El panorama está lejos de ser alentador, pero la esperanza es lo último que se pierde y prueba de ello es que el emprendimiento en dicho ámbito no cesa. Esta semana en 360 Grados Press hemos querido conocer cómo es la experiencia de los nuevos medios y de los compañeros que se autoemplean en ellos.
La sala de la librería que acoge la presentación en Valencia se abarrota pocos minutos antes de comenzar el acto. June Fernández llega con ejemplares y merchandising a cuestas, lo dispone todo en una mesa, prepara el proyector de la sala y comienza a hablar de su proyecto. Ella y Andrea Momoitio están de ruta por todo el país echando mano de recursos propios y llevan repitiendo el mismo despliegue durante semanas para presentar en sociedad el tercer número de Pikara Magazine, el anuario en papel que surgió como “autorregalo” para sus creadoras, nacido a partir del medio digital con el mismo nombre que ellas fundaron en 2008. “Teníamos miedo de que resultase caro o no vendiésemos lo suficiente, pero nos hemos llevado una grata sorpresa porque ha sucedido justamente lo contrario: recurrimos a una campaña de crowdfunding y sacamos más dinero del esperado. El problema era que imprimir 5.000 ejemplares implicaba gastarse en la imprenta 10.000 euros y nosotras no disponíamos de ese dinero, por lo que esta fórmula se planteaba imprescindible“, explica June. De hecho, tras siete años de equilibrios, ella y su socia pueden presumir por primera vez en 2015 de tener un salario mínimo gracias a su trabajo como directora y subdirectora, respectivamente. “Los nuevos medios estamos proponiendo y experimentando con otros formatos. Ofrecemos un periodismo más honesto que el de los periódicos guiados por intereses económicos o partidistas. Esa es la parte buena, claro. La mala es que son proyectos muy precarios e inciertos: no puedes hacer lo mismo en una revista llevada por solo dos personas que por una plantilla de redactores en buenas condiciones“, reconoce.
Las dificultades de los primeros pasos
El caso de Pikara no es una excepción, ni mucho menos. Gran parte de los periodistas que deciden emprender actualmente se ven obligados a recurrir al micromecenazgo. Su intención es, evidentemente, recaudar el dinero necesario para sus iniciativas, pero también realizar un primer tanteo en clave de futuro. Las garantías, sin embargo, no existen en este sentido. En palabras de Agus Morales, coordinador de 5W, revista especializada en información internacional que acaba de ver la luz: “Entendimos el crowdfunding como una forma para sondear el mercado, para saber si el público compartía nuestra pasión, y la respuesta nos sorprendió gratamente. Conseguimos un poco más de 50.000 euros, batiendo el récord en Verkami para una iniciativa de periodismo. Pero hemos de ser realistas: hablamos de un empujón inicial que no asegura nada. La viabilidad a medio plazo depende de una publicidad moderada y de nuestros suscriptores, a quienes nos gusta llamar socios, porque queremos que tengan un papel activo en el medio“.
La economía es, por tanto, el quebradero de cabeza con el que lidian los profesionales de la información que lanzan un medio en primer lugar, pero la batalla no acaba ahí. “No solo basta con conseguir los recursos que permitan financiar tu proyecto. Es muy importante construir un buen equipo y conseguir que todas las piezas encajen. En un entorno tan corrompido, también en el ámbito de la comunicación y el periodismo, encontramos una gran dificultad en la defensa de nuestra principal convicción: la independencia“, afirma Bárbara Yuste, quien es encargada de Proyectos, Expansión y Comunidades de Bez.es, una publicación online puesta en marcha recientemente por los periodistas Braulio Calleja y Juan Zafra, que han contado con el apoyo inicial de un grupo de accionistas. A partir de aquí, el desafío es idéntico al de los ejemplos anteriormente citados: atinar con un modelo de negocio capaz de responder a las necesidades que cada una de estas apuestas presenta. El sacrificio hasta alcanzar esa situación de sostenibilidad deseada se da por supuesto. Para muestra, Ctxt, el semanario digital que aspira a recuperar la esencia de los viejos suplementos de fin de semana. “Nosotros llevamos sin cobrar desde el principio. Tenemos una remuneración intelectual, pero no económica. Estamos esperando a cerrar patrocinios y contar con más lectores que se decidan a ser nuestros mecenas. A los colaboradores, eso sí, les hemos pagado sus piezas desde el primer día. Así, hemos conseguido más de 350 firmas en un año“, declara Miguel Mora, su fundador y director, en referencia al “grupo de amigos” que en enero de 2015 “salieron al aire” con esta propuesta que, también, recurrió a la financiación colectiva.
Definirse, el otro gran quid de la cuestión
Asimismo, los entrevistados hacen hincapié en que la infraestructura a instalar en el punto de partida tiene una pata que es más intangible que el resto, pero igualmente fundamental. “Es increíble la cantidad de cosas puramente logísticas que hacen falta para armar una empresa periodística. Sin embargo, por encima de todo, lo realmente difícil es crear un producto atractivo, diferenciado, de calidad. Sabíamos que nos iba a costar y nos ha costado mucho, pero estamos razonablemente satisfechos con lo que tenemos. Esperamos que dentro de seis meses seamos mucho mejores“, argumenta Ramón González Férriz, director de Ahora Semanal, que apenas cuenta unos pocos días en los quioscos. Huir de las noticias de última hora, sin que eso signifique desconectar de la actualidad, dar un tratamiento más profundo y continuado a los acontecimientos abordados o promover una aproximación entre plumilla y lectores, la cual se traduzca en auténtica información de servicio, son algunos de los rasgos destacados por todas las voces que intervienen en estas líneas; cada cual respetando el tiempo, el estilo y la forma de su medio. “Ahora las historias se cuentan de todos los modos posibles. Es una alegría que el público pueda elegir entre tantas opciones“, manifiesta Agus. La respuesta de la que están gozando por el momento, según relatan ellos mismos, no solo les reafirma en sus particulares apuestas informativas, sino que les invita a ir más allá completándolas y perfeccionándolas sobre la marcha. “Nos han recibido por todo lo alto y esto es algo que nos obliga a mejorar cada día y a ofrecer buenas piezas“, subraya Bárbara.
Una inquietud única para la diversidad
Y el acuerdo de estos profesionales prosigue. Porque todos, sin excepción, comparten la motivación de romper con el periodismo que se vieron abocados a practicar en los llamados medios tradicionales, aquellos que conocen al dedillo tras años y años de trayectoria escrita en sus redacciones. La manera de expresarlo es tan variada como los enfoques de sus medios, pero la conclusión viene a ser común: reinventarse para sobrevivir. “Estamos en un momento muy malo, porque en las cabeceras de referencia se mezcla el periodismo con el entretenimiento. La llama de la información real la mantenemos viva los nuevos medios. Podríamos decir que, por una parte, están los transatlánticos en los que se dedican a bailar y, por otra, las pateras desde las que se intenta practicar un buen periodismo“, analiza Miguel. “El problema no es tanto del periodismo, que sigue consistiendo en contar con veracidad las cosas de importancia pública, como del modelo de negocio que hace posible eso. Ya veremos cuál es la mejor fórmula. Lo idóneo sería que cada medio optara por la suya y estas coexistieran, que de esta crisis saliera una pluralidad de formas periodísticas“, secunda Ramón. La coyuntura, por tanto, está invitando a una proliferación de soportes que no a un enfrentamiento , a una condición laboral digna e independiente para los periodistas y a una transición en los contenidos a favor del rigor. “Hay una visión optimista de todo esto y es que de aquí puede salir una oportunidad“, concluye June. En definitiva, parece que el periodismo florece, a pesar de todo.
La foto de la portada exterior corresponde a la presentación de 5W en Madrid. Su autor es Luca Piergiovanni.
Javier Montes