La tentación vive en las fotografías

Se dice que los mitos no solo constan de una parte ficticia, sino que también albergan una dosis de realidad. Esto mismo ocurre con Marilyn Monroe. Los fondos de la agencia Magnum Photos permiten aproximarse a las dos lecturas de esta emblemática artista.

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Un séquito de pretendientes con traje de chaquetasigue los pasos de una bella mujer. Ésta luce un ajustado vestido rosa de granlazada a la espalda, guantes largos y ostentosas joyas en cuello y muñeca. Todosse mueven al ritmo de la canción Diamondsare girl’s best friend. Efectivamente, la escena es inconfundible: se tratade Marilyn Monroe y su actuación enla película Los caballeros las prefierenrubias (1953). Un poco más adelante, la actriz aparece inmortalizadamientras se recuesta hacia delante sobre sus brazos. Ahora, ajena al glamourpropio de la meca del cine, sencillamente se encuentra descansando en plenorodaje de Vidas rebeldes (1960).


Dichas secuencias son las que dan la bienvenida a Latentación-es Marilyn, exposición fotográfica organizada por laFundación Bancaja acerca de uno de los iconos más difundidos del siglo XX. Estaprimera toma de contacto resume perfectamente la intención de la muestra: nosolo ratificar el poder seductor del personaje, sino también descubrir lafragilidad de la mujer que se esconde tras de él. Para ello, se recurre a unasucesión de imágenes de la artista tomadas tanto en sets de rodaje como en laintimidad entre 1954 y 1960, es decir, coincidiendo con el culmen de suestrellato.


Así, por ejemplo, esa misma Marilyn vestida de blancoque se detiene sobre una trampilla del metro de Nueva York en La tentación vive arriba (1955) luego sedescubre en vaqueros acostada frente a la atenta mirada de Paula Strasberg, suprofesora de interpretación, tomándose un respiro durante la grabación de The Misfits (1961). De esta forma, laconfianza propia del sex symbol se enfrenta a la inseguridad de quien precisauna supervisión continua porque no se siente valorada por su mérito profesional,sino meramente por su físico. Y en ese contrapunto parece encontrarse laauténtica Marilyn.


Una infancia atormentada, marcada por laesquizofrenia paranoide de su madre y el paso por un orfanato, parece ser lacausa de dicho conflicto. De hecho, ella misma reconoció en varias ocasionesque la inestabilidad emocional que se forjó durante aquellos años como NormaJeane, su verdadero nombre, no abandonó a la Marilyn Monroe que le sucedió. “A veces conozco la verdad de lo que estoyhaciendo. No es Marilyn Monroe la que está en la bañera, sino Norma Jeane.Estoy dándole gusto a Norma Jeane. Solía tener que bañarse en el agua quehabían utilizado siete u ocho personas. Ahora puede bañarse en agua tan limpiay transparente como el cristal. Y parece que Norma no tenga nunca suficienteagua limpia que huele a verdadera colonia“, afirmó.


Justamente, palabras como éstas, extraídas de My Story, las memorias que Marilynescribió en colaboración con el guionista Ben Hecht, acompañan en todo momentola exposición. Así, da la sensación de que es la propia actriz quien descubresu faceta más personal, ayudando a entender el trasfondo de las fotografías,ese abandono y esa desdicha que transmite su mirada en muchas de ellas. “Con el paso de los años supe que era distintade las otras niñas porque no había besos ni promesas en mi vida. A menudo mesentía sola y deseaba morir. Intentaba animarme con fantasías. Nunca llegué asoñar que alguien me quería como querían a las otras niñas. Eso era demasiadopara mi imaginación“, ilustra ella misma en otras declaraciones.


Sin embargo, en este ejercicio de introspección nopuede obviarse el mérito de quienes estuvieron al otro lado del objetivo: Eve Arnold, Bruce Davidson, ElliottEswitt, Philippe Halsman, Eric Hartmann, Bob Henriques e Inge Morath. Ellos no solo compartieron el hecho de inmortalizar a Marilyn en algúnmomento de su vida, sino también que pertenecieron a la agencia internacional Magnum Photos, la cual ha aportado elmaterial para esta muestra. Trabajos como éste han permitido consolidar lalabor documentalista de esta institución, así como la independencia en elejercicio de la fotografía, sin límites en temática, técnica o duración de losreportajes.


Con todo, el mito se alimenta yse desmonta con cada uno de los documentos que se guardan sobre él. “La virtud de una chica es mucho menosimportante en Hollywood que su peinado. Se te juzga por tu aspecto, no por loque eres. Hollywood es un lugar donde te pagan mil dólares por un beso ycincuenta centavos por tu alma. Lo sé porque rechacé la primera oferta bastantea menudo y cobré siempre los cincuenta centavos”, reflexionó Marilyn en sumomento. Quizá, esta mujer buscó lo que le faltaba en el lugar equivocado.También es posible que tuviese más talento del que creía o quisieron ver enella. Seguramente, con un pasado distinto hubiese escrito otro devenir. Encualquier caso, sus imágenes y sus palabras siempre permitirán acercarse a lapersona que realmente fue y nadie olvida.


Laexposición La tentación-es Marilyn puede visitarse en el Centro CulturalBancaja de Valencia hasta el próximo 6 de julio.

David Barreiro

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