Aunque a muchos les pueda extrañar, el hecho de pintar aporta importantes beneficios psicológicos y emocionales. Además, conecta con un mundo de colores y de matices, abriendo así la mente y la percepción a esos pequeños detalles, a las diferencias y los contrastes entre diversas tonalidades. Cada vez más personas se suman a esta actividad, aplicada también al mindfulness, por lo que desde 360 Grados Press hemos quiero profundizar en sus resultados desestresantes.
Pintar es casi tan antiguo como el ser humano. Nuestros ancestros decoraban los abrigos de piedra de las montañas con dibujos que, con el paso de los siglos, acabó transformándose en el arte de la pintura. Y hoy en día, además, se ha convertido en una actividad relajante y antidepresiva en un frenético mundo. Desarrolla la creatividad, pero también es un acto meditativo en sí: “Así solo pienso en pintar, y me relaja mucho“, comenta Manuela Cifuentes, una trabajadora social que lleva varios años llenando de colores unos cuadernos de pintura para adultos.
En los últimos años han prosperado talleres de pintura en los que la gente se reúne por horas para realizar un cuadro. No importa que se sea más o menos artista, mucha gente va para poder concentrarse durante un rato en una actividad que requiere una acción plena. Xpresarte, por la que han pasado ya 200 personas en cinco meses, es una de estas empresas y, entre otras cosas, quieren poner “un poquito de pausa y ¡respirar!”. Explican que está “demostrado científicamente que pintar es una actividad que transforma literalmente nuestro cerebro, es una terapia que relaja y libera“.
Además, tal y como señalan, la actividad se lleva a cabo en un ambiente agradable y tranquilo, “que favorece la creatividad y ayuda a relajarse. Siempre acompañamos la sesión con música, café, té o vino. También estamos gratamente sorprendidos con el buen rollo que se genera y es el pasatiempo perfecto para salir de la rutina y hacer algo diferente“. Una de las ideas por las que Xpresarte nació fue para recordar que el cerebro es una máquina increíble de creatividad y solo necesita despertarse un poco. “¡Mucho lo tenemos olvidado desde el cole!”, resaltan.
Asimismo, en Salir con arte también realizan este tipo de actividades desde hace dos años en más de 10 ciudades españolas. “Gran parte de la población practica deporte como un hábito saludable, sin pretensiones de alcanzar niveles profesionales. ¿Por qué no ocurre lo mismo con otras actividades que han demostrado ser beneficiosas para el desarrollo personal como la pintura?”, se preguntan. Por ello, pusieron en marcha estos talleres, para que gente sin experiencia y sin pretensiones, tuviera como único objetivo disfrutar y crear.
Los efectos beneficiosos de pintar mandalas
Una de las actividades relacionadas con la pintura son las llamadas mandalas. Se trata de representaciones del universo, del cosmos según el hinduismo y el budismo, que sugieren la idea de la perfección. La psicóloga Yolanda Melero, experta en Terapia Gestalt, explica que colorear estos dibujos “ayuda a conectarnos de una manera más profunda con nuestra esencia, con aspectos inconscientes de nuestra psique, a la que las religiones han sabido llegar a través de estas representaciones”.
En este sentido, la psicóloga indica que lo interesante de los mandalas es que “son muy ricos en colores y detalles. Exigen a la persona un nivel de concentración muy alto y aportan una armonía y viveza de colores extraordinaria. Digamos que el pintarlos puede resultar una terapia en la que la persona absorbe una gran riqueza de tonalidades y formas que impregnan su psique, aportándole vitalidad y paz al mismo tiempo”.
Por eso, esta riqueza de matices y detalles favorece que la persona que está inmersa en esta práctica desarrolle la paciencia, la concentración y la actitud minuciosa. Unos aspectos que aportan gran valor en un mundo estresante, donde priman las prisas y el “lo quiero para ayer”. Además, según Melero, pintar mandalas “puede ofrecer un objetivo con para motivarse, con el que desear llegar a casa y disfrutar. Una combinación única de placer, constancia, espiritualidad y concentración”.
David Casas