azar, la pura suerte…

Totalmente de acuerdo. Me gusta mucho esa idea que mencionas: la capacidad de soportar la incertidumbre. Brillante. Sólo un matiz: no es mi definición de suerte, es la definición de suerte de David, que no olvidemos que es un frustrado y que mediante estas frases trata de justificar su fracaso.

 

¿Un símbolo del fin de los tiempos son los productos de marca blanca de Hacendado?

Absolutamente. Excepto en el caso del queso fresco, claro, que es espectacular.

 

En un lugar como Asturias, donde lo normal por la noche y sobre todo a cierta edades es darse de hostias en los bares -forma parte de la educación sentimental-, uno no es asturiano si no ha tenido un pollo con Jorge Ilegal, ¿no?

¿Hablas por experiencia? Recuerdo haber visto para documentarme para la novela el documental Los años eléctricos, de Chus Neira, en el que se comentaban las legendarias peleas de Jorge Ilegal en los ochenta. Decidí entonces darle un pequeño papel en el libro, aunque nunca he tenido un pollo con él, ni siquiera lo conozco.

 

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La memoria recrea el pasado, no se recuerda exactamente lo que viviste, sino una versión, en muchos casos mejorada. Le sucede a David…

Exacto. La memoria es selectiva, a veces se queda con los momentos dulces y otras veces con los más amargos.  Y para David no hay medias tintas.


Te voy a decir algunas cosas y dime que te sugieren:

Fesoria: Durante muchos años no sabía cómo se llamaba a este aparejo en castellano. Azada, ¿no?

Sidra: No, una caña, por favor.

Voy a arrancate la cabeza: Te lo puede decir tu mejor amigo en broma o tu peor enemigo en serio. En el segundo de los casos, corre.

Clarín: La Regenta. No he leído nada más. ¿Debería?

Cabracho: El 99 % de los casos el pastel es de surimi con tomate.

Meléndez Valdés – Nada.

Jugadores de billar -la novela-: No la conozco.

Santa María del Naranco: Me quedo con San Julián de los Prados.


@360gradospress

David Casas

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