Fraternidad sin filtros en Instagram

Esta semana en 360 Grados Press descubrimos que los usuarios de esta red social no solo se dedican a tomar fotografías, dar ‘likes’, hacer ‘follows’ o dejar comentarios. Los llamados ‘igers’ trascienden la pantalla de su ‘smartphone’.

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El ámbito digital no resultaba en absoluto extraño para Phil González (@philgonzalez), quien venía desarrollando su trayectoria profesional en él desde hacía 15 años como director de AMC Networks International para España y para Latinoamérica. Pero entonces, allá por 2010, llegó Instagram. “Descubrí la aplicación a través de un amigo y me cambió la vida. Al principio subía tres o cuatro fotos cada día como un usuario más de los poquitos miles que la utilizábamos. Un domingo por la mañana encendí mi móvil y me di cuenta de la falta de información que había en la Red entorno a ella. Ni la empresa tenía su propio blog. Tuve la intuición de que podría llegar a ser una revolución fotográfica y social de nuestra era, un cambio parecido al de la Polaroid en su día, así que pensé en ayudar a los usuarios a dar sus primeros pasos. Empecé escribiendo en mi tiempo libre en mi bitácora llamada Instagramers.com: primero, unos breves tutoriales; luego, consejos. Y más tarde añadí entrevistas a usuarios destacados a nivel internacional“, relata él mismo.

 

Con todo, una cosa pareció llevar a la otra: esta iniciativa invitó por sí sola a poner en marcha grupos de fans locales bajo el sello de instagramers o, abreviando, igers. Madrid fue la ciudad pionera. Le siguió Barcelona. Y, así, sucesivamente por un mero boca a boca o por una suerte de contagio. “Estaba escuchando un streaming en el que intervenía Phil hablando de las comunidades que se habían formado a partir de su web. Ni corta ni perezosa me puse en contacto con él a través de Twitter y a finales de esa semana estaba formado Igers Albacete“, ilustra Puri Ruescas (@puriruescas) la gestora del proyecto en la capital de Castilla-La Mancha. “Conocimos a Phil en los carnavales de 2012 y nos unió esta aplicación adictiva. Surgió con él una amistad que aún perdura aunque estemos en lugares diferentes y después de su visita pusimos en marcha el grupo de Las Palmas de Gran Canaria“, recuerda Akram Muti (@akrammuti) quien lo lidera junto a Haridian Álamo (@harialamo).

 

¿Pero qué se llevan los llamados ‘igers’ entre manos?

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Hacer una fotografía con el móvil, pasarle un filtro, añadir un comentario con hashtags y publicarla. En líneas generales, este es el funcionamiento de Instagram, pero dichas comunidades van más allá de la dinámica elemental. “Servimos como un aglutinador de seguidores de esta red social. Tenemos en común la afición por la fotografía, pero también por compartir momentos y por buscar esa perspectiva de una misma ciudad que los demás no han descubierto. Todo ello genera, a su vez, una identidad. Para fomentar todo ello organizamos actividades como los instawalks – paseos fotográficos – o instameets – encuentros sociales en persona –“, explica José Luís Lluesma (@lluesmaster) quien actualmente es el local manager de Valencia, donde Clara Montesinos (@claramon) importó la idea en 2012, siendo el tercer grupo del mundo en nacer. En definitiva, las interacciones del plano online se extrapolan al offline a través de iniciativas como las descritas por José Luís, entre otras. Porque la oferta también ha ido diversificándose progresivamente con concursos, exposiciones o talleres que propician la aparición de sinergias entre ciudades.

 

El presente de un fenómeno global

Historias como la de Puri o Akram se han sucedido hasta el punto de que ya se cuentan unos 450 grupos de igers en más de 60 países de todo el mundo. “Hablamos de la primera comunidad real de fans en modalidad ‘open source’ de una aplicación móvil“, matiza Phil. Todos los entrevistados coinciden en que su sencillez es la clave de un éxito que puede cifrarse en 20 mil millones de fotografías almacenadas en apenas un lustro de existencia, teniendo una media de 70 millones de capturas publicadas cada día. “Consigue enganchar por lo fácil que es usarla: con dos ‘clicks’ cambia mucho lo que haces a lo que compartes. Pone a prueba tu creatividad en cada imagen“, resume la representante de Igers Albacete. [Img #22609]
A diferencia del resto de redes sociales que nacieron de una web, Instagram es la única que nació desde un teléfono inteligente como una aplicación“, añade su homólogo de Igers Las Palmas de Gran Canaria.

 

Y la evolución continúa, tanto en número como en fondo, pues la plataforma no es la misma que cuando vio la luz ni tampoco lo será dentro de poco tiempo. En palabras de Phil: “Desde hace dos o tres años observamos la llegada masiva de adolescentes coincidiendo con su lanzamiento para el sistema operativo Android. Eso cambió bastante el tipo de fotografía y las relaciones dentro de la aplicación. Curiosamente, adolescentes y adultos se cruzan muy poco, viven en distintos círculos y retratan cosas diferentes. Por otra parte, la irrupción de los famosos apoyó el fenómeno ‘selfie’, el enseñar cada vez más lo que eres y lo que tienes. Aunque se fotografía de todo en Instagram, desde actualidad hasta arte, pasando por viajes o mascotas, es verdad que, si tuviéramos que sintetizar, la aplicación es bastante representativa de la era del ‘Yo’“.

 

Un valor añadido que no se da en otros contextos

Sea como sea, el movimiento iger mantiene su vertiginoso crecimiento independiente a las tendencias de la red social en sí. La intención original de Phil con su proyecto era “romper la barrera de lo virtual y facilitar el contacto físico” y, a estas alturas, se puede afirmar rotundamente que lo ha conseguido. De hecho, los instagramers destacan al unísono este factor cuando son preguntados sobre las razones por las que participan en sus correspondientes grupos locales. “La satisfacción de unir bajo un mismo techo a mucha gente que de otra manera no se hubiera conocido y contactar con personas que comparten tu misma sensibilidad“, reconoce Akram. “Conseguimos conocernos y ver que, en realidad, lo que compartes es lo que eres“, completa Puri. Por ello, no es de extrañar que las citas organizadas desde estas comunidades tengan cada vez más asistentes fieles o que las marcas comerciales hayan fijado su atención en ellas para alcanzar una relación equilibrada con el consumidor. “Han visto un nicho para llegar a clientes potenciales y siempre ofrecen una contraprestación que sirve como un plus para los miembros de la comunidad“, explica José Luís.

 

¿Porvenir garantizado o incierto?

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Todo hace pensar que Instagram tiene una larga vida por delante y, en consecuencia, que los igers correrán la misma suerte. Por ahora, persistir en sus eventos, innovar en el planteamiento de las actividades, aumentar las colaboraciones con cualquier tipo de entidades y fomentar las buenas prácticas con la cámara del móvil en la mano se plantean sus objetivos primordiales. No obstante, siempre hay que tener los pies sobre la tierra. “El mundo de las redes sociales es impredecible. En pocos años han desaparecido algunas como Myspace.com, que contaba con más de 120 millones de usuarios en su día. Somos cada vez menos fieles a las aplicaciones y, en cuanto nos aburrimos, nos vamos a otra cosa. Además, hoy puede aparecer alguien con una idea como Snapchat y llevarse en pocos meses todos los usuarios que habías tardado años en fidelizar. Pero Instagram es muy consciente de ello y está procurando guardar su sabor original y su fórmula de éxito“, concluye Phil.


@LaBellver

Laura Bellver

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