“La comedia humaniza las historias por muy duras que sean”

Actor de raza, de vocación, de esos que se atreve con la comedia, el drama o la tensión de las producciones de acción, ya sea en cine o en televisión, pero que siente una invariable atracción hacia el teatro. Así es Joaquín Climent.

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Existen actores con los que muchos hemos crecido a lo largo de nuestra vida. Sus caras y sus portes físicos nos han acompañado cada semana en nuestra serie favorita, uno de sus papeles interpretados nos ha llamado la actuación en la sala de cine o, de repente, sus reconocibles voces nos han obligado a prestar atención a la historia que narraban sobre las tablas del teatro.

 

Es el caso de Joaquín Climent (@joaquin_climent), un actor valenciano que tal vez no os suene tanto por el nombre, pero sí que seguro que recordáis de series como El comisario y Física o Química o por películas como Los lunes al sol, de Fernando León de Aranoa, o Balada triste de trompeta, de Álex de la Iglesia.

 

Actualmente interpreta a un hombre casado, normal y corriente, en mitad de la disyuntiva de querer a su pareja, pero a veces no aguantarla, en Ella en mi cabeza, de Gabriel Olivares.

 

¿Qué puedes desvelarnos del argumento de Ella en mi cabeza?

Interpreto a Adrián, un prototipo de hombre casado desde hace diez años, con desgaste, dificultades acumuladas y dudas con respecto a su relación. Y se le presenta una disyuntiva: la quiero, pero hay veces que no puedo vivir con ella. Todo ello visto desde una terapia a la que se somete para sacar todo lo que le pasa dentro. En la obra se trabaja en dos planos: lo que ella representa en su cabeza y lo que realmente pasa (la consulta con el terapeuta). Cualquier persona que haya o tenga una relación puede verse identificado en esta situación.

 

¿Con qué nos puede sorprender la obra?

La estructura en dos planos con la escenografía simbólica es muy interesante. Los dos espacios están separados de forma sutil y Adrián es el único que los comparte para narrar la historia (el terapeuta y la mujer no se ven mutuamente). Se juega con rapidez a la hora de cambiar de planos con tono de comedia.

 

¿Qué pasa más tiempo por ‘tu cabeza’: el teatro, el cine o la televisión?

Soy actor y he tenido la suerte de trabajar en los tres medios. Me gusta sentirme actor en los tres con sus diferentes códigos y técnicas, te sientes pleno. El teatro tiene la responsabilidad de la inmediatez y tú tienes un público al que debes convencer, lo que supone una carga fuerte de adrenalina; el cine tiene una precisión técnica enorme que tienes que asumir, y la televisión es agilidad pura y dura, dinamismo y control de la técnica. Disfruto en todas partes, aunque el teatro es donde más actor te sientes porque todo está en tu mano.

 

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Has tocado todo tipo de géneros. ¿Te sientes más cómodo en drama, en acción o en comedia?

Aunque he transitado por todos, me siente más cómodo en la comedia. Me gusta su naturalidad, incluso en aquellas partes más dramáticas en las que humaniza mucho las historias por muy duras que sean.

 

¿Cómo llegaste al mundo de la actuación?

De pequeño veía en televisión, en blanco y negro, Estudio 1 y yo ya me atrevía mucho a imitar las obras. Cuando venían las compañías a mi pueblo, a Requena, iba a conocer a los actores, pero tampoco con el pensamiento de llegar a ser como ellos. Después me fui a Valencia a estudiar Derecho y me puse en contacto con el mundo del teatro desde la universidad y con la Escuela de Actores Shakespeare de España (EASE). A partir de ahí me dediqué de lleno a la actuación y hasta hoy. Algo me llevó de forma natural a ser actor.

 

¿Ha sido fácil o complicado vivir de la actuación a lo largo de todos estos años de carrera?

Yo siempre quise vivir de esto y, aunque no ha sido fácil, lo he conseguido. Empecé en Valencia en grupos locales con los que aprendí mucho. Lo hacíamos todo nosotros y he conducido mucha furgoneta. Sobrevivir era el objetivo e, incluso, me llegué a plantear dejarlo si a los 30 no conseguía vivir de ello. La inseguridad y los momentos difíciles son algo que la profesión lleva dentro, pero he tenido suerte por tener continuidad en el trabajo. Y ha costado.

 

¿Cómo ves el panorama de la profesión en España?

Hay mucha vacación y muchas ganas y el teatro nunca morirá. Nos están dando por todos los lados y vivir del teatro es muy difícil, sobre todo, por culpa del 21% de IVA cultural, y la televisión ha venido a echarnos una mano a los actores. Hoy el porcentaje de actores parados supone el doble que el del resto de la población. Puede haber un 15% de compañeros que vivamos de la profesión. Aunque ello ha incitado a crear iniciativas creativas, que están haciendo que salgan alternativas para trabajar. En Madrid, por ejemplo, está el Teatro Kamikaze o San Pol, que surgieron de la necesidad y la precariedad.

 

¿Tienes más proyectos a la vista?

Tengo por estrenar dos películas: El bar, de Álex de la Iglesia, y Pieles, de Eduardo Casanova. He acabado de grabar una serie recientemente y empiezo a ensayar una nueva función, La cantante calva, en el Teatro Español de Madrid, que se estrena en mayo.


@casas_castro

David Casas

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