El fotógrafo italiano Franco Fontana reúne en el Ivam una colección de instantáneas urbanas y de paisajes que caracterizan un estilo único a partir de encuadres coloristas que traspasan la realidad objetiva de los hechos fotografiados hasta superar lo que a priori intuye el imaginario colectivo.
“Pienso que lafotografía no es el estudio de una realidad positiva, sino la búsqueda de unaverdad ideal llena de sugestión, misterio y fantasía. Fotografiar es poseer, esun acto de conocimiento y de posesión profunda”. Franco Fontana es un fotógrafoitaliano nacido en Módena en 1933 que ha convertido, como indican estaspalabras recogidas en el catálogo de la exposición que acoge el InstitutoValenciano de Arte Moderno (IVAM) hasta el próximo 6 de noviembre, lafotografía en una vía de expresión por encima del hecho que contienen lasinstantáneas.
Colorismo, expresióny encuadre geométrico al servicio de la imaginación juguetona del autor, quecontribuye a insuflar una bocanada de perspectiva al visitante mediante unjuego sugerente de contrastes entre lo que la naturaleza, la ciudad y elpaisaje ofrecen y el resultado contenido en la forma en que los capta el autora través de su cámara.
Planos completamente recargados de arquitectura superpuesta conviertendos edificios de estilo opuesto en un todo mostrenco de tonalidades extremasante los ojos de quien se encuentra por primera vez con esa calle que frecuentatantas veces a diario enfocada desde un prisma distinto, desde un encuadre tanatrevido como geométrico del que fluye la obra fotográfica colgada en lasparedes de una sala de exposiciones. Así son las series de fotografías urbanas captadaspor Franco Fontana en ciudades como Valencia, Los Ángeles, Nueva york, Chicago,Praga, Zúrich
, que consiguen uniformizar en un todo que impide distinguir enuna primera interpretación de qué ciudad se trata salvo que el visitante echeun vistazo a la referencia espacial que las identifica.
Encuadres rellenos de verticalidad geométrica obtenida de planosimposibles, luminosos, coloridos, alegres, sobrios, enteros. Pero también conviandantes utilizados como maniquíes simétricos a casas, semáforos, farolas Sombras de las sombras, luces diamantinas, reflejos de cristales de edificiosmastodónticos que muestran una realidad de la vida urbana más cercana a laciencia ficción, a la materialidad de la existencia y a la vida por encima delsentido utilitarista de las circunstancias que nos rodean. Técnica que permiteal autor situar en el mismo encuadre a Nueva York, Ibiza, Barcelona, LosÁngeles o San Francisco, como Miró de los colores paralelos en construccionesdispares de cada uno de estos puntos del planeta.
Igual actúa el fotógrafo fuera de la ciudad, en elmuestrario de instantáneas de paisajes coloristas, principalmente de laBasilicata, en Italia; del desierto de Erfud, en Marruecos, o del Mediterráneo. Series de fotografías queaumentan el color de la existencia, que fusionan el horizonte y el mar en untodo hipnótico o la arena desértica conlo que se intuye amagos de vida en un entorno tan hostil.
La muestra “La luz del paisaje” abre una globalización superpuestaa la ordinaria que le toca vivir a la sociedad actual, la de los clicsuniversales de espacios abiertos en encuadres optimistas y cargados de emoción.
Óscar Delgado